Se apagan las luces y la gente grita. Y aplaude, vaya usted a saber el porqué. La gente hace cosas. Llega el momento. Su momento. El que tanto lleváis esperando, desde julio de 2006, desde Neon Bible.
Y, según la prensa especializada, ya estamos en el 2010. 2010, un año de tintes futurísticos, pero que les espera con ansia y redención. A Arcade Fire. La imagen de una maquina de arcade (de tipo Street Fighter, de las de toda la vida) ardiendo es muy evocadora. Y es su momento.
Su gran momento. Todos lo dicen. Se rumorea en los mentideros y foros web. Nadie sabe cómo ha pasado. ¿Cómo un grupo de culto, de atmósferas oscuras-emocionales-románticas se ha convertido en la mejor banda del momento?. ¿Cómo lo han hecho si son de Canadá?. Cielos, de Canadá. Y siendo 6. Seis, ni cinco, ni cuatro. Sin maquinitas, además. Sin apenas electrónica. Con instrumentos medievales, incluso. Y encima el cantante está casado con la multi-instrumentalista. La culpa de todo es de los multi-instrumentalistas. Y su hermano también está en la banda. ¡Oh cielos! Los hermanos. ¿Nos habremos vuelto creyentes?. Pero esto no es todo. No señores/as, no lo es. Peter Gabriel y David Bowie son los culpables. Ellos sí lo son. Ellos son sus referentes. Los culpables de todo. Pero en fin. Qué le vamos a hacer. Puede que el que diseña los planes, el creador de todo esto haya decidido cambiar el presente continuo, el espacio-tiempo, los valores sociales, las radio fórmulas (no, eso sí que no). Pero algo está pasando.
Se encienden las luces y apuntan probablemente al público. Directamente a los ojos, dejando en un segundo plano el escenario. Manteniendo la oscuridad. La culpa es el del art-rock. Es del art-rock. Pregúntalo. La gente te lo dirá. Quieras o no. La gente dice cosas. El indie confía en ellos. Son la respuesta. El futuro está en sus manos. O por lo menos el presente, que no es poco. Consúltalo en las webs musicales de interés.
Arcade Fire se han inventado una tercera vía. No son Radiohead, ni son Animal Collective, no van más allá de ningún concepto conocido. No son Cocorosie. No se quedan en la experimentación. No es tropicalismo. No son sólo camisas de leñador. No son miles de grupos. Ni Lady Gaga. Pero tampoco son U2 o Coldplay y vienen para salvar el mundo. Obviamente no son un «one-hit-wonder«. Son una tercera vía. Una vía elegante. Una vía que acerca el indie, al «mainstream«, que acerca su lanzamiento a los telediarios españoles y que se alía con la tecnología Google maps y el html5 para su brutal video de We Used to Wait (presione el link y disfrute: htttp://www.thewildernessdowntown.com)
Una tercera vía propia, no sujeta a modas. La música enlatada se para. Se oyen silbidos. La cuenta atrás ha comenzado. Ya puedes empezar a aplaudir.
Esto es Arcade Fire y ya suenan las primeras notas de The Suburbs. Este nuevo trabajo se podría entender, según los integrantes del grupo, como una banda sonora de una película que acontece los suburbios. Y aunque no tiene piezas sólo instrumentales, sí se puede percibir un orden compacto en sus 16 pistas. Sí, 16 pistas, que sin embargo encuentran orden, acomodo y sentido en la espiral. Espiral porque el disco empieza y acaba de la misma forma.
The Suburbs se construye a fuego lento, armónica y rítmicamente. Creciendo y descendiendo el tono, acunados por ese mar o esa cosmogonía a la que te transportan los nuevos himnos. Porque, ante todo, Arcade Fire es un creador de himnos. Himnos con menos épica, con menos capas, buscando la simpleza, la naturalidad de la canción. Si es que encima, saben tocar y transmitir. Y lo hacen sin fuegos artificiales, sudando en el escenario. Emocionando. Creando. Y se podría destacar Ready to Start, Rococo, We Used to Wait, Suburban War o Sprawl II como los posibles hits. Pero no puedes de dejar escuchar los otros temas. Sí, no tienen un No Cars Go. Esto no es Funeral ni es Neon Bible. Pero es un discazo de absorción lenta.
Tienen en noviembre fechas en Madrid y Barcelona, así que disfruten de su momento. Disfruten.
PUNTUACIÓN CRAZYMINDS: 9/10