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ALABAMA SHAKES – SOUND & COLOR

La sombra de Curtis Mayfield es alargada. Así me habría gustado empezar esta reseña pero, por suerte o por desgracia, hay mucho más. El segundo álbum de Alabama Shakes rezuma soul (y soul auténtico, no esa palabra de marketing vacía en lo que se ha convertido hoy en día) por los cuatro costados, pero sigue habiendo mucho más. Ese mucho más es la personalidad del grupo, que digiriendo todas esas influencias va consiguiendo un sonido personal y cohesionado, esta vez más denso y elaborado que en su debut. Aquí todo suena a nostalgia, desde esas notas iniciales que recuerdan al I Wish I Knew How It Would Feel… de Nina Simone hasta las “curtisianas” voces de Future People, pero el grupo consigue convertirla en una antinostalgia a través de la normalización que hacen a día de hoy de ese sonido clásico.

Todo lo que en Boys & Girls sonaba a desfogado (en el buen sentido) y a pasar el rato, aquí adquiere una mayor profundidad y una especie de trascendencia, con todo lo bueno y lo malo que ello tiene. Los ambientes recargados y lentos a base de teclados, órganos y guitarras (Dunes, Gemini) y los medios tiempos y las baladas serán la nota predominante en todo el disco, algunas más livianas, como la lisérgica Future People, y otras más densas, como la ya mencionada Gemini, que va creciéndose conforme va avanzando.

La elección de la primera parte del álbum nos lleva sobre todo por temas ya conocidos anteriormentes, pero que ya dejan ver la tendencia del álbum. La apertura perfecta y medida de Sound & Color va ganando ritmo y profundidad hasta confluir en el groove imparable de la genial Don’t Wanna Fight, para después bajar un poco (solo un poco) las revoluciones con Dunes. Aquí lo que parecía un corte más relajado dirigido por la voz única de Brittany Howard se va abriendo hasta acabar en un tema mucho más elaborado en el que lo mismo caben los sonidos orquestales que los riffs de guitarra más Tony Iommi que soul, tal cual.

En uno de los momentos álgidos del disco encontramos el trallazo de soul y blues rock setentero de Gimme All Your Love,  que da paso al bonito descanso de This Feeling, en la que la voz de Brittany vuelve a elevarse por mérito propio sobre esa percusión mínima y los sonidos orquestales. En la segunda mitad, la adictiva Guess Who, la siempre correcta Miss You y la magistral Over My Head con esos toques jazzísticos poniéndole la guinda al álbum completan el lado más sentimental y recargado del álbum. Mientras tanto, las guitarras garage y la voz canalla en The Greatest y la igualmente cruda y directa (para el disco en el que se encuentra, siendo además la que más sigue la línea del álbum debut) Shoegaze hacen lo mismo por los Alabama Shakes más movidos.

Sound & Color es, en definitiva, un disco mucho más sobrio, aunque más completo y meditado que su antecesor, siendo verdad que el grupo ha sacrificado algo de su vitalidad por el camino para alcanzar ese sonido. Aquí gana la armonía sobre el rock sureño y el blues rock, el soul sin aditivos al rock and soul. Las guitarras se relajan para dar paso a los sonidos orquestales, y es en esos ambientes distendidos donde el grupo tiene más sitio para experimentar y donde la voz de Brittany Howard brilla más. Lo que alabábamos al principio en cuanto a la mayor profundidad del álbum también se puede volver en contra en algunos momentos en los que el tono predominante del disco se pueda volver monótono, aunque quien sepa valorar un buen disco valorará ese tono que toma Sound & Color. Sin buscar un temazo directo como un Always Alright o un Hold On uno puede valorar este segundo álbum de los estadounidenses como otro paso firme de un grupo único hoy en día y que promete dar todavía mucho más de lo que más nos gusta. ¿Quién necesita nostalgia con ellos?

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