El ritmo, eso presente en las infinitas actividades y acciones que rigen la vida de todo ser vivo. El ritmo, eso que tiene la culpa de todo lo importante: respirar, latir, follar (sic), caminar, dormir, bailar…Si el ritmo es importante, entonces Fang Island han hecho un buen disco, ya que en todas sus canciones éste está presente de una forma rápida, intensa, excitante que, usado sin control, podría alcanzar estados de euforia.
Y si una canción se estructura en ritmo y melodía, entonces Fang Island son un pequeño caos. Un original caos por el que transitan sin estridencias. Ritmos adictivos, divertidos, soleados-casi-caribeños, complementados con guitarras casi metaleras, órganos Hammond, coros y juegos vocales es la dinámica que une todas las canciones. La originalidad no va asociada a los parecidos estéticos y sonoros con Animal Collective, Vampire Weekend o Los Campesinos, pero sin duda ofrece una propuesta muy diferente en sus paisajes eléctricos.
Fang Island definen su sonido como “everyone high-fiving everyone” (algo así como: todos chocando las manos con todos, saltando, riendo con júbilo y pasándolo bien). Esa especie de “exaltación de la amistad” es la que se plasma en su disco homónimo de debut. Una fiesta que por sinergia provoca ritmo en todo aquel que la escuche, un ritmo natural. Los grupos independientes han dejado la actitud de los noventa, de mirarse los pies y han decidido acercarse a las pistas, a bailar, o a intentarlo, a pasarlo bien, o a intentarlo.
El disco de este quinteto de Brooklyn comienza con fuegos artificiales sonando y una melodía de guitarras que entra lentamente, con un órgano Hammond y un coro eclesiástico, sin que la canción llegue a romper del todo. Y no lo hace hasta que acaba. Hasta que suena la siguiente, Careful Crossers, que comienza acelerando la melodía anterior, incorporando la batería.
Daisy es, sin duda, la novia del pato Donald y también un gran hype con juegos vocales, teclados, guitarras y batería, así como tropicalismos hermanados con Animal Collective, Vampire Weekend, etc. Life Coach es otra gran canción de juegos vocales, coros eternos y un toque metalero en las guitarras.
Sideswiper comienza agitada por baterías y un panorama de guitarras, con partes de dos minutos instrumentales con un puente vocal y una voz con coros, para volver a empezar con la melodía inicial y acabar llevándola al límite. Illinois, por su parte, es otra construcción de guitarras metaleras revolucionadas y coros, con toques épicos y acelerados. Al igual que Treeton, que juega con dos voces y ritmos tribales y coros, teclados y efectos de puente. Otra fiesta.
No es hasta Davey Crokett, canción de 5:48 minutos de duración, cuando la fiesta parece pararse un poco y se pone trascendente, para llegar a un estado casi tántrico de palmas y coros. Finalmente, Welcome Wagon, en la que volvemos a sentir la influencia de Animal Collective, y la última del álbum, Dorian, con mayor presencia de los teclados y ya apagando las luces.
PUNTUACIÓN CRAZYMINDS: 8/10