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BLOOD ORANGE – NEGRO SWAN

Son sordos los oídos que no han prestado atención desde el ya olvidado 24 de agosto al nuevo disco que Devonté Hynes, o más bien, el artista bajo el heterónimo Blood Orange, dispuso a los oyentes una vez más, a nombre de la discográfica Domino Records. 16 nuevas canciones que el de Essex comenzó a trabajar tras publicar su tercer disco de estudio Freetown Sound (2016), viajando por Europa, Asia y Estados Unidos, empleando en la grabación los medios disponibles en cada estudio que visitaba, sacando de cada instrumento que encontraba un sentido que se adaptara a la composición. Dos años después apareció Negro Swan, que prendió su paso impetuoso mientras los últimos grillos estivos entonaban ya una elegía al verano que palidecía por la llegada del otoño. Y es que estos grillos y Dev comparten algo en común con este álbum: la experiencia de la desgracia. Pero seamos más concretos, puesto que el espacio dónde el artista pretende dirigirnos oscila entre el respeto a cualquier sujeto, así como la comprensión del desprecio, a partir de una composición catártica basada en su, desde luego que no, envidiable infancia, y en su rareza (querness). Todo esto orquestado todo ello por ritmos R&B, errantes y minimalistas saxofones, voces y coros muy trabajados, un teclado que parece ser uno de los principales elementos de composición, teñido con pop, sintetizadores, y acompañado, e inspirado, por compañeros del mundo cultural de los que aprende y sobre todo admira.

Un álbum que muestra como el artista en cada nuevo arranque compositivo ha aprendido y comprendido algonuevo, y que le aleja por ello de aquél que fue su primer álbum debut como Blood Orange, Coastal Groves (2011),en el que ya existían larvarios elementos formales, que se han ido desarrollando a lo largo de su carrera musical, y que en Negro Swan alcanza una aproximación estilística mucho mayor a la música negra. Un recorrido de su experiencia negra, de su rareza, de su singularidad, desde lo negro y hacia lo negro, aunque el álbum no tiene un sentido cerrado sino que se deja comprender desde cualquier ángulo tal y como afirma Dev: “I think whatever people think (sobre el álbum) is correct”. Negro Swan ha sido una de las grandes sorpresas de este 2018, perfecto para oídos que busquen un sonido alternativo, con un mensaje enaltecedor y prístino, en el que cabe cualquiera que busque el reconocimiento que jamás tuvo. Así que agudicen los oídos o pongan sus sonotones on point y dejad que suba la autoestima como la espuma. 

El álbum se abre con el tema Orlando que te desliza por una madriguera de sonidos funk/soul armonizados de una forma muy suave y en el que se encuentran una de las frases más desgarradoras de todo el álbum “first kiss was the wall”. Mantra que estructura la canción por el que, tomando el sobrevalorado hecho del primer beso, sintetiza la experiencia de las agresiones que recibió y satiriza que su primer acto de amor fue en realidad un acto de odio perpetrado en él. Todo ello conduce al final de la canción en el que la activista Janet Mock pronuncia un par de frases a modo de reflexión, un recurso empleado a lo largo del álbum en canciones como family, Hope o Jewelry. Saint una canción compuesta de un ritmo R&B y en el que se unen las voces de BEA1991, Adam Brainbridge, Ava Raiin y Aaron Maine junto con Devonte para corear mensajes de aprecio (“your skin is a flag that shines for us all”) bastante potentes y con una carga emocional y de autoestima que difumina los márgenes de las diferencias sociales que hay entre los individuos para reivindicar por encima de todo la subjetividad y la singularidad. Todo esto da paso a Take Your time una canción intimista, algo así como una canción de “cama” experimental y muy asequible en la que, afirma Devon, toma como inspiración a Robert Wyatt para utilizar sonidos de teclado simples pero evocadores. El disco sigue girando y llegamos a Hope una canción de R&B cantada por Tein Shi y que rompe con un discurso final del rapero Diddy muy sincero siguiendo la línea narrativa dela desgracia y del fénix que renace, de aquél cuya situación es la de sentir que está constantemente remontando, en vez de escalando, por la posición que le ha tocado, por la realidad a la que ha sido arrojado y de la cual el amor es redentor, porque: “why would we want to do the least?”. Esta es la pregunta que plantea Janet Mock, la voz de la conciencia en este álbum, en el segundo single llamado jewelry, que Blood Orange ofreció al público y que puede ser uno delos temas más interesantes del álbum por los cambios de ritmo propiciados a partir del juego que hay entre teclado, saxofón y guitarra, así como la atmósfera de jazz/hip-hop en la que está inscrita.

Lejos de esta línea otro de los temas que merece ser comentados es Charcoal Baby, de donde además sale el título del álbum a partir de la frase “no one wants to be the negro swan”. Estos cuatro minutos de escucha suponen una bendición para la música contemporánea, la mezcla de unos rifeos desentonados de guitarra, que Fender hizo de forma exclusiva a Devonté, tirando hacia un sonido psicodélico y unos arreglos que pasan del sintetizador a sonidos tribales y volviendo al piano. Todo muy comprimido, pero en perfecta armonía, que crea un ambiente atractivo y de júbilo, constituyendo una canción que sería una lástima no escuchar nunca a pesar de no prestar atención al álbum. Llegados ya al ecuador del disco harían falta unas pocas consideraciones más como es la colab en Chewing Gum de ASAP Rocky y Project Pat, donde además Devonté usa un sample de un tema de los 90 llamado lookin’ for da chewin de Kingpin Skinny Pimp, y que da como resultadouna canción satírica y divertida. Del hip hop se da un salto en Dagenham Dream a una especie de pop onírico propio de Cocteau Twins, y que tiene como resultado esta canción que parece una persecución policial en la que el perseguido va puestísimo y no se entera de una mierda, no porque vaya hasta el culo sino porque tiene la radio muy alta, incluso diría que es una canción propensa a salir en el próximo GTA. En esta misma órbita iría Out of your league con un estribillo pegadizo que realmente te puede hacer pensar que el álbum no sigue ninguna trayectoria con sentido, que resulta muy ecléctico, y efectivamente es así.

Así es este álbum, en la primera escucha lo que parece un negro haciendo cosas de negros se convierte realmente en un ejercicio de trascendencia musical y pastiche, así como referencias a los grandes de la música (Marvin Gaye, Charles Mingus, Cocteau Twins,…), y por supuesto sus contemporáneos de los que constantemente aprende y respecto a los que muestra una gran humildad. Pero esto no es algo que vaya ala contra del álbum, todo lo contrario, así es Devonté y por tanto Blood Orange, un artista que pone a su disposición toda una realidad, ya no solo la negra, puesto que él mismo reconoce la influencia de artistas tan lejanos como los franceses Air e incluso de música clásica. En este artista confluye una gran sensibilidad artística con un estudio profundo de la cultura musical, así que desde aquí no podemos nada más que esperar su próximo trabajo, lleve el tiempo que lleve.

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