Madrid, 15 de marzo de 2015.
Querido diario, ya te conté hace unos días que una extraña carta había llegado a mi buzón.
Decidí responder al extraño remitente, que resultaba ser yo mismo, dos años más joven, pidiendo un poco de distancia para recordar todo lo acaecido en aquel turbulento inicio de 2013.
Me gustó el resultado de recordar aquellos primeros conciertos, las dudas, la soledad y los miedos (estos tres últimos pasajeros siempre viajan conmigo, pero van cambiando de vestido según voy avanzando por el tablero), así que creo que voy a continuar.
Además, la situación de todo el país era bastante inestable y ahora me divierte recordarlo. Creo que no puedo contar lo que pasó con todo aquello de los sobres de Bárcenas ni con Urdangarín, ni tantas cosas que si revelara cambiarían el curso de los acontecimientos, y sabemos de Regreso al futuro que eso puede borrar tu cara de la foto.
Lo que quizás te pueda adelantar, querido Seth del pasado, es que las cosas van a cambiar… pero tiempo al tiempo… ahora ¡Al lío!
MURCIA. SALA MUSIK. 09/02
En este fin de semana murciano volví a contar con el apoyo de Wilma Lorenzo. Salimos hacía la sala en un día lluvioso como casi todos los del último mes.
El viaje no pudo ser más ameno gracias a la conversación de la señorita y gracias al disco que desde que entró en el reproductor de mi coche, no salió hasta finales del 2013 (literal): Pequeños trastornos sin importancia de Julio de la Rosa.
La sala Musik está dentro de la plaza de toros. Hice la fotografía de rigor y escribí a mi madre. “Ya puedo decir que he tocado en plazas de toros”. El que no se anima es porque no quiere.
Tras la cena de rigor en un sitio recomendado por el técnico, llegaba el momento de encarar un concierto con pocas entradas vendidas. Pero entre el público estaba Nicole SanMartín, mi fotógrafa habitual y autóctona del lugar. Ver caras conocidas siempre es un punto de apoyo para alguien que viaja solo.
Después del concierto y sin prácticamente pensárnoslo demasiado, fuimos directos a Cartagena a alojarnos allí. En el actual mundo de la música el ahorro no es ninguna tontería.
CARTAGENA. MISTER WITT CAFÉ. 10/02
El día nos recibía con mucho sol en Cartagena. Es una ciudad que yo nunca había visitado y me pareció bastante interesante. Además la pillamos engalanada con su carnaval e inundada de chirigotas por las calles. Fuimos hasta el puerto a comer al sol (sin pensar en el viento) y nos tomamos el postre con los pies colgando del muelle. Recuerdo que en aquel momento pensé: Ahora estamos un poco alicaídos porque hace frío, pero cuando este país se llena de sol, ningún problema nos quita la alegría del cuerpo y las ganas de echarnos a la calle. Somos así. Primavera, no tardes.
Y con esa sensación en los hombros nos asomamos al Mister Witt. Sitio recomendable para el viajero y el que busque cercanía. Concierto de los que gustan. A media tarde y lleno de gente curiosa por conocer algo nuevo. Me encantan esos buscadores de tesoros que van a conciertos sin conocer al artista y encima, si les gusta, compran discos.
Así que con buen sabor de boca y el sol recién caído, pusimos rumbo a Madrid. La sorpresa nos esperaba a 150 km de la capital: Una nevada repentina y con la intensidad de las películas de Peter Jackson nos atacó en medio de la nada nocturna. Noté que empezaba a perder el control y nos dimos cuenta de que en las cunetas había coches de seres como nosotros que se habían quedado atrapados y quién sabe cuando saldrían de ese Viven inesperado. Logré controlar los sudores y pegarme a un camión (esto es recomendable, ellos son los lobos del asfalto) que me iba haciendo surco. Pasamos más de 30 kilómetros a 60 con el temor de que nosotros también empezáramos la sesión de patinaje, pero logramos salir de aquella. Y habíamos empezado aquel día al sol…recorrer un país es lo que tiene. Y el cambio climático también.
PONTEVEDRA. PEQUEÑO KARMA. 21/02
El fin de semana galego me provocaba muchas ganas de reencontrarme con el norte, con la comida rica y abundante y con Iván de Work on Sunday, la promotora que me llevaba y que conocí cuando estuve por allí con La habitación roja.
Los peros eran que encaraba el viaje totalmente solo y que visitar Galicia yendo desde Madrid no es como ir a por el pan, ya sabes. Además, y como ya he dicho, la lluvia no perdonaba ni un poquito. Así que el viaje de ida fue algo así como una odisea terrible, con esas carreteras de curvas y el diluvio universal sobre mi pequeño cochecito.
Bajo una capucha me esperaba Marcos, el anfitrión del Karma, un tío encantador de los que entran rápido. Prueba rápida y ahora sí, a cenar. Madre, qué cena. Pero prefiero no dar detalles por si lees esto a la hora del aperitivo o a media tarde y te provoco una sed devoradora.
En el concierto, una vez más, un gran grupo de curiosos dispuestos a dejarse sorprender. También algún reencuentro con personas que me escuchaban casi antes de que yo cantase.
Bien por todos, y bien por la noche, que se hizo muy larga amparada por la afición de Marcos y sus secuaces de que no tuviera el vaso nunca vacío.
SANTIAGO. KUNSTHALLE. 22/02
El cielo despertaba dando una tregua y yo tenía entrevista en Radio Obradoiro.
