La noche prometía y mucho, ya que había muchas ganas de volver a ver a McEnroe en Donosti, pero nos fuimos con la sensación de que el pequeño Teatro Principal se les quedó algo grande. La cita fue el pasado jueves día 20 a las 20:00h en el emblemático Teatro Principal de San Sebastián. Llegamos al lugar y nos encontramos, además del público que se disponía a ver a los de Getxo, las ya clásicas colas de los aficionados a la Semana de Cine Fantástico y de Terror, esperando para coger los mejores abonos con sus hamacas. La mezcla de gente en el exterior del Principal era realmente interesante y divertida, la verdad.
Una vez dentro y con tan sólo 5 minutos de retraso, salió Ricardo Lezón, líder de la banda, en solitario con su guitarra sobre un oscuro escenario sólo iluminado por un foco para interpretar Ahora en acústico. Todo muy austero e íntimo, dejando el protagonismo a la canción.
El concierto continuó en la misma línea de austeridad con Planetas, también en acústico pero en esta vez con otro miembro de McEnroe a la guitarra, que sustituyó a Pablo Isusi (bajo), quien no acompañó al grupo en esta ocasión.
A partir de este momento sale el resto del grupo, y suenan los acordes de una de mis canciones favoritas, Mundaka. Esto promete, pero vemos a Ricardo muy abrumado. Nos llama la atención la ausencia de Gonzalo, a quien sustituye orto músico llamado Nacho. Más tarde, nos explica Ricardo, muy tímido y parco en palabras, que está con el brazo fracturado por una caída en moto.
No sabemos si fue por las dos ausencias, de Gonzalo y Pablo, pero no funcionó como en conciertos anteriores. La voz de Ricardo, que siempre nos ha estremecido haciéndonos sentir incómodos, y llevándonos por una montaña rusa emocional, en esta ocasión no tiene la fuerza de siempre. Además, el sonido en temas como Caballos y Palmeras y Rugen las Flores suena bastante sucio. Esto, sumado a que al día siguiente en el Facebook de la banda podíamos leer que Palmera Smith anulaba su concierto de ese mismo día en Vigo por motivos personales, corroboraban nuestra impresión: algo no fluye.
El concierto fue un ir y venir de músicos sobre el escenario, intercalando el set acústico con el eléctrico, y en él dieron un repaso a su último álbum Rugen las Flores, sin olvidarse de los grandes temas de toda su discografía, como Los Valientes (que nuevamente interpretó Ricardo en acústico y en solitario) o La Cara Noroeste.
Pretendía ser algo muy sencillo y mágico, en un lugar especial. El show estaba realmente muy bien pensado, con un juego de luces sencillo, con la única pretensión de dar protagonismo a las maravillosas canciones de los de Getxo, pero el sonido, muy sucio en numerosas ocasiones, algún fallo por parte de Nacho, la gran timidez de Ricardo, quien reconocía que «el silencio del teatro, acojona» o probablemente que nuestras expectativas eran altísimas, nos dejó con un sabor agridulce.
Se despedían con Vendaval, como ya es habitual en los conciertos de esta gira, pero aún dejaban espacio para tres temas más. A partir de ahí, toda la banda abandonó el escenario, excepto Ricardo quien interpretó en acústico El Alce, para acto y seguido salir toda la banda a tocar En Mayo, pero otra vez el sonido suena muy sucio, y se van de forma extraña. A mi me da la impresión que han dejado la canción a medias. Ante la insistencia de los bises del público, que parece estar disfrutando del concierto, vuelven a aparecer, para esta vez sí, dar por finalizado el concierto con Las Mareas.
Puede que quienes no hayan visto antes a McEnroe difieran mucho de esta crónica, pero es que nosotros les hemos disfrutado en numerosas ocasiones y en todas ellas hemos salido con un nudo en el estómago, no sólo por las letras de sus canciones, ni por la impresionante voz de Ricardo, sino porque manejan como pocos grupos las intensidades de los temas y miman como pocos las instrumentaciones y percusiones, cuidando al máximo todos los detalles, incluyendo, cómo no, la calidad del sonido. Y es que la última vez que tocaron en Donosti fue en Intxaurrondo K.E, donde dieron un concierto sencillamente magistral. Allí las emociones nos desbordaron y dejaron el listón realmente muy alto. Por ello, en el Teatro Principal nuestras expectativas eran igual de altas.