Lo que algunos consideraron como uno de los nuevos Hype británicos de ese año, se ha demostrado a la larga ser una falacia. Foals han conseguido hacerse un hueco entre los grandes grupos de los últimos años, consiguiendo algo que muchos de sus contemporáneos como Bloc Party no consiguieron, confirmar en el segundo disco la enorme calidad de su primero.
Espacios oníricos, inspirados en elementos de la naturaleza, sirven como ejemplos la portada del disco y el video de su primer single Spanish Sahara, crean un universo cargado de simbología y espiritualidad. No en vano Philipppakis ha reconocido su interés en la Futurología. Una especie de ascética encaminada a llegar al éxtasis a través de la música, un sonido cargado de melancolía y belleza. Canciones como Black Gold, Spanish Sahara o What Remains invitan a cerrar los ojos y meditar.
Sin querer entrar en las clásicas etiquetas que han encasillado al grupo en el Dance-Punk o la New Rave, junto a bandas a punto de lanzar también su esperado segundo álbum como Klaxons o Friendly Fires, Foals suenan a The Cure (me quedé muerto al “comprobar” que era Robert Smith quien cantaba en Miami), Sigur Ros (Fugue), y Radiohead (Two Trees). En todo caso, pocos grupos han alcanzado el grado de madurez y personalidad de estos chicos en tan sólo dos álbumes. Manteniendo la coherencia con el sonido que ya les encumbrara con Antidotes, Foals ha dado una nueva vuelta de tuerca en unos tiempos tan poco creativos como los que corren.
Dejémonos llevar por el disco de principio a fin y estemos atentos a la agenda. Esperemos que a finales de año pasen por nuestro país en el marco de la extensa gira que están haciendo por todo el mundo. Muy recomendable.
PUNTUACIÓN CRAZYMINDS: 7.5/10