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EDWYN COLLINS – LOSING SLEEP

EDWYN COLLINS - LOSING SLEEPLos buenos amigos siempre vuelven. No importa que lleven más de cinco años sin grabar, que hayan tenido que bajar a los infiernos para volver a resucitar después de una enfermedad que casi se los lleva al otro barrio. Los viejos amigos son de otra pasta, como Edwyn Collins. Con más de treinta años en la carretera, no hay nada ni nadie que lo pueda retirar de la música. Hace unas semanas su viejo grupo –Orange Juice– recuperaba todas sus grabaciones y las empaquetaba en una caja para deleite de fans y curiosos de uno de esos grupos de la Gran Bretaña de la década de los ochenta, que nunca está de más reivindicar. Hoy es el propio Edwyn el que presenta su último disco en solitario, que algunos tuvieron el placer de disfrutar en directo hace unas semanas, cuando el artista británico visitó los escenarios españoles.

Y es que Collins, a lo largo de sus veinticinco años de carrera en solitario, se ha ido labrando su propia reputación en el difícil mundo de la listas inglesas. Los británicos, gustosos de elevar a los cielos y hacer descender a los infiernos al instante siguiente, no han conseguido quitarle la ilusión a un viejo guerrero de la escena musical. Con sus altibajos, sus éxitos y sus fracasos, Collins ha conseguido poner siete discos en la calle y con este Losing Sleep vuelve a retar a la escena musical a que lo intente retirar. Pero, ya se sabe, hay gente de otra pasta.

Collins nos vuelve a reconciliar con esa Inglaterra olvidada, con esa música de pubs y pequeñas salas, con ese rock salido de las entrañas, pero que no menosprecia el cuidado de una buena canción pop. Doce canciones a la vieja usanza, que hablan de victorias y derrotas, de historias de ayer y de hoy, de una verdad que tenía que salir. Doce canciones que van desde la esperanza de In Your Eyes hasta la chulería de What Is My Role?, que juguetean con la música negra en It Dawns On Me, que se desnudan al acabar como en All My Days y Searching For The Truth.

Collins vuelve a buscar su rol en la música, el lugar del que nunca debió descender. Y poco le hace falta. Como si toda la escena británica estuviera esperando la vuelta del viejo Edwyn, ocho músicos venidos de las islas se unen a la fiesta. Desde Alex Kapranos y Nick McCarthy de Franz Ferdinand hasta Johnny Marr -viejo conocido de la escena por haber formado parte de The Smiths-, pasando por Connor Hanwick y Jonathan Pierce de The Drums o Roddy Frame. Colaboraciones de lujo para un disco que habla por sí sólo, que aleja viejos fantasmas que, un día, quisieron dejarnos sin un viejo luchador de la música. “I ain’t lying, no more tears. It’s good to be here, the best of my years. Through the good times and the bad. Never faltered, I’ve faced all my fears” canta Collins en Come Tomorrow, Come Today.

La Inglaterra de principios de los ochenta, de esa nueva ola que inundó el pop a un lado y otro del canal de la Mancha, nunca muere. Esa escena británica que tantas buenas noches nos ha dado se resiste a caer en el olvido, sigue luchando por demostrar que, nos guste o no, sin ellos no seríamos nada. Al menos, musicalmente hablando. Pero, sin caer en la pura nostalgia, en la revancha por los días perdidos, por los fracasos y las derrotas. Sabiendo que un día estás abajo y otro arriba. Así, Collins se despide de nosotros, hasta la siguiente vez que nos volvamos a cruzar, nos deja a solas mientras la armónica de Searching For The Truth nos dice “¡esto es todo amigos!”. Mientras tanto, el viejo Edwyn termina de espantar los últimos fantasmas. “And I’m trying to comprehend the force, the fear. I’m willing to accept the good that’s near”.

PUNTUACIÓN CRAZYMINDS: 7.5/10

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