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DAWES – STORIES DON’T END

En mi pueblo, y creo que en muchos otros, el año no tiene cuatro estaciones sino cinco. El ‘veranillo de de San Miguel’, esa mezcla de verano y otoño a caballo entre septiembre y octubre, tiene un lado positivo, que el buen tiempo se alarga un poco más, pero también un aspecto casi cruel: el recuerdo del verano que desde el retrovisor se despide hasta el año próximo.

Habituales de las hojas caídas y los pasajes otoñales, del rock norteamericano más melancólico con The Band y Jackson Browne como santos a venerar, los californianos Dawes parecen dejar de lado por el momento las nostalgia de sus sobresalientes dos primeros discos y presentan con Stories Don’t End un puñado de canciones más luminosas, cuidadas, directas y, por qué no decirlo, con un regusto más veraniego.

Tomemos como ejemplo el single From a Window Seat, que plantea una delirante historia sobre un viaje en avión. Azafatas que bailan una “danza antigua” y sueños con “capitanes y exploradores” aparecen en una singular letra que derrocha humor. Alto ahí.  ¿No eran Dawes un grupo reflexivo y romántico para disfrutar en los atardeceres? Pero no sólo las letras cambian. El piano juguetón y protagonista desde el comienzo parece la prueba de que en este disco no importarán sólo las guitarras. La misma senda sigue la radiante Hey Lover, que con una melodía de lo más pegadiza remite a los primeros Wilco o a aquellos The Jayhawks que debieron haberse comido el mundo en los años 90.

Sintetizando quizá demasiado, Stories Don’t End es su disco más pop, sin que ello suponga ningún demérito porque las señas de identidad de Dawes no corren peligro. La inicial Just Beneath The Surface, con sus brillantes coros, parece una versión contenida, pero igualmente estupenda, de la épica de When My Time Comes de su disco debut. El talento compositivo del vocalista y guitarrista Taylor Goldsmith parece a prueba de balas, y en Someone Will alcanza cotas verdaderamente memorables. Un delicioso punteo de guitarra nos presenta a un tímido amante, embarcado en una encantadora declaración de amor, que duda pero finalmente confiesa poniendo todas las cartas sobre la mesa: “El hombre al que buscas se parece mucho al que me gustaría ser”. No sabemos si hay final feliz, pero no importa: cojan su dinero y juéguenselo a Someone Will porque parece predestinada a ser “la canción” del próximo éxito ‘indie’ de Sundance.

El ligero cambio de rumbo de Dawes, asesorados por el productor Jacquire King, es evidente pero no supone una ruptura total. La tierna Just My Luck devuelve a los californianos a las historias íntimas en las que se sienten tan cómodos al igual que Something in Common, que se permite una subida de intensidad al final marca de la casa. El único problema de Stories Don’t End es que no hay un Fire Away, esa descarga rock tan necesaria en los conciertos, porque Most People y From The Right Angle se quedan a unos palmos de ese objetivo.

De Dawes ya sabíamos que eran un grupo curtido en directo, con noches y noches a las espaldas, y con Stories Don’t End siguen impecables, con aplauso especial para los coros y la guitarra de Goldsmith. Quizá temían atascarse en la melancolía sin contenido, en perderse como otros tantos grupos revival, y les ha salido redonda la jugada: paso adelante y sin perder ni un gramo de calidad. Siguen siendo otoñales y delicados, pero también pueden cantarle al verano y lucirse con un estribillo puramente pop. En definitiva, un disco perfecto para estos días de constipados tontos y de tiempo loco en los que todavía salimos de casa con la puñetera duda de si hace falta o no llevar abrigo.

PUNTUACIÓN CRAZYMINDS: 8/10

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