Mi trazado no era largo así que llegué relativamente pronto a la ciudad del apóstol. Entonces fue cuando descubrí esa maravilla de la ingeniería política, esa idea que parece sacada de un chiste.
Si vas a Santiago, aparcas para darte una vuelta, y pones un ticket del máximo de tiempo (según la zona una, dos o cuatro horas), cuando vuelvas ya no podrás renovar el ticket al haber metido tu matricula y tendrás que…¡Comerte el coche! Mu rico. No es que esto tenga mucha importancia, dado que los coches son muy sabrosos y los parkings baratísimos, como todos sabemos, pero ya que esto va de sensaciones, recuerdo bien la sensación de cabreo cuando te das cuenta de que te lideran incompetentes.
Tras la radio llegó el momento de encontrarse con Iván de WOS y empezar a intercambiar historias remojadas en zumo de cebada.
La sala Kunsthalle es un delicioso restaurante (ojo a la hamburguesa) con una parte de abajo muy acogedora en la que, como no, acabé tocando desenchufado. Pero después de comerme lo uno y hacer lo otro, prometo que esa noche me fui a dormir.
VIGO. LA CASA DE ARRIBA. 23/02
Vigo es una ciudad que me encanta. Probablemente quitando Madrid, la que más he pisado para tocar. Testigo del nacimiento de una de mis bandas favoritas. Así que a esta cita también llegué puntual para recorrer sus cuestas y sus escondrijos. De La casa de arriba habla hasta el apuntador como un sitio mítico. No eran pocas las ganas de profanar ese escenario. Allí me reciben Toño de WOS y José de la casa. Otra cena deliciosa con mucho zumo de cebada y ya somos 3 socios en eso de dejarse caer en el licor café. Siempre diré que con gente así de agradable es todo mucho más fácil.
El concierto, íntimo, prácticamente minimalista. Esos conciertos me divierten, así que suelo tocar más de lo normal. Después de eso, José no dio tregua a mi garganta y ya sabéis cómo acaba esa historia. Galicia había sido una vez más como estar en casa.
TOLEDO. PÍCARO. 07/03
La cercana Toletvm me esperaba para un jueves, cómo no, lluvioso.
La Pícaro es otra sala emblemática que tiene la peculiaridad de estar dividida en alturas. Tú tocas en la del medio y tienes público como si estuvieras en un circo romano. La sensación es muy interesante y recuerdo este concierto como uno de los mejores de la gira en cuanto a cómo me salió a mí. En un día un poco raro me sentí bastante arropado por las gentes que se atrevieron a pelear contra el invierno por venir a verme.
Le había prometido a una amiga que le dedicaría una canción en medio del concierto, pero pensé que ya que ella hacía canciones como templos, lo mejor sería cantar una suya. Me lancé con el Octubre querido y me estrellé con un traspiés de letra que fue corregido por un par de las chicas asistentes. Les hice prometer que jamás se lo dirían a miss Carmen Boza y yo espero que ella no llegue a leer que canto sus canciones y olvido sus palabras, cuando ella las sabe juntar tan bien.
Contento por lo recibido de la audiencia, me acerqué a casa para descansar antes del final.
ALBACETE. VELOURIA BAR. 08/03
Sí, el final de esta pequeña gira acústica. Al menos de esta primera parte.
Ese suceso tan ínfimamente trascendental tenía lugar en Albacete, cruce de caminos.
He parado mucho en Albacete en mis viajes veraniegos a la casa de mis abuelos en Altea.
Y también he vivido allí grandes noches con un amigo pintor al cabe nombrar, Rei Fah. Así que le tenía ganas yo a esta despedida. Además, las voces locales como Jacobo Serra me indicaban que era lugar de buen trato (para variar).
Allí me esperaba Curro, con la resaca en la boca, pero avisando de que yo no saldría vivo de esa noche porque su única meta en la vida era llevar a la embriaguez a todo músico que se precie despistado. Estos gestores van a acabar con mi hígado. pensé, pero no miré atrás.
Prueba rápida y cena rica, claves de esta gira.
El concierto, curioso. Poca gente, pero jamás me había enfrentado a unos oyentes que se supieran todas y cada una de las palabras que contenía mi disco. Tanto es así que me pillaron en los típicos 3 o 4 despistes que suelo tener por concierto. Pero les contraataqué con un tema nuevo y se vieron en un brete.
Al final del concierto entró gente que no me conocía y acabé entre ellos, desenchufado y haciéndoles cantar para que no se me despistaran intentando hablar más alto que yo.
El resto de la noche queda un poco borrosa por obra y gracia de Curro y sus socios, pero aún así sentí la soledad en la nuca y conduje a Madrid bien entrada la madrugada. A veces siento el hotel demasiado frío.
La aventura terminaba esa noche, en ese coche, con Julio hablándome de trastornos y yo pensando qué iba a ser de mí y de mi Batalla en los meses posteriores. Teniendo claro que como me dijo alguien que sabe mucho de esto: “Girar solo es muy duro, amigo”. Amén.
Después vendría el nuevo videoclip y las pequeñas vacaciones, guitarra y macuto al hombro, que me pego cada Semana Santa. Quizás también escriba sobre eso algún día.
Pero sobre lo que seguro tendré que escribir es sobre todo eso que pasó después y que todavía hoy me da vueltas al hipotálamo.
¿Continuará…?