Evocación: sirenas envueltas en papel celofán, debajo del agua. Deslizándose agitadas y precisas sobre el fondo del mar dibujando con sus cuerpos maniobras acuáticas de difícil factura y caleidoscópico resultado. Evocación en película súper 8, con amarillos quemados. Sol en la cara y arena en los pies. Fin de la evocación.
Esto es Swim, tercer trabajo de Caribou. Y es sólo una de las posibles evocaciones o traslaciones espacio-temporales que provocan la escucha de este gran disco del grupo Caribou. Grupo del matemático canadiense Daniel Snaith. Un matemático haciendo música emocional, bailable y sensitiva. Pi tiene ritmo y nadie nos lo dijo.
Electrónica lo-fi con estructura de canción pop, letras cantadas, estribillos, arreglados con un universo electrónico envuelto en miles de capas de cebolla, con percusiones tropicales, muchas y diversas campanas, juegos vocales, etc. El mejor disco de música electrónica del año.
Pero dejemos las traslaciones y empecemos por los antecentes. Caribou es una banda canadiense liderada por Daniel Snaith, matemático de la Universidad de Toronto (con un doctorado en Matemáticas del Imperial College London en La Gran Bretaña) y conformada por Ryan Smith, Brad Weber y John Schmersal.
Vayamos más allá, más allá del principio, al germen de todo, al Big Bang de Caribou, que en este caso se llamaría Manitoba. Nombre con el que publicó Start Breaking My Heart pero que, tras un pleito con Richard «Handsome Dick» Manitoba, se vio obligado a cambiar, por lo que nació Caribou.
El nombre del tercer disco de Caribou, Swim, se debe a la afición a la natación de su creador y por la definición que Snaith hace del mismo: «(…) música de baile líquida por la manera en que fluye hacia adelante y hacia atrás (…)».
En esta producción cabe destacar la participación como productor de David Wrench’s Drumapella, y sobre todo la de Jeremy Greenspan (Junior Boys).
El doctor Snaith, a pesar de realizar música electrónica, es multiinstrumentista y se le puede ver en directo con la batería, la guitarra, el bajo o el sintetizador. Snaith es también el protagonista vocal de todas las canciones y su voz es parte principal de todas las canciones. Cabe mencionar el directo del grupo, por lo que se recomienda su consumo preferente.
Caribou destaca tanto por su eclecticismo como por sus melodías, tanto en sus dos primeros discos como en este último. Si su anterior disco, Andorra, se centra en la psicodelia de los 50 y 60, con Swim el doctor Snaith busca un sonido propio. Se recomienda el uso de auriculares para una correcta apreciación del largo Swim. Largo y swim no es una broma.
Analicemos pues las canciones. El disco comienza con cinco minutos y quince segundos de una gran Odessa. Sun, siguiente canción, puede calificarse como primer sencillo con 5:45, varias percusiones y capas para un sonido tropical, incluso algún mono, muy bailable. Si las dos primeras canciones tienen una melodía líquida, Kaili parece ser más aire, juegos de voces, teclados y percusión de palos.
Con Found Out, el señor Snaith cambia el tercio y se adentra en aguas más profundas y oscuras, con varios cambios de ritmo. Bowls es una brutal canción hecha principalmente con campanas, campanillas y campaneos. Brillante. Leave House y Hannibal son las más tranquilas, siendo Lalibela y Jamelia las más experimentales.
Swim te conduce desde una indietrónica festiva a otra más intimista y experimental, con mil y una aristas y elementos decorativos que encontramos buceando en el disco.
Ah, señalar el disco de remixes que ha salido sobre Swim que cuenta con la colaboración de Junior Boys, Fuck Buttons, James Holden y Gold Panda entre otros.
PUNTUACIÓN CRAZYMINDS: 9/10.