Hace apenas un par de meses pudimos escuchar en la red The High Road, la primera colaboración entre Brian Burton, más conocido como Danger Mouse, y James Mercer. El ubicuo DJ y productor y el cantante de The Shins se conocieron en un festival en Dinamarca hace unos años, y como ha pasado tantas otras veces en la historia de la música, después de unas cuantas cervezas y de hablar de sus grupos favoritos descubrieron que estaban destinados a trabajar juntos. Tardaron un tiempo, pero al final sus caminos se encontraron y en secreto empezaron a trabajar en unas canciones que ellos mismos definían como melódicas y experimentales.
Las expectativas creadas eran muchas. ¿Qué saldría de la colaboración entre uno de los productores de moda y el geniecillo indie de los Shins? La respuesta está en Broken Bells, su homónimo primer disco, diez canciones que discurren entre la electrónica, el pop de cámara y la psicodelia y en las que, y sin menospreciar a las melodías, que las hay y bastante buenas a lo largo del disco, los arreglos y la producción cuidada hasta el mínimo detalle son los auténticos reyes de la fiesta.
Y es que la mano de Danger Mouse se nota, y el regusto a Gorillaz o Gnarls Barkley que desprenden algunos temas, en especial Trap Doors y, sobre todo, The Ghost Inside es más que evidente. En otras, parecemos escuchar a unos Shins pasados por la batidora electrónica y del DJ, como en The Mall and Misery o The High Road. Sailing to Nowhere y Citizen nos muestran el lado más clásico del dueto, la primera con su órgano sixtiesy su magnífica orquestación final, y la segunda con su preciosa melodía, en lo que es uno de los mejores cortes del disco. Pero si de algo pueden presumir las canciones de Broken Bells es de sus arreglos, preciosistas y efectivos, como los vientos a lo Morricone de Mongrel Heart (para el que aquí suscribe el mejor momento del disco), el piano juguetón de October o la guitarra slide al inicio de The Mall and Misery.
Broken Bells se han despachado con un trabajo que cumple las expectativas, aunque sólo en parte. Quizás algunos esperasen un poco más de riesgo y de esa prometida experimentación, en lugar de la aparente sencillez y clasicismo pop que destilan la mayoría de los temas de su debut. Veremos qué nos depara el dúo en el futuro, de momento sólo queda disfrutar de un disco que crece a cada escucha pero al que quizá le falte ese “no se qué”, llamenlo calidez, que haría de él ese gran disco que por momentos se intuye pero que no acaba siendo del todo.
PUNTUACIÓN CRAZYMINDS: 7/10
BROKEN BELLS – BROKEN BELLS
