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Sethler, diario de gira: Sensaciones en ruta I

Por si alguien dudaba de eso de que Sethler puede dedicarse a escribir guiones, aquí está la primera entrega de este diario de gira que nos ha hecho con tanto mimo y mucho trabajo. Nos ha enganchado hasta el continuará…
 
Madrid, 4 de Marzo de 2015.
Querido diario, hago un alto en el camino en medio de la promoción de Tregua para contarte algo que me acaba de pasar. He recibido una extraña carta sin remite que fue, en teoría, enviada por mí mismo en Enero de 2013 y que dice así:
“Querido yo del futuro. Me encuentro en nuestra primera gira de Batalla como bien recordarás. Ahora mismo todo lo que estoy viviendo es muy confuso para mí. Sin embargo siento la necesidad de compartir esta experiencia con la gente que camina conmigo. Lo he intentado varias veces frente a un Word en blanco y me resulta imposible.
Pero después he pensado que hay una persona que lo podría solucionar. Y esa no es otra que yo mismo, pero con la perspectiva del tiempo transcurrido.
Cuando uno mira hacia atrás las cosas siempre tienen otros colores, otros ángulos, otras sensaciones.
Es como cuando nos subíamos al cerro de Santa Catalina a mirar nuestra ciudad y la veíamos de otra manera. Creo que lo llaman visión de conjunto. No sé, inténtalo.
Gracias, y espero noticias tuyas.”
 
Esta carta es igual de confusa que la sensación que yo tenía entonces, pero he decidido atender a mi propia petición. Porque si no nos ayudamos a nosotros mismos…
Batalla había visto la luz el 2 de Octubre del año anterior y nos habíamos dedicado a la promoción y a montar unas cuantas cosas con el dificilísimo objetivo de intentar hacer un poco de “ruido”. El planteamiento era girar con el año nuevo y hacerlo coincidir con un nuevo videoclip. Por motivos que no vienen al caso, y que tienen el color de los billetes de cincuenta euros, el tema vídeo se estaba retrasando, pero eso no iba a pararnos los pies a la hora de salir a la carretera.
Era una gira acústica, solos yo, una eléctrica y su ampli Vox, un DL4 y mi vieja Gibson del 68. Había unas cuantas fechas cerradas por todo el territorio y todo daba comienzo el 18 de Enero, día del cumpleaños de mi madre. La casilla de salida: Zaragoza.
 
ZARAGOZA. LA LATA DE BOMBILLAS. 18/01

Para este primer fin de semana aragonés conté con la inestimable ayuda de mi improvisada “road manager”, la apasionada periodista todo terreno Wilma Lorenzo (seguidle la pista @wilma_lorenzo) que hizo las veces de conductora, responsable de la tienda, fotógrafa y apoyo ante los infortunios.

Creo que lo que mi pasado pedía en su carta es que no contara simplemente el cómo fui, toqué y volví, si no mis sensaciones. Lo cierto es que en aquel coche el estado de excitación y de emoción era incontenible. Las ganas de hacer kilómetros y cantar en diferentes sitios para gente que no te conoce y decide que las canciones que has hecho en tu casa son dignas de oír en directo son indescriptibles.

Yo no esperaba, allá por 2010, mientras grababa en mi salón junto a Toni Brunet, que acabaría llevando esas canciones a través de la A-2. Escribí en twitter “Zaragoza, allá vamos” como si fuera un grito de guerra que daba comienzo a la Batalla.
Caído ya el telón nocturno aterrizamos en tierra maña. Ana Muñoz (ilustre zaragozana, poetisa, cantante y fotógrafa) me había hablado maravillas de la sala, su técnico y su dueño. En 5 minutos ya sabía que todo eso era cierto.
Todo era “la primera vez”. La primera vez que montábamos la tienda de discos y hacíamos a mano un cartel con la información. La primera vez que montaba acústica y eléctrica (me estrenaba en esta bipolaridad). La primera vez que estaba lejos de casa con esa incertidumbre de qué es lo que va a pasar. Y vengan 20 o 2, esa sensación no te la puede robar nadie.
La emoción de las cosas pequeñas y que están empezando vale mucho oro.
Al final vinieron casi 20, lo cual es 10 veces 2, y el concierto fue silencioso, respetuoso, divertido y emotivo. Estuve a gusto allí como si lo estuviera en el salón de mi casa. Y por eso toqué durante más de hora y media, improvisando versiones y otros crímenes. Impagable empezar así. Javi (comandante en jefe del asunto) estaba algo preocupado por la escasez de gente, y yo le repetía que para mí había sido perfecto. Realmente valoro mucho que estén ahí cada una de esas personas. ¡Si yo sólo quería hacer canciones!
Además y para culminar, tres amigos se acercaron a nuestra “Store” a adquirir un disco (ese día varios se lanzaron al romanticismo) y me narraron que habían aparecido ahí lanzados a la aventura de descubrir a alguien, sin haber oído mucho de mí. Es loable que alguien se acerque a un concierto y pague una entrada por oír a un artista que ni siquiera conoce, dejándose sorprender y confiando en lo que le puedan ofrecer. Eso es maravilloso y así se lo rubriqué en su disco.
Después de recoger el despliegue, y para hacer honor a la fama que tiene el rock&roll, nos fuimos a dormir tras cenar unas croquetas y un agua nada rockera en el último bar abierto cerca del hotel.
Había que descansar para encarar…
 
