Vivimos en una etapa histórica donde nuestros referentes se han quedado atrás de la demanda real de la calle. Quizás sea mucho pedir unos Creedence o unos Ramones como estandartes de una época de conflictividad social como la que vivimos, pero lo que tenemos y con lo que nos conformamos es con los Arctic Monkeys. Los chicos de Sheffield nos obsequian con su quinto álbum, el de la madurez. Sus apuestas han sido interesantes mÁs no han destacado por su autenticidad. Todo en AM está hermosamente empaquetado para que la magia de la industria musical eche a andar.
AM desprende ese aroma de lo prohibido que tiene en ocasiones la música comercial. Una fabulosa producción que evoluciona a la banda no oculta otras carencias compositivas y esa indefinición ante el nuevo camino que debe tomar la música indie. A pesar de ello el brillo y la purpurina cumplen sus premisas y engalanan un buen trabajo con un lazo de oro. Es un paso importante. La música alternativa se dispara hacia las listas de ventas con material destilado para lograr el éxito de manera preconcebida.
El quinto álbum de Arctic Monkeys es un compendio de tendencias actuales en boga. Comienza con un gran tema, tanto en disposición instrumental como en acabados. El disco que une ¿para siempre? a una banda como Arctic Monkeys con los recursos electrónicos de vanguardia se estrena con Do I Wanna Know? Sus riffs pegadizos suenan a cantos de ángeles oscuros con una perfección desconcertante. Su sonido es tan meticuloso que pierde frescura y se sumerge peligrosamente en un rock poco sincero, de salón, extremadamente elegante aunque un tanto pretencioso y nada decadente. Estamos ante una gran canción comercial.
El disco no ofrece tregua alguna y nos encontramos con R U Mine? Un pop más imberbe se apodera de la emisora aunque apenas importa cuando un hermoso disfraz lo hace irresistible. Sus arreglos son una maravilla que engaña al oído y al cerebro confunde. Directamente a la conquista de la calle sin pisar la calle. R U Mine? y quizás todo el disco han nacido en una probeta en un ambiente controlado y con resultados fijados a corto y medio plazo. He de reconocer que ese nuevo concepto de refinamiento de la distorsión que se ha sacado de la manga James Ford me entusiasma.
La mitad de Simian Mobile Disco produce AM. Turner reconoció ciertas influencias impensables en su ideario, como Outkast o Aaliyah. ¿Cosas de Ford? No os asustéis. Out of the Hand es la prueba del delito. La pretendida fusión del pop monkesyano con el HH no ha podido quedar más mellada. Suena a jam de borrachos. El ritmo vocal de Turner le aleja del barrio y le acerca al uptown. No obstante, el mérito de la osadía le acompañará siempre.
Arabella es simplemente narcótica. Apetece escucharla dos veces. Posee esa atmósfera densa presente en prácticamente cada corte del LP, pero le añade una pausa y unos desenfrenados cambios de ritmo del que carecen sus compañeras de disco. Su armonía y diversas distorsiones alocadas la convierten en un desfase rítmico bastante adictivo.
Fireside es sin duda otro de los temas pintorescos a seguir en este AM. Tiene acordes que recuerdan al gran Nikkfurie. La canción deja entrever con facilidad sus entrañas dance o como le pretenden llamar ahora: EDM. A pesar de mostrar el camino de la pista de baile, Fireside se goza y no se baila. Más indoor de lo que podríamos pensar a primera vista, su rock bailable no llenará las gargantas de los seguidores de Arctic Monkeys. No obstante, su aporte de riqueza en sintetizadores a pleno rendimiento, sensibilidad y ganas de explorar se agradecen.
El LP entra en este momento en una espiral de turbulencias sonoras que no sabrás muy bien hacia donde conducen hasta dentro de unos años. Los últimos temas del disco profundizan en la madurez y en la valentía de la banda británica. Deja el buen sabor de boca de su redescubierta versatilidad pero al mismo tiempo envenenan nuestros sentidos con temas que parecen muy prescindibles.
Why’d You Only Call Me When You’re High? es uno de los cacareados singles de presentación de este AM. Un muestrario variado y estilizado de las tendencias que nos encontramos en este álbum. Indie que juega con cartas marcadas. Directamente compuesto para estimular cerebros alternativos. Un maravilloso entorno lo-fi la maquilla de sofisticación retro. Suena bien. Suena a pop ansioso por crecer y convertirse en rock. Pura pose que, a pesar o gracias a ella, el tema se sitúa por delante de muchos de los temas indie de nuestra actual generación. Otro título que plantea una interrogante demasiado grandilocuente para el nivel de sofisticación encontrado en las letras.
Josh Homme es un tipo que me fascina, lo admito. Cuando me enteré que su aportación a este disco serían dos temas me imaginé algo similar a la sinfonía de apertura de puertas en el paraíso. Una producción maravillosa en manos de un gran músico creativo. Nada más lejos de la realidad. Tanto Snap Out of It como Knee Socks defraudan. Snap al menos es una pieza de pop simple, quizás demasiado, pero eficiente y con un buen acabado externo. Por el contrario, Knee Socks es una canción pop sin chispa totalmente prescindible. Para cerrar el disco, Alex Turner se dejó su pretendida obra magna. El triunfo de la vanidad. I Wanna Be Yours es un tributo grandilocuente al poeta británico John Cooper Clarke. Una canción muy trabajada desde la mesa de producción. Una voz melódica que te guía y te transporta hacia un mundo onírico y nostálgico aunque cercano y cálido. Un tema para disfrutar en soledad absoluta o en pareja.
AM es sin duda un trabajo fascinante y abre un camino contradictorio. ¿Debe el indie ser masivo y dejar de ser alternativo para generar música de calidad para las masas? Este disco deja la puerta abierta a esta retórica pregunta gracias a sus pros y a sus contras. Se trata de un álbum trabajado al milímetro desde una producción exquisita que por el contrario provoca un producto sin frescura y excesivamente adornado. Un producto, en definitiva, para un consumo sencillo y popular. Quizás deberíamos exigir más combatividad o independencia en nuestros músicos de cabecera. Lo cierto es que únicamente Arctic Monkeys parecen dotados para fijar el límite entre el indie puro y la panacea de la industria musical. ¿Quién ganará?
PUNTUACIÓN CRAZYMINDS: 7/10