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BEIRUT – NO NO NO

Este pasado 11 de septiembre llegó a nuestras manos el cuarto álbum de estudio de Zach Condon y los suyos, Beirut. Tras haber tenido que esperar cuatro años para el genial The Rip Tide en 2011, de nuevo -aunque por diferentes razones- hemos tenido que aguantar la misma cifra con esos treinta minutos que supusieron lo mejor de la banda hasta la fecha.
Y, sin duda, The Rip Tide seguirá siendo el mejor largo de Beirut, pues en este nuevo lanzamiento los estadounidenses saltan al menos es más con una composición bastante minimalista y dejando un poco de lado la world music, que precisamente les daba ese toque único en el mercado internacional. Por lo que se ha podido leer por parte del líder y vocalista Condon, este No No No es más una cura de su depresión que un álbum de Beirut en sí, una forma de eliminar todas las pretensiones sobre su música que le sometieron a tanta presión durante los últimos años. Esto ha desembocado en un álbum de folk-indie-pop con un buen nivel, y con muchos aires a Beirut, pero que al final acaba sonando como una formación reducida, o incluso sólo como una banda influida por la que antes era, pero con un alcance inferior.
Aun así, No No No es un disco muy atractivo. Melódicamente es muy correcto, no es denso, y en general no peca de monótono como anteriormente el homogéneo sonido de Beirut podía hacer, pero le podemos exigir mucho más a Zach Condon, que teniendo más presente que nadie el resultado de su música querrá reivindicarse de aquí a poco tiempo. Tener en cuenta el factor humano es esencial para eliminar prejuicios y pretensiones sobre la música de este cuarto disco de Beirut. La reducción de efectivos y la sencillez son esenciales para que el artista logre realizar sus objetivos, e incluso con eso, la reminiscencia de todo lo anterior resulta enorme, así que por parte del fan medio no puede haber mucha queja (a no ser que quiera parecer un purista exigente, en cuyo caso no escucharía Beirut).
Nos encontramos con nueve –cortas- canciones, que además incluyen una instrumental, obviamente la que más desarrollo tiene, pero la que curiosamente menos recuerda a lo anterior. Todas habrían funcionado como single individual, y es que Zach Condon tiene la capacidad, para bien o para mal, de lograr que casi ninguna de sus canciones destaque individualmente. A pesar de ello, las dos primeras (primeros singles) son una gran elección, sobre todo Gibraltar, pegadiza y accesible en solitario, y con el tambor para darle el toque diferente. Junto a ella destacan Perth (siempre hablando de viajar) y Pacheco, en las cuales además destacan los teclados, con mucho más protagonismo del normal, con un recurso casi de órgano que queda medio cutre, medio divertido, y algo a Vampire Weekend que lo hace todo más fácil a pesar de su poco trabajo instrumental. La que más recuerda por si sola a el reto de trabajos es August Holland, que parece colocada en la cuarta posición estratégicamente para que a ningún oyente le dé por dejar de escuchar. En cuanto a las letras, poco se puede decir porque son muy “cerradas” y parece que principalmente son mensajes que Condon se lanza a sí mismo, salvo en el caso de Fener en el que vuelven a estar esos cutre-teclados y So Allowed, que parece algún tipo de llamada tanto musicalmente como líricamente a su pasado.
Teniendo en cuenta lo que significa este álbum para el propio Condon y que ni por asomo es aburrido, No No No merece un lugar especial en el corazón de los fans de Beirut, una obra con agorafobia que no tiene las pretensiones de una normal, y que a pesar de su carente excelencia, no merece una posición negativa, sino esperanzadora de cara a la vuelta al trabajo de la banda.
 

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