Este pasado jueves, una vez más, Unknown Mortal Orchestra volvieron a pasarse por la capital de nuestro país para traernos su adorable y amoroso pop lo-fi psicodélico, que año tras año y a un ritmo severamente discreto va ganando adeptos en España. Con un público de suficiente (y tampoco muy numeroso), exceptuando a los típicos charlatanes incorregibles, Ruban Nielson acarició sobre el escenario su guitarra con ese rechinante pedal que junto a su aguda voz le hace tan abrazable, y el resto es historia.
Es curioso que a ver el concierto de presentación de Multi-Love fuesen tantas parejas, cuando las letras del mismo están basadas en la desprogramación y la liberación de prejuicios relacionados con la monogamia, hablando del triángulo amoroso que el vocalista mantuvo con su mujer y una fan, que incluso vivió con ellos durante un tiempo. Así, mientras Nielson cantaba a su inestimable e interesante experiencia, la gente, medianamente respetuosa, se abrazaba fuertemente, se hacía selfies, o se agarraba de forma posesiva, disfrutando -no sabemos hasta qué punto- del maravilloso directo que tienen UMO. A pesar de que el objetivo principal del directo era presentar su nuevo disco, gran parte del set estuvo dedicado a unos geniales desarrollos instrumentales de antiguas canciones, como una versión de 8 minutos de From The Sun, o otra de 7 minutos de la indispensable Ffunny Ffrends.
Pudimos escuchar también de sus anteriores trabajos temas como How Can You Luv Me, So Good At Being In Trouble, Swim and Sleep (Like a Shark) y de lo nuevo Stage Or Screen, Ur Life One Night o una genial versión más soul de The World Is Crowded.
Pero lo mejor quedó para el final… Con un concierto más jazz pop que otra cosa, con solos de batería, piano, y líneas nuevas del bajo, Unknown Mortal Orchestra demostraron que han crecido como banda enormemente desde 2013 (la última vez que pisaron Madrid) con grandísimas nuevas ideas aplicadas a sus grandes canciones de siempre, a lo que sumaron las de su álbum Multi-Love, que como comentamos hace unos meses en nuestra crítica es el más reseñable/memorable que han firmado. Fue con la ya mencionada Funny Ffrends y con la canción que da nombre a su nuevo álbum con las que realmente marcaron la diferencia, incluso dejando que el público cantase estrofas y estribillos, o diese palmas en un desarrollo instrumental, como si estuviese presenciando un directo de algún tipo de banda llenaestadios de esas que cuentan por hits sus canciones (y es que en realidad estos no están muy alejados de esa calidad musical). Cuando sonó el teclado de Multi-Love la aclamación fue pasmosa, se desató la euforia y prácticamente todo el público comenzó a danzar y a brincar sin pausa hasta el final, que resultó el del mismo concierto, previo a un casi perfecto bis.
Para este dejaron los instrumentos haciendo ruido, enganchando esta distorsión con la misteriosa, oscura y sensual Necessary Evil, que sonó sensacional para poner al público a tono con el cierre; Can’t Keep Checking My Phone, aún más funk y sensual, que logró convertir la Sala Penélope en algún punto medio entre una bacanal techno gobernada por el MDMA, una discoteca setentera repleta de afroamericanos bailando de forma despampanante con su permanente y una desinhibición total influida por los toques orientales y la absoluta compenetración entre el público y unos músicos que sabían exactamente a lo que habían venido.
Como puntos negativos, podríamos destacar que la sala no siempre sonó como debía, desaprovechando – sobre todo al comienzo- algunos detalles geniales de Nielson en la guitarra y en la voz, y ya que estamos, que no tocaron Puzzles, el cierre más bonito, sentimental y redondo que han hecho hasta la fecha.
Aún así, la banda firmó un directo casi redondo, entretenido y bello por igual, que dignificó y enalteció su discografía y que nos volvió a llenar de amor (sea cual sea su forma, o a lo que llamemos así) a todos los que tuvimos la suerte de verlo.
Fotografía vía Primavera Sound