Hace nada que Pete Doherty se dejaba caer por nuestro país. A su estilo. Casi por sorpresa. Lo hace a menudo últimamente. Lo celebramos. Sus seguidores, que le quieren y se enteran de todo, no dejan pasar oportunidad de verle en solitario o acompañado por quien sea, antes ‘libertino’, ahora convertido en una ‘pequeña ruina’. Lo mismo da. Sea como sea, el carisma de Pete/Peter traspasa cualquier tipo de acompañamiento y/o aderezo. Quien quiere a Pete le quiere como sea. El caso es verle, que siempre es motivo de alegría. Y si no estáis de acuerdo, antes de juzgar, comprobad, id al próximo concierto del británico cuando regrese a nuestro país.
En los pasados conciertos en Madrid y Barcelona, pudimos ver a un Pete más recuperado de sus excesos y plenamente en forma en lo musical. No necesita más acompañante que su guitarra para enloquecer a su público. Y Babyshambles es prácticamente en su totalidad Pete Doherty. Después de su disco en solitario, que no tiene desperdicio, Grace/Wastelands, Peter vuelve acompañado de sus ‘pequeñas ruinas’ en un disco que a la redacción de Crazyminds, y a quien escribe en particular, le ha gustado y MUCHO. Es Babyshambles 100%. Y Pete 100%. ¡BRAVO!
Dieciséis temas que se presentaban con un single que ya prometía: Nothing Comes to Nothing de estribillo tremendamente pegadizo. El disco de los Babyshambles «abre fuego», nunca mejor dicho, con Fireman. Enérgico, poderoso, rápido, pasa como una llamarada y nos da la bienvenida de la manera más «punk», invitándonos a saltar y a empujarnos. Promete diversión en los directos.
A ese lametazo que quema, le sigue ese enganchoso primer single Nothing Comes to Nothing y otro, no menos pegadizo, New Pair, donde las guitarras que abren el tema no dejan duda, si nos hemos despistado, de que estamos escuchando a Babyshambles. Esa acústica fiel compañera de Peter nos lleva a no poder parar de cantar: ‘And that’s you done…’. Llegamos bailando y cantando este estribillo hasta Farmer’s Daughter, de inicio 100% Pete Doherty. Bajamos el ritmo pero no la intensidad y la calidad a partir de este punto. Los Babyshambles se calman para cantarnos esta balada que explosiona en el estribillo. No encontraréis muchos más temas bailables a partir de esta canción, para bien o para mal. Los Babyshambles se nos ponen tiernos y bastante más suaves de lo habitual hasta el fin del álbum.
Tras Farmer’s daughter llegamos a un medio tiempo algo ‘country’ de nombre Fall from Grace. Volvemos a subir la intensidad y a rasgar guitarras, un poco, en Maybelline, un tema que pasa rápido pero que da gusto saborear: «Bang, Bang I’m gone». Y atención al siguiente tema que da nombre al disco. Cerrad los ojos. ¿No os da la sensación de retroceder en el tiempo? ¿De estar en un salón viendo tocar a una banda, elegante y trajeada, de antaño? Sequel to Prequel es un tema de toque añejo y divertido donde pianos y violines nos transportan a otra época y que les va como un guante a los refinados Babyshambles. Un tema, además, que se da la mano con Dr. NO, de ritmo distinto, de tintes ‘jazzeros’.
Parece que Peter y compañía han querido experimentar en este disco con el sonido sin perder la esencia de la banda, vaya eso por delante.
Tras estos toques de jazz que no les van nada mal, nos topamos con otra balada titulada Penguins, que comienza como tal, pero que saca su carácter hacia el final. También los pingüinos pueden morder. Picture Me In a Hospital se abre con suaves violines, que nos muestran una cara desconocida, dulce y melódica de los Babyshambles.
Movemos la cabezota de nuevo con este medio tiempo llamado Seven Shades que le sigue. Y Minefield pondría fin a Sequel to Prequel si no fuera por los cinco temas adicionales que contiene una de las versiones del disco. Los más ‘fanses’ seguro que la tienen ya. Minefield cierra una parte del álbum, con pesar. De forma seria, profunda y algo furiosa. Golpetazo en la mesa para terminar.
Y si seguimos, nos quedan cinco temas más que son un regalo. Sorprendente es precisamente Cuckoo, con pinceladas ¿reggae?. Sí Crazyminders: reggae. Pues no le va nada mal este sonido jamaicano a Peter… El segundo regalo es Stranger In My Own Skin, más Babyshambles «de toda la vida». Como The Very Last Boy Alive, donde se nos animan.
Pero llegó el FIN. Se nos han hecho las tantas escuchando a Pete y los suyos, de aquí igual el titulo de la ULTIMÍSIMA canción del disco: After Hours. Un tema casi por completo en acústico. Un mano a mano entre Peter y su guitarra de los que tanto nos gustan a los que queremos a este ‘enfant terrible’ de la música británica. Una canción, de nuevo, con tintes a club de antaño. Un buen fin de fiesta. ¡Sí señor!
En definitiva, estamos ante un disco, el tercero de la banda, que fiel a su estilo se atreve a experimentar con nuevos ritmos que, por otro lado, no les sientan nada mal. Babyshambles y su alma mater, Pete Doherty, están en buena forma y este Prequel to the Sequel es muestra de ello. Esperemos la «secuela a esta precuela» entonces, ¿no?.
PUNTUACIÓN CRAZYMINDS: 8,5 /10