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Vampire Weekend desata la locura en Madrid

VAMPIRE WEEKEND. FOTO CORTESÍA DE LIVE NATION

Fotos: Solveig Möller (http://www.solveigmoller.com)

Lugar: Sala La Riviera, Madrid.

Fecha: 12 de noviembre de 2010

La tarde se presentaba prometedora. Y la Sala La Riviera, llena hasta los topes, parecía el lugar perfecto para el pop tropical de los Vampire Weekend, con sus famosas palmeras en el centro de la sala. Eso sí, hacía un frío del carajo, pero eso no evitó que el ambiente fuese caldeándose (en el buen sentido) poco a poco por la multitud de fans que se agolpaban en las primeras filas (y más tarde, hasta en la más alejada esquina del recinto) para ver a una de las bandas más admiradas del panorama actual.

Antes de la actuación de los neoyorquinos, el dúo Jenny and Johnny tuvo una meritoria actuación, con un juego de voces chico-chica en sus canciones realmente efectivo. Pero la locura no se desató hasta que salieron al escenario los cuatro chicos con pinta de niños buenos a los que todos estaban esperando.

¡Y qué forma de comenzar su actuación, nada menos que con Holiday, segundo single de su último trabajo titulado Contra, con el que se terminan de meter en el bolsillo a un público ya de por sí entregado! Y ellos también lo cogen con ganas, ya sea con la hiperactividad de Chris Tomson a la batería o los indescriptibles bailoteos de Chris Baio mientras rasga las notas con su bajo.

La actuación continúa con White Sky y Cape Cod Kwassa Kwassa, su particular homenaje a su admirado Peter Gabriel, en la que sobresalen los ritmos de teclado de Rostam Batmanglij y la batería. Tras una pausa en intensidad para una canción lenta de la mano de I Stand Corrected, llega la primera petición de singalong de la noche (habrá varias para hacer las delicias del público), y vaya si la gente responde, con unos tremendos “whoaaaaaaa” para acompañar el estribillo de M79, correspondiente a su disco de debut.

A continuación, la banda nos brinda Bryn y California English, con ese comienzo en el que la voz de Ezra Koenig se ve ayudada por un decoder para lograr ese efecto tan característico que identifica esta canción. Y entonces llega otro momentazo de la noche, con la esperadísima Cousins, una de las favoritas de los fans como demuestra la increíble reacción del público, con Rostam cambiando teclados por guitarra para la ocasión.

Pero no es el único cambio de instrumento que vamos a presenciar, pues Baio aprovecha Taxi Cab para demostrar sus habilidades con el contrabajo, mientras la sala se llena con el sonido de las palmas acompañando la canción. Run, una de las favoritas de este redactor, y A-Punk, aseguran que el recital no pierda ni un ápice de intensidad y que la diversión siga por todo lo alto. Desde luego, hay un ambiente de celebración que ha logrado contagiarse a todos, desde los miembros de la banda hasta el más descreído de los asistentes.

One (Blake’s Got A New Face) trae otro de los mayors singalongs de la noche, y es que es difícil resistirse a corear este estribillo, mientras que Diplomat’s Son y Contra traen un poco de pausa al concierto, destacando especialmente la última tras el anuncio de Ezra Koenig de que se trata de la primera vez que este tema es interpretado en nuestro país.

Llegado este momento, el sonido lento y atmosférico de la última canción parece sonar a despedida, pero no…Llega el momento de Givin Up The Gun, un temazo que suena como los ángeles en directo, Campus, que también gana en vivo y, sin pausa alguna entre ambas, mi favorita, la grandiosa Oxford Comma, con la que sí se despiden del público…Pero a medias, ya que siempre se sabe que la banda va a volver a tocar algún tema más.

Y tras unos pocos minutos de espera, vuelven al escenario con la magnífica Horchata (una pena haberles oído decir en una entrevista que es una bebida mexicana, a ver si pasan por Valencia y aprenden), la extraordinaria Mansard Roof (toda la sala bailando con las manos arriba, una visión impresionante) y, para acabar de verdad, el frenético e hipnotizante ritmo de Walcott, broche final inmejorable para un sobresaliente concierto.

Porque ese es el único adjetivo que se puede poner a la actuación de los Vampire Weekend en Madrid: sobresaliente. No sólo son magníficos músicos, sino cuatro chicos que disfrutan con lo que hacen y tocando su música en lo alto de un escenario. Y eso se transmite. La comunición entre banda y público fue total, tanto que Ezra Koenig se despidió del público prometiendo volver a Madrid en cuanto el grupo tenga nuevas canciones que ofrecer. Y les estaremos esperando.

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