En la prensa alternativa, llevamos ya un tiempo hablando insistentemente de una joven que ha sido toda su vida (y sigue siendo) bailarina, que ha nacido en Inglaterra y que es mitad jamaicana, un cuarto de británica y otro de española. FKA Twigs llamó la atención de nada menos que Young Turks después de sacar su primer EP en Bandcamp (2012), y así fue como fichó por uno de los mejores sellos de Reino Unido y comenzó a hacer cosas aún más interesantes con el R&B y la sensualidad que le caracteriza. Un año después, sacó EP2, que sin duda dejó a la crítica anonadada y creó ya un ruido y una expectación a su alrededor bastante grandes. Tras el imponente single Two Weeks, llega LP1, el debut de una de esas artistas tocadas por la magia que está llamada a corromper y reinventar el panorama actual, y que hoy os comentamos.
La dulce voz de Tahliah Barnett y su inquietante figura son dos de los primeros puntos que te enganchan a su música, cuando poco a poco te posee en canciones como Water Me, que no entiendes por qué escuchas una y otra vez hasta que te das cuenta de que su oscuridad y su “rara” belleza tienen algo único que hará que no puedas separarte de su atmosférico ambiente si ella no te lo concede. Este es un disco con letras basadas en el poderío sexual y la perturbación, en el que el oyente se convierte en esclavo de la cantante (por más que ella trate de dar imagen de sumisa), envuelto en plástico y pidiendo respirar bajo los graves que lo asfixian y lo hunden en la fantasía de la Twigs. Como completo sumiso, dentro de la grabación, tienes momentos en los que disfrutas plenamente, puesto que la escuchas disfrutar a ella, puedes moverte, acomodarte dentro del espacio concedido y observar, mientras que existen otras partes en las que te somete plenamente y disfrutas inconscientemente de esa tortura que tanto nos agrada como es escuchar música negativa o disruptiva. FKA Twigs nos vuelve meros objetos de su fantasía, como en sus directos, como en su videoclip, sobre un trono dictando una serie de movimientos que los presentes obedecen con convicción, sabiéndose perdidos y aceptando el poder que ella sabe que tiene, por más delicada que se muestre, permanece imperturbable, intocable, de oro.
Preface es la advertencia escrita por Tahliah Barnett, que en realidad dura 25 segundos. En cuanto caen los bombos sobre ti, ya estás atado a su cama y no puedes escapar, con un crescendo potentísimo que hace que comiences completamente apabullado el disco. En Lights On te dicta las reglas del juego, te muestra su lado más dulce para que entiendas cómo es ella y que cuando entre en su papel todo habrá cambiado, y te explica por qué lo hará: “When I trust you we can do it with the lights on”.
En Leave or Live me, mientras muestra desconfianza en lo que le rodea, sí que afirma plena confianza en si misma, y se precipita en un final rápido y descontrolado, casi serpenteante, dejando el trip hop roto, mientras escuchamos a Massive Attack, o Burial, comandados por una mujer de 26 años que sabemos que nos va a calar sin remisión. Así deja paso calmado a Two Weeks, una de las mejores canciones de lo que va de año, con una entrada de estribillo magnífica que te hace disfrutar con ella de su grandeza, de su potencia y de su dominio, no se puede decir mucho, estás descubriendo cómo te gusta estar sometido a ella y todo lo que significa para la sexualidad en la música, plenitud. En Hours, a la Twigs se la escucha básicamente gemir, entre un ritmo hipnótico y sonidos de ciencia ficción que transforman su voz, salvo cuando le da por rapear, preservando así la sobriedad y el control sobre ti, para después volver al total descontrol.
Qué decir de Pendulum, segundo single con un instrumental impresionante, que parece guiada por una canica botando pero que explota en un estribillo que incluye incluso una guitarra, y un control total sobre el tempo con cortes repentinos que casi asustan. En Video Girl, la cosa se pone violenta, comienza guiada por unos sintetizadores graves que se salen de la escala, mientras recibes dolor y te quemas sientes cómo se forma dentro de ti un monstruo que decrece cada vez que Barnett canta con voz aguda o hace esos fantásticos coros casi de una iglesia, pero al final vuelves a estar fuera de ti porque ella lo dicta, no tienes nada que ver con quien empezó a escuchar el álbum, escuchas la canica de Water Me, la canica de Pendulum, el objeto que como fetiche estás adorando porque ella te lo ordena. Numbers es el lado oscuro pero desconfiado de sí misma, lanza una y otra vez la pregunta “Was I just a number to you” en una instrumental descompensada, que no concreta un beat ni una forma, contagiando esa histeria y esa carencia de amor propio, esas risas ajenas que nos hacen sentir mal con nosotros mismos.
En Closer se personan unas fases corales mezcladas con unos teclados que podrían ser del punk rock de los 80 y una guitarra extraña y especialmente oscura en el estribillo, todo mezclado con la repetición de ese Closer y de Isolation (¿Es un homenaje a Ian Curtis?). Give Up es ya la canción del cansancio, su dulce voz se derrumba por momentos perturbándose y volviéndose hostil en el estribillo, dejando el clímax pendiente con los sampleos que entran a partir de los dos minutos, dejándote aún con las ganas de culminar tal obra, responsabilidad total de Kicks, que empieza casi sin graves ni bombos, escondiendo las armas y sacando a la luz la dulzura del acto. Mientras la escuchas, notas algo que viene hacia ti, los primeros espasmos previos a la consumación, mientras tu cerebro se debate entre el dolor y el placer llega un estribillo a la altura de la mejor canción escrita por esta mujer, ha llegado el primer cierre de un álbum a la altura desde el de Halcyon Diggest de Deerhunter. Sólo queda agradecimiento mientras se repite la fórmula una y otra vez sobre sí misma, y unas ganas locas de repetir.
A pesar de todo lo escrito, el disco no tiene por qué ser inmediato en absoluto, su calmado pero inquietante espíritu desconcentra y desconcierta por igual, y hay que dedicarle la misma atención que a cualquier escucha de un grande. El debut de FKA Twigs es extraordinario, y es un paso adelante en el estilo, veremos hasta dónde llega, por ahora seguramente al top ten de todas las listas del año.
PUNTUACIÓN CRAZYMINDS: 9/10
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