Nos encanta que los grupos presenten adelantos de sus nuevos discos, primero para escucharlos y disfrutarlos y después para comentarlos con vosotros en uno de nuestros Crazyminds Opina. Hoy es el turno de Grizzly Bear, que vuelven con nuevo trabajo y nos han dejado escuchar Sleeping Ute. ¿Qué nos ha parecido? Te lo contamos a continuación…
Andrea T.: «Los casi cinco minutos que dura el nuevo tema de Grizzly Bear son hipnóticos, casi mágicos. Cambios de ritmo protagonizados por guitarras seductoras y percusiones poderosas nos transportan a un mundo onírico, algo psicodélico, del que no quisiéramos salir. Sleeping Ute anticipa pues un cuarto disco que, ya solo con pensarlo, nos hace la boca agua. La cosa promete, amigos. Grizzly Bear están de vuelta y regresan con ese gusto tan exquisito del que hacen gala siempre. Frotándonos las manos quedamos, a la espera de escuchar el resto de temas de los neoyorquinos…»
Álex Vidal: «Aplaudo la generosidad de Grizzly Bear, que nos regalan toda una sinfonía en apenas cinco minutos. Lujuriosa, vibrante, de una ternura sobrecogedora amplificada por la interacción constructiva entre el sonido folk más americana y una electrónica que usa la épica con mesura y cautela, pero que, cuando lo hace, es para poner los pelos como escarpias. Si Grizzly Bear no escatiman en ambición, yo no voy a ser menos con la puntuación». 10/10
J. López: «Con una sola escucha, sabes cuando estás ante un gran tema. Me pasa con lo nuevo de Grizzly Bear. Firmado: un muy poco seguidor de GB». 9/10
David Arias: «Vaporosa y psicodélica. Estos tíos siguen padeciendo cierta candidez y esa indolencia se refleja en Sleeping Uter a pesar de que suene endemoniadamente bien. Esa es la virtud del tema. Lo que me fascina es que a pesar de ser imperfecta deja un sabor difícil de clasificar, un buen gusto que vaticina buenas canciones». 6.5/10
Dani Poveda: «Mi primera impresión, y esa es con la que prefiero quedarme, es de encontrarnos ante un tema complejo y tremendamente recargado. Suena compacto y muy trabajado, yo me atrevería a calificarlo de rock progresivo aunque algo menos rock y más progresivo. No va a ser un disco sencillo de escuchar ni digerir, pero sí que me parece que puede llegar a ser uno de los trabajos más interesantes de 2012″. 7.5/10
Alexandre C.M.: «Quizás sea un sueño. Algo familiar. Es casa. Casa. No me puedes coger. Nada me puede dañar. Riff de guitarra. Solo. Repetido. Hay algo familiar en todo esto. Acogedor. Se suma la batería. Es casa. Y no me puedes coger. A la melodía inicial se unen la batería, los platos quemando. Otra linea de guitarra. Percusiones. Sintetizadores. Hay algo familiar pero turbador. Edward Droste se vuelve oscuro. Voz doblada. Quizás sea un un sueño… o quizás sea sonámbulo. Aunque la canción vive su momento más álgido, más fuerte y los pies se despiden del suelo. Nace de una estructura clásica rock-folk, dejándose ir hacia el psych folk y experimentando con atmósferas cósmicos y dream. Hay brumas. Ensoñaciones. La canción se colapsa a los 3 minutos 20. Y vuelve con una guitarra acústica y con Edward Droste diciendo algo asi como «delivered to this place, the vision dark and low / Those figures through the leaves, the light through the smoke….(…)». Quizás no esté dormido. No sé dónde estoy. Esto no es casa. Droste repite «and I can’t help myself, and I can’t help myself.” Grizzly Bear vuelven después de Veckatimest por terrenos de luces y sombras, con las que juegan y se entremezclan. Esperemos a septiembre». 8/10
Jordi Teixidó: «Nada nos haría más contentos que Grizzly Bear se guardase ases en la manga, porque si algunas de las canciones de su nuevo disco son mejores que este tema de presentación, nos encontramos con una mano ganadora. Sleeping Ute es una fenomenal bienvenida, una buen mezcla de psicodelia, folk, lo-fi, que suena deliciosamente orgánica. La canción, brutal, nos atrapa en un torbellino de instrumentos y ruidos para no dejarnos caer. Pues eso, nos quedamos con la fecha: 17-18 de septiembre de 2012″. 9/10
Javier Muñoz Ortega: «Llegar a casa. Trece horas de trabajo y ya no puedo más, hace un calor que no hay quien lo aguante, respiro, enciendo el grifo para ducha y cremita. Experiencias relajantes como estas me ayudan a abrir el ordenador. Así parecen haberlo intentado Grizzly Bear, con otro cambio. Sleeping Ute comienza un poco como cualquiera de las canciones de los últimos discos de Bob Dylan, luego llega más atrás, a los viajes. Todo está roto. Entonces me doy cuenta de lo que hablo, mientras siguen los mismos golpes, el mismo arpegio. Voz, parones, loops y electrónica. Grizzly Bear comete el pecado de usarlo todo en esta carta de presentación, más eléctricos a ratos, siderales por momentos. Y otra vez los mismos golpes, ahora dentro de la habitación, y quién sabe si también dentro de mi cabeza. Tras el paro la canción despierta en un nuevo mundo, y eso a mí, como a muchos, me da fuerzas». 8/10