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CLAP YOUR HANDS SAY YEAH – ONLY RUN

Only Run se trata del cuarto disco de estudio de los americanos, y demuestra una tendencia muy dada entre los grupos de este estilo musical. Un primer disco que sorprende a todo el mundo, pero desafortunadamente, los siguientes no consiguen acercarse a su obra maestra. Ese primer disco, que tiene por nombre al propio grupo, cuenta con bastantes canciones importantes, sobre todo The Skin of My Yellow Country Teeth, que se puede escuchar al principio de El arte de pasar de todo; u otras de ese disco como Blue Turning Gray o Over and Over Again. Quizás CYHSY se diferencia de ese saco de ‘one song (album) group’ en que su disco de 2011, Hysterical, fue también bastante bueno, pero que pasó inadvertido por culpa de Some Loud Thunder’(2007), que fue un fiasco, y la diferencia de cuatro años con el mismo.

Echando la mirada atrás, la banda se conoció en la Universidad de Connecticut, tocando todas las semanas en un bar de Nueva York, y fueron cogiendo nombre en EEUU sobre todo gracias a Internet, hasta la aparición de su disco homónimo en 2005, llegando a ser el número 25 en Reino Unido y ser calificados como “Nueva mejor banda” por Pitchfork, por lo que todas las discográficas fueron como buitres a por ellos, pidiendo un segundo disco lo antes posible, que acabó en fracaso. También tuvo que ver en el hype que se creó a su alrededor el hecho de que David Bowie y David Byrne acudieran a sus conciertos, así como una colección de piropos por parte de ambos artistas.

Only Run es como Star Wars: las tres primeras son las mejores. Y es que ese trío que forman As Always, Blameless y Coming Down es de lo poco que se podría salvar de este nuevo disco. Sobre todo esta última, Coming Down, que cuenta con la colaboración de Matt Berninger, vocalista de The National. Para aquellos que añoren los 80, el disco podría llegar hasta la quinta canción, con el tema que da nombre al disco, que cuenta con varios detalles de la época de Beastie Boys, y tiene un cierto aire a Placebo. Después de todo eso, el disco cambia por completo, a una atmósfera más densa y sin poder alcanzar las primeras canciones, ni por supuesto el nivel de los discos de 2005 y 2011.

Hay dos razones primordiales para poder explicar este paso “atrás” de los americanos. Para el primero, hay que volver hasta el 2012, cuando la banda estuvo a punto de desaparecer por el abandono de tres integrantes y un mar de dudas entre fans y los que seguían en CYHSY, pero Alec Ounsworth y compañía decidieron continuar, y aquí viene la segunda de las razones. Si uno coge ese primer disco y lo compara con el último, se puede observar como los dedos del grupo dejan un poco de lado las cuerdas de las guitarras y son los teclados quienes cogen mayor protagonismo. Reciclarse o morir” no ha servido en este caso.

Cuentan con el apoyo de Dave Fridmann, el productor americano que puede fardar de tener en su CV el haber ayudado a grupos como Weezer, Mogwai, MGMT, OK Go o Tame Impala. Estas canciones, remezcladas como Dave, siguen en la línea de lo que hace el productor americano, haciendo un rock más electrónico. Pero el problema, ya sea de la banda o del mismo Dave, es que muchas canciones se quedan a mitad; no acaban de romper, como si en una película amorosa no hubiese final feliz. A muchas canciones, como es el caso de Impossible Request, les hace falta un clímax.

En resumen, Only Run cuenta con inicio prometedor pero, poco a poco, la fuerza de esas tres o cinco primeras canciones se empieza a perder, para convertirse en un disco de canciones incompletas. A favor hay que decir que mejora bastante con los dos discos anteriores, pero queda un poco lejos de su primer disco.

PUNTUACIÓN CRAZYMINDS: 5,5/10

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