HUESCA. EL VEINTIUNO. 19/01

Apuntamos a Huesca. La fama que precedía a este nuevo local, que lleva poco tiempo pero viene pegando fuerte, nos alimentaba el paso y el ánimo. Nunca habíamos estado en Huesca y la verdad es que nos resultó bien bonita. Pequeña y acogedora.

Llegó el momento de conocer la sala y la cita era con Luis, del que también tenía muy buenas referencias. No lo esperaba tan joven y dicharachero. Eso siempre gusta a alguien tan tímido como yo que puede pasar por “sosaina” o borde en seguida si nadie le habla primero.

Gran descubrimiento también Laura y su destreza para la pirámide de discos.
En ese buen rato que siempre separa las pruebas de los conciertos, suelo estar más callado que de costumbre. Absorto en lo que me gustaría hacer o mejorar. Esperando la contienda. Bien, pues en este caso no hubo tiempo para eso. Luis nos llevó a tomar vinos y más vinos mientras nos contaba historias de cómo un tipo que vivía del fútbol había llegado a montar, junto con otro socio futbolista, una sala de éxito en la que ya hace noche todo el que tire las líneas por la zona. Una historia de gente que sabe lo que hace y lo hace bien. Adornada con muchos relatos divertidos. Buena pieza Luis, de las que uno espera atesorar en el tiempo.
También nos alimentó como a uno le gusta que le alimenten. Es decir, mucho. Y así, con todo eso en los hombros, a plantar cara al escenario. Hoy eran 40, lo cual son dos veces 20. Sorprendente y muy agradable.
En el escenario aún tuve tiempo de pararme a pensar: “Sí todo va a ir así de diez me doy por servido”.
Acabé el concierto entre el público haciéndoles cantar un poco de “Qué vas a hacer” y me refugié en la madriguera del camerino. Necesitaba estar solo, y así estuve durante 20 minutos, hasta que salí a contactar con el mundo otra vez. Hay escenarios que te dejan con la necesidad de recomponerte un rato. No sé muy bien por qué ni tampoco sé si quiero saberlo.
Otra vez, y haciendo honor a nuestra fama, a dormir pronto y sin mucho alcohol en las venas. Ya habrá momento para eso. Luis y yo nos dimos la mano prometiendo volver a vernos en ese mismo lugar y deseándole suerte para el partido del día siguiente.
El primer fin de semana, había terminado y seguíamos de una pieza.
 
ELCHE. SUBWAY THE POP. 26/01

Ahí estaba yo en ruta hacia Elche y con un ánimo muy diferente al de hacía 7 días.

Se había caído Tarragona para el viernes y llevaba una semana muy dura intentando preparar todo para rodar el videoclip el domingo. La idea era volverme de Elche después de tocar. Pero el viernes también había caído el vídeo por una serie de problemas que derribaban todo mi castillo de naipes. Tenía que retrasar todo 3 semanas más… Además, para colmo, esta vez viajaba solo y tenía muchos kilómetros para pensar en ciertos desastres emocionales.

