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DIARIO DE GRABACIÓN: Modelo de Respuesta Polar (II)

Seguimos con el relato que los chicos de Modelo de Respuesta Polar nos hacen de la grabación de su nuevo EP (para ver la anterior entrega, pincha aquí)
Día 2: La mesa preparada
Desde que la banda empezó hace un par de años, siempre ha habido una sensación de impotencia al ver que en las grabaciones nunca conseguíamos plasmar las atmósferas creadas en los directos. Esta vez teníamos claro que esto no podía volver a pasar, que no podríamos soportar otra vez ver nuestra música enlatada, incapaz de transmitir muchos de los paisajes que reflejamos en el local. Esta vez, había que sacarle todo el partido posible al equipo de grabación con el que contábamos.
A las 11 de la mañana retomamos las sesiones y esta vez es el turno de Jorge. En este nuevo trabajo, los bajos tienen mucho peso en las composiciones, por lo que concentración es máxima desde primera hora de la mañana. Carlos empieza a sentirse cada vez más integrado con las canciones y va entendiendo poco a poco nuestras ideas respecto al sonido que buscamos. Empieza a empaparse de los propios temas y, con el paso de los días, acabará volcándose mucho en el proyecto. Jorge empieza con las líneas de bajo sin problemas aparentes. Es un músico muy peculiar y reduce casi hasta el mínimo cada arreglo que hace, consiguiendo así un estilo muy personal, sencillo y agradable. En apenas 4 horas, están todos los bajos metidos y aprovechamos el cambio de tercio para comer un arroz al horno en el bar de al lado del estudio.
Por la tarde, me llegaría el turno a mí con las primeras guitarras. A las 16:00 nos pusimos de nuevo manos a la obra. Carlos me había comentado que quería grabar cada guitarra con tres micros. Así, a la hora de la mezcla, tendríamos más sonidos con los que jugar. Una estupenda alternativa para no tener que recurrir a posteriori a utilizar reverbs digitales y demás. Cuando grabas por pistas, siempre tienes esos primeros momentos fríos de estar solo ante la claqueta sin tener nadie a quien mirarle a la cara. Es una sensación rara y tardas un par de rondas en meterte en cocina. Tuvimos tiempo de darle vueltas a los temas y de sacar alguna cosa nueva. No es lo normal en nuestro caso añadir nuevos arreglos de última hora, pero esta vez nos apetecía dejar una pequeña parte de la grabación abierta para ver qué pasaba en el estudio. Esa improvisación te permite estar todavía más concentrado y disfrutar más si cabe de la incertidumbre de las grabaciones. Se nos hizo tarde y había que cortar en algún momento. A la mañana siguiente tendríamos que acabar de meter las guitarras que faltaban.

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