BELLY – DOVE

Belly es la banda tras la que se esconde toda una ex -Throwing Muses y Breeders, Tanya Donelly. Fundada en 1991 su sonido siempre se caracterizó por la capacidad para crear melodías redondas de Tanya que, aunque encajaba a la perfección con el sonido imperante en las radios universitarias, ella lo llevaba al power pop y a ambientes más brillantes con su reconocible voz que influyó a bandas como scheer o fromheadtotoe por ejemplo. Fan declarada de Marc Ribot y los Beatles y heredera de Stevie Nicks, tanto Throwing Muses como Breeders eran bandas con un fuerte liderazgo con lo que, ante su talento, era normal que ella misma buscara un lienzo con el que expresarse tanto en lo personal como en lo artístico.

La banda publicó dos discos con una buena acogida, Star en 1993 y King posteriormente en 1995, pero fuese por la inestabilidad de la banda o de los convulsos tiempos del indie (que se volvía mainstream sin llegar a serlo realmente en lo económico), Belly se disolvió. En 2016 Tanya se reúne con los hermanos Gorman y con Gail Greenwood de nuevo. Es decir, lo que vendría a ser la formación que hizo la gira de Star y compuso King.

Los primeros compases de Mine ya nos enganchan con el sonido de siempre del cuarteto. El disco abre con un saludo reconocible y unos coros que ya parecen atemporales. Siguen estando esas líneas de bajo encaminando al resto de la banda y las guitarras acústicas acompañando a las cuerdas electrificadas. Si hubiera un canon Belly, sería en estos términos con sus subidas y bajadas. La celestial voz de Tanya sigue ahí aunque en este disco se ha trabajado desde ambientaciones más naturales y la batería acompaña las dinámicas y cambios de intensidad entre estrofas y estribillos manteniendo la consistencia del tema. Eso sí, la producción pulida contrasta con aquellos destartalados noventa de medios precarios e intencionalidades de baja frecuencia. Shiny One y Human Child son los temas más largos del disco superando ambos los cinco minutos. Estamos frente a canciones más trabajadas en general, con arreglos orquestales y aire Big Star al que no le faltan algunos cascabeles de fondo para darle cierto aire sesentas, como en el segundo corte cuya continuación entra en territorio del country alternativo de pleno, y que linda con el pop-rock preciosista y épico con cuerdas de violín de fondo.

Faceless es una canción de menos a más con estribillo grande y emotivo que nos lleva desde las acústicas a las guitarras eléctricas intensas. Army of Clay es ciertamente más rockera, pero desde un sentido definitivamente pop. Con poco más de tres minutos y medio se antoja como uno de los temas que a sus fans les hará sentirse en casa con ese cambio a media canción a modo guiño confidente. Algo que también sucede con la dulzura ensoñadora de Stars Align que tiene un maravilloso regusto a the Smiths.

Suffer the Fools y Girl nos adentran en un disco que se refuerza en su discurso alejado de la añoranza. Un disco complejo en lo vocal y arreglado en numerosos momentos con maestría. Un buen trabajo en el local y el estudio. Quicksand en cambio nos presenta a la Tanya cercana, casi desnuda en lo emocional “Don’t hold the blame // I was down before you // Down before you came // Each little wave that followed // Swallowed the one before”. Y es que las letras de este disco a buen seguro han curado algún mal interno. Finaliza el disco con Heartstrings, una composición de guitarra y voz que enlaza con sus discos en solitario, una delicia para cerrar este retorno en la que la banda solamente le acompaña en un par de compases dejando su espacio a la líder del grupo.

Como en otros tiempos, sus canciones van de lo intenso a lo delicado aunque en estos momentos Tanya se encuentre más cómoda en los medios tiempos con aires country sesenteros que en lo urgente, lo alternativo y lo indie. No olvidemos que miss Donelly en solitario, a lo largo de estas últimas décadas de ausencia de Belly, ha publicado numerosas canciones en las que la de Newport ha utilizado este tipo de registros de forma totalmente resolutiva. Así que no esperéis un revival de aquel Star de 1993 y la influencia de Pixies en sus nuevos temas. En Dove estamos ante 11 canciones más una canción extra en las que no hay nostalgia noventera, más allá de nuestra percepción, claro. De esa, supongo que habrá siempre mucha al escuchar su voz.

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