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Un San Isidro con Novedades Carminha

Cuando Sound Isidro acerca a unos gallegos como Novedades Carminha a la capital en fechas festivas, pasa lo que pasa: se lía.

Y eso ocurrió la noche del sábado en Penélope Madrid. Un concierto de locura, como esos a los que nos tienen acostumbrados los de Santiago.

Para vivir el concierto de la forma más castiza posible, la organización del show se encargó de repartir gorras de chulapo a todos los asistentes (e incluso algún que otro clavel entre las chicas también pudo verse); un contraste de altura entre el chotis típico de la fecha con el punk rabioso y divertido de Novedades.

Con Peluquería Canina comenzó el delirio punk; el cuarteto madrileño presentó en directo su EP Cerebros (2014), entre algún que otro tema nuevo.

A lo grupo recién salido de la Movida madrileña, la banda animó al personal a golpe de punk agresivo. Y qué más da que sus letras hablen de Sangre Joven o de un Campamento Boy Scout, entendieras o no las letras que berreó Riki y las completas y complejas melodías en la guitarra de Manu, los pies acabarían moviéndose. Si es que, acabaron ganándose al público con su estilo híbrido entre el post-punk Madchester con el garaje-rock que inundó nuestro país en la transición.

Los gallegos Novedades Carminha se apoderaron de la sala de Moncloa para poner todo patas arriba con su Juventud Infinita, un trabajo lleno de melodías rápidas, refrescantes y letras agudas y pegadizas que no se andan por las ramas; con himnos con los que toda la chavalería moderna puede identificarse. Desde esa asidua al Ocho y Medio que baila Mi Realidad como si no hubiera un mañana y lleva el cuello de la camisa abrochado hasta arriba (ya sabéis, la Antigua pero moderna), hasta el malhumorado amigo que está harto de que tengas a Coldplay en bucle y que tanto te repite que Tú antes molabas. Hay cabida para todos en el universo Carminha.

Devórame otra vez, ¿qué más añadir con ese título? Quizá, que sus guitarras con ecos del rockabilly trasnochado de los ochenta, bien encaja con una letra tan salvaje como amorosa: “soy tu tigre de bengala, te como con la mirada salvaje». Bueno, amorosa, sexual… Todo vale.

El punto fuerte de los gallegos, además de su energía frenética, son sus irreverentes, inteligentes y divertidas letras, llenas de ironías y críticas a la sociedad contemporánea, como ocurre en Asociación de Amigos del Islam o Amor Rural. Mientras que los temas de su último trabajo sonaban más premeditados en comparación a sus anteriores discos, en especial a aquel Te Vas Con Cualquiera de 2009, un álbum con riffs agresivos y berridos que bien podrían recordar al mejor Johnny Rotten, en Échame gel y Prove my love.

Pero no deben olvidarse tampoco los cortes que pudimos escuchar de Jódete y baila, empezando por este tema que da nombre y resulta de lo más efectivo para, por supuesto, que la gente baile (sin joderse, aparentemente). También se lo pasaron de maravilla con Pesetas.  El solape entre unos temas y otros son constantes durante todo el concierto, por sus similitudes compositivas y melódicas, por lo que se hizo muy fluido el espectáculo, más corto de lo que realmente fue (y vaya, tocaron más de veinte temas en algo más de una hora).

Madrid, Madrid, Madrid… ¡¡Taca-taca-taca-taca!!”. Lo que parecía un chotis recién salido de las Vistillas entre barquillos y limonada, terminó siendo una versión enloquecedora de Demolición de Los Saicos. El pogo se llevó por delante a todo aquel que se acercara al centro de la sala; antes de ello, Juventud Infinita había sido coreada por el público, con la gran frase «o follamos todos o me tiro al río» como seña de identidad. Fácil de recordar como muchas de sus letras; a veces las metáforas son totalmente innecesarias.

Con ellos se han renovado los himnos juveniles que marcan cada generación; en este caso, aluden a la fugacidad de la juventud, tan breve como sus canciones, por mucho que una de ellas aluda a la infinidad de ésta.

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