Antes de pisar la Subway había ganas de conocer por fin a los chicos de Corrientes Circulares para grabar un programa con ellos. Estos tipos y su amor por la música levantan el ánimo a cualquiera. Además, ¡qué demonios! ¿Me voy a quejar yo? Todo esto sigue siendo una suerte y odio cuando te gana la autocompasión. Así que “cochiquin” llévame a Elche y démoslo todo.
Al igual que pasaba con El veintiuno, el trabajo de Subway the pop es evidente, solo hay que mirar su muro de la fama donde quedan reflejadas todas las visitas para darte cuenta de que es una casa donde cuidan la música y a los que la hacen.
El dueño, Óscar, es una de esas personas a las que les apasiona todo esto y les dan igual los palos que se lleven. Gente así me resulta siempre una escuela.
Prueba, cena y “¡oh!”… el fútbol. Ese deporte que me gusta pero que es uno de los grandes enemigos de las programaciones y las agendas de básicamente todo lo demás. Derbi Elche-Hércules que paraliza la ciudad y que nos aventura que dependemos de un resultado.
Y bueno, quizá fue así y quizá no. Bien es cierto que había poquita gente, pero di aquel bolo con la misma intensidad que si estuviera en el estadio Ilicitano, o puede, que incluso más.
Al final se agradece un ambiente íntimo para mi melancolía musical. Y los que comandaban la sala estaban entregados como si les fuera la vida en ello.
Y así siguieron pasado el concierto, tratándome con halagos y no dejando que me faltara de nada. Tanto, que esa noche sí, me abandoné al rock&roll y a que el ron me hiciera olvidar que al día siguiente debía estar rodando.
Pero el día siguiente estaba decidido a tratarme bien, aún sin rodaje. Hotel que no te despierta y encima te da de desayunar a la hora a la que te levantes (¿En serio es tan difícil esto en todos los hoteles?). Pisas la calle y hace un sol de 20 grados. ¿De qué te vas a quejar Seth? Anda…vuelve a casa.
 
MALLORCA. JARANA CLUB. 31/01

Lo maravilloso de girar es la cantidad de gente que conoces. Gente que quiere a la música como la quieres tú y que te amplía y mucho la visión que tienes de todo esto. Gente muy interesante con la que las aventuras son inevitables. Mallorca fue un gran ejemplo de esto.

A “Sa roqueta” viajaba con dos amigos que tienen una banda de versiones llamada The Coconuts, con la que colaboro cuando puedo. Son Lalo y David, dos joyas que viven y disfrutan de esto de una forma muy diferente a la mía: con canciones de otros. Algo muy lícito y que es todo un trabajo y un arte.

Ellos iban a la isla a tocar el fin de semana y yo actuaba el jueves, así que nos hermanamos y no nos separamos más que lo justo. Los tres nos alojábamos en una casa que nos dejaba un amigo de Lalo que estaba bien provisto por la vida y que nos introdujo a otro camarada más para que se enrolara en nuestra causa y nos hiciera de guía y conductor. Un lujo.
La guitarra me la prestaba está vez otro amigo, Salva Ginard, pintor y melómano al que había conocido cuando toqué con Boza en Barcelona en Julio del 2012. Una persona de esas que, por la continua calidez que te transmite, preferirías que estuviera en tu vida a diario y no sólo a ratos. Él, su casa, sus cuadros y su Takamine, fueron el gran faro de la Isla que nos llevó a buen puerto entre tanto marinero perdido.
Jarana es una sala que cuida muy bien toda su estética y que había diseñado un cartel precioso. Esta regentada por Valle, otro tipo encantador. Esa leyenda negra sobre los gestores de salas no tenía ningún valor para mí a estas alturas.
El concierto no fue muy concurrido y algo accidentado. Rompí cuerda y cejilla y no tenia eléctrica y loops para ocultarme tras el ruido. Pero también lo acabé entre la gente, intentando agradecer a Salva que se supiera casi todas mis letras. Y a Lalo y David su trabajo como cheerleaders. Hay conciertos más difíciles que otros, pero eso ya lo sabíamos cuando cerramos la puerta de casa.
De lo que pasó esa noche y los 3 días siguientes puedo contar muy poco. Quizá lo mejor es que si me veis por ahí me preguntéis y os susurre en privado. O quizás algún día escriba un libro con mis aventuras Baleares. No lo sé. De momento sólo puedo deciros que allí hubo mucha música, a veces en bares cerrados a altas horas de la madrugada, a veces en restaurantes llenos de gente que no entiende qué está pasando y a veces haciendo versiones con músicos que ni siquiera conocías antes de subir al escenario. Todo sea por honrar a la Isla de la música.
Ah, y por supuesto acompañado de mucho Ron&roll.
Pero eso…eso es otra historia.
 
Continuará en el Sensaciones en ruta II.

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