Esperada era la aventura en solitario del otrora líder de la disuelta banda Girls, y es que Owens no se ha hecho mucho de rogar para presentarnos Lysandre, su primer trabajo. Concretamente un año, ya que Girls desapareció hace menos de doce meses.
¿Qué encontramos en Lysandre? Canciones de salón engalanadas con flautas y ritmos suaves y románticos, como en Here We Go o Broken Heart. Temas pseudodepresivos que ganan con las escuchas a medida que vas conociendo un poco más el interés del autor por mostrar sus sentimientos, quizá reprimidos en su anterior etapa. Es ahora donde se destapa como un verdadero romántico a la luz de las velas en una noche estrellada, sin llegar a ser cargante ni mucho menos pedante.
Aunque no todo va a ser tristeza y melancolía. También deja hueco para canciones rápidas con un toque más pop del que podíamos presumir como en New York City, saxofón mediante, en un guiño claro a la ciudad que nunca duerme. Sin duda un gran acierto de canción. Los coros, en muchos otros artistas, metidos con calzador, no es el caso que nos lleva. Acierta en ellos, y los introduce en su justa medida para hacer de algunos cortes como en Love Is In The Ear Of The Listener, medio tiempo cuidado y con trabajo de compositor detrás. No se trata de un trabajo lento o aburrido, es una composición de cantautor, pausado y trabajado. y que no requiere de muchas escuchas para comprenderlo.
Lo que nos lleva a confirmar este viaje de poco más de media hora es que Owens quizá era la parte talentosa de Girls, y que su pop folk no queda en entredicho, ya que el trabajo va ganando enteros a medida que avanzan las canciones, como Riviera Rock, punto álgido del largo a pesar de ser mayormente instrumental. Por momentos el álbum recuerda a esos exquisitos trabajos de cantautor de los setenta y ochenta. Se sobra para mostrar talento en sus composiciones.
Es paradójico que haya tenido que confirmarse como músico, siendo solista, pero viene a ocurrir como en muchas ocasiones, donde para demostrarlo hay que hacerlo. En la canción que lleva por nombre el título del álbum, quizá quede resumido lo que ha pretendido Owens, guitarra, batería, ritmos suaves, letras melancólicas y alegría controlada. Siempre ha creído necesario ese halo de tristeza tan bien llevado, en este caso en un puñado de canciones que no desmerecen. Ha acertado, aunque es una lástima que para muchos pueda pasar desapercibido.
PUNTUACIÓN CRAZYMINDS: 7/10