Damien Jurado era uno de los más grandes cantantes de Lo-fi. Así, sin ambages, el tío lo era. Sus canciones de chico tímido y parco en palabras recorrían radios independientes y llenaba salas de medio pelo por todo el planeta. Había pasado de las grabaciones caseras y ser un autor de culto a llamar la atención de Sub Pop y su segundo disco ya era producido por el hiperactivo Ken Stringfellow (Posies, REM, Lagwagon…). Cambió del sello de su ciudad natal a Secretly Canadian, hasta ahí todo aparentemente normal. Sin escándalos este investigador de las sensaciones sigue una carrera más o menos coherente disco a disco hasta febrero de 2012. Esa crucial fecha en la que se publica Maraqopa, que supone el primer paso hacia un nuevo registro en lo musical que le lleva a publicar tres discos cercanos a los dulces sonidos de los 60 alejándose, o más bien, envolviendo su aura de tristeza desnuda de sus anteriores trabajos en una brillante luminosidad de psicodelia orquestal. En este panorama de evolución constante y crecimiento, The Horizon Just Laughed supone el duodécimo disco en su carrera, una piedra más en su composición vertical. Su voz casi afónica nos acompaña desde hace años así que veamos qué trae bajo el brazo en esta ocasión el bueno de Damien porque creo que ha vuelto a sus orígenes en apenas 37 minutos.
La elegancia de las cuerdas de Allocate (muy Doves época Lost Souls) con una exhuberante voz en primer plano abren este nuevo álbum. Delicadeza en las líneas principales y letras íntimas cantadas desde la reflexión “the tears I inhaled to are not good for my health”. Colega, la primera, en la frente. Dedica título y una frase a Thomas Wolfe en Dear Thomas Wolfe, «You can’t go home again” siendo ese lugar Nebraska o Maine con esos coros celestiales que tan bien acompañan sus canciones y que en Percy Faith, desde una perspectiva más country aún tienen más sentido en lo que será una constante en este nuevo trabajo con múltiples referencias a poblaciones menores y a otras más conocidas. El autobús intercomarcal se detiene en el viaje.
Pude disfrutar de este gigante en directo armado tan solo con una guitarra y una doble reverb en un teatro lleno de asientos del año 1865. Aquello fue increíble y Over rainbows and Rainier se sitúa en ese contexto en el que Bruce Springsteen creó aquel Nebraska inolvidable. La palabra que corta el silencio. El silencio que todo lo llena en un registro que continúa con The Last Great Washington State. Ojo, estamos volviendo a la americana de alto copete. No quiero imaginar si este disco hubiera salido en Otoño cuál hubiera sido la respuesta. Ocres, lluvia, cielos plomizos. Estamos de nuevo frente a aquel reservado Damien Jurado que reflexiona frente a lo sucedido en los últimos años. “Away from your shoreline//Into the galaxy//Where moons are a fool//Stars climb eternity//Long after voids//And handwritten destiny”. Este tipo tiene la capacidad de ponernos los pelos como escarpias con sus letras en una canción para escuchar sentados/as a media luz, tal y como él mismo las compone.
Cindy Lee es una pequeña pieza desnuda para abrir la cara B del vinilo. Apenas nos regala unas frases, apenas nos entrega unas pocas notas. Nuestro songwritter utiliza 1973 y Marvin Kaplan como retrovisor de sus vivencias. Imágenes de baja fidelidad y heridas en las rodillas. El contador de historias nacido en Seattle no duda en presentarse cercano frente a una serie personajes que van recorriendo sus historias. Lou-Jean y Florence-Jean nos encaminan al final del disco entre desiertos, abuelas y paz. Entre los cielos inabarcables, la ausencia de planes y unas cuantas viejas cintas de video regrabadas de la televisión. Con cierto aire bossa Florence-Jean nos despierta de ese estado de duermevela que impregna su nueva colección de emociones grabadas como canciones. Cierra Random Fearless y me quedo con la frase “Don’t worry It’s a long Long way back”. Toda una declaración de intenciones, menuda enormidad.
Decir que Damien ha regresado a sus orígenes sería obviar que el sonido y la ambientación está muy pulida y ha sido gracias a lo aprendido en su trilogía anterior. Decir que se fue del punto de origen en algún momento de esa trilogía sería obviar que sus parámetros siempre han sido similares. Pero lo cierto es que ha regresado a grabar en un pequeño estudio y quizá, en los arreglos y overdubs, la producción es más escasa dando más espacio a su palabra que en algunos instantes se muestra frágil, temblorosa, emocionante y honesta. Es complicado sonar de ese modo demasiado rodeado en el entorno de un gran estudio con grandes medios con grandes egos. Bien jugado Mr. Jurado.