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CHAIRLIFT – MOTH

Este enero, el dúo estadounidense Chairlift ha sacado su tercer álbum de estudio. Moth supone el cierre de la trilogía de synth pop «delicado» y accesible, para la que ha habido que esperar otros cuatro años, como ya sucediera entre Does You Inspire You y Something. El tierno sonido que caracterizó el melancólico debut de Caroline Polachek y Patrick Wimberly, y que continuaron con mayores variaciones en su disco de 2012, parece haber perdido mucha fuerza y sentido en este nuevo largo, en el que se han lanzado a un mar pop con afluentes de lo más variados.
A pesar de que los singles hacían presagiar un desconcierto mucho mayor, la línea general de Moth, aunque bastante diferente a lo esperado, no resulta una salida de tono exagerada, con una producción mucho más trabajada y pulida que en sus predecesores. Elementos funk o jazz se mezclan con los sintetizadores y la voz de Polachek, más suelta que nunca; rodeada de una serie de explosivos pop que van reventando de forma más o menos acertada ante el oyente. Si bien los singles fueron extraordinariamente raros, también son prácticamente los mayores hits que se pueden encontrar en el álbum, que va recogiendo y reciclando elementos desde de la última Grimes hasta de aquella Kimbra que se las prometía muy felices en 2010 tras pegar el pelotazo con Gotye.
En la sección escrita la verdad es que no cabe destacar gran cosa, nostalgia amorosa llevada de alguna forma al animoso pop que Chairlift plantean en este nuevo álbum. Aún teniendo alguna cosa referenciable para cierta ocasión, por lo general resulta incómodo pararse a hablar de las letras, que rozan el teenage y una dinámica juvenil después de ocho años de desde su debut (once juntos). Con todo, la adaptación a cada melodía e instrumental resulta orgánica y uno pierde rápidamente la atención respecto al tema, dejándose llevar por la propia música. Junto a los dos singles (sobre todo Romeo) la madera de hit, al menos al modo Chairlift, la podemos encontrar en Polymorphing y Moth to the Flame. En el primer caso gracias a lo agradable de la melodía, junto con la impresiva añadidura de elementos y el excelente sonido, que nos hacen levantar nuestras esperanzas hacia lo que va a ser Moth. En el segundo, otro tema que juega con lo más comercial del pop y la raíz indie-alternativa que caracteriza a la banda, sin terminar de decantarse por ninguno de los dos extremos, en un punto medio bastante satisfactorio, pero insuficiente si nuestros oídos quieren idean concisas.
Esto mismo es lo que le sucede a gran parte del álbum de Chairlift, que después de 3 intentos parecen más perdidos que nunca. Si se mira desde el punto de vista del tiempo transcurrido, podría ser comprensible esta confusión, pero también lo opuesto. Al igual que Grimes no acertó del todo (al menos desde mi punto de vista) pero creó con su Art Angels una obra repleta de intencionalidad, el dúo de Colorado parece no tener claro ni para quién quiere funcionar, aunque a priori debería ser para ellos mismos, que parecen no aclararse. Mientras siguen soltando momentos repletos de belleza y cada vez más dinámicos a nivel comercial, pero no estamos seguros de que esto les vaya a funcionar para alcanzar muchas metas.
 
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