24 de febrero. 19:00 horas. París. Cogemos el metro que nos deja más próximos a Le Zénith y tras bajarnos caminamos durante unos cinco minutos hasta llegar a la sala. Hace mucho frío en la capital francesa, pero se sobrelleva de la mejor manera pensando que en pocos minutos verás sobre el escenario el caluroso show de Jamie xx.
Cuando llegamos a la entrada, tenemos que pasar un acertado y exhaustivo control de seguridad, consecuencia de los atentados del pasado noviembre en París y que mantienen a la ciudad en una alerta constante para evitar que pueda repetirse semejante atrocidad.
Entramos. El ambiente que se respira es inigualable, tal y como requiere la ocasión. Cerveza y no sólo cerveza, mucho vino en copas de plástico es la bebida elegida para disfrutar del espectáculo por los parisinos.
Entre grada y pista, nos decantamos sin dudarlo por la segunda opción y accedemos por la entrada correspondiente. Four Tet, que en esta ocasión es el elegido para compartir escenario con Jamie, ya está haciendo bailar como locos a los que se encuentran allí. Nos hacemos con un hueco en una respetable buena posición y nos integramos en el baile unánime del público para comenzar a disfrutar de la función.
La grada y la pista se van llenando poco a poco hasta rebosar, el sold out cada vez se hace más inminente y ya se puede sentir que allí vamos a vivir algo grande. Tras más de una hora de actuación, Four Tet termina dando paso a Jamie Smith, que aparece sobre el escenario, con su ya característica camisa blanca y con la timidez que le caracteriza por bandera. Apenas un saludo al público antes de empezar su show. Las miles de personas que estábamos presenciando aquello gritamos de emoción con el homenaje que el londinense hizo nada más llegar a David Bowie con su Let´s Dance.
Un poco de In Colour, su obra maestra y álbum debut, para empezar y meternos desde el primer momento en el bolsillo. El envolvente sonido de Obvs y Sleep Sound seguida de la contundente melodía de Gosh dieron paso a la parte central del set, la más oscura de todas y que rozó casi por completo el techno. Sudamos y mucho. Hay que ser de hierro para no dejarte la piel bailando ante semejante espectáculo de música.
La parte oscura desembocó en lo que todos queríamos oír y ver allí, su as bajo la manga. Gritamos y mucho cuando intuimos los acordes de I Know There´s Gonna Be (Good Times) y no había una sola persona en la sala que no estuviese cantando a todo trapo. Al mismo nivel si cabe estuvo Loud Places cuando la voz de Romy sonaba hasta en el último rincón de Le Zénith.
El bis vino de la mano de Girls, que fue la elegida para poner punto y final al concierto, y para terminar con un inmejorable sabor de boca.
No hace falta un micro para dar un conciertazo y de eso sabe mucho Jamie XX.