Anoche Madrid retrocedió hasta los años ochenta durante unas horas. A ratos el Palacio de los Deportes WiZink Center vestía hombreras y chupas de cuero mientras se colaban retales de La Movida Madrileña. Ayer se celebró el 40 aniversario de El Penta, el bar mítico de Malasaña, al que Antonio Vega le dedicó uno de los temas con más historia de la música nacional, y donde nacieron algunos de los más importantes grupos españoles. Y la nostalgia se hizo presente con recuerdos en forma de canciones.
Fue un viaje de tres horas y media por cuatro décadas de música en español a lo largo del cual más de 4.000 personas se trasladaron canción a canción a sus años de juventud, al ritmo de temas con los que muchos se dejaron las gargantas como aquel Chiquilla o Quiero tener tu presencia de Seguridad Social, a los que puso voz José M. Casañ; o el pegadizo estribillo “vaya, vaya, aquí no hay playa” de Los Refrescos.
Una velada en la que mientras Rubén Pozo (la otra mitad de Pereza) se preguntaba, al ritmo de Margot, dónde iba a ser el «fiestón», otros decidieron montárselo por su cuenta y poner a bailar a todo el recinto, como fue el caso de Ariel Rot y el Rock and Roll en la plaza del pueblo de Tequila, o Alberto Jiménez de Miss Caffeina, con temas más actuales y eléctricos como Mira cómo vuelo y Ácido.
El toque más rockero y gamberro corrió a cargo de unos cuantos nombres destacados de aquella época, entre ellos, Johnny Cifuentes de Burning quien se ganó al público (con sus bailes) y el infalible ¿Qué hace una chica como tú en un sitio como este?, Jaime Urrutia con El calor del amor en un bar de Gabinete Caligari, o Miguel Costas de Siniestro Total con Bailaré sobre tu tumba.
Pero en este recorrido a lo largo de cuarenta años de historia de la música pop en español no sólo se viajó al pasado. Además de los mencionados Miss Caffeina, no faltaron bandas de trayectoria más reciente y sonidos más indies, aunque algo menos coreadas que el resto de artistas, lo que posiblemente se deba a que la edad media de la sala rondaba los 40 y lo que querían era disfrutar de «los clásicos». Sobre el escenario, Lori Meyers, quienes sonaron más íntimos que de costumbre con Luces de Neón, Emborracharme o Siempre brilla el Sol en un formato acústico, Zahara que hizo enmudecer al Palacio con una preciosa versión -que en otras ocasiones ha cantado a dúo con Santi Balmes de Love of Lesbian– de Lucha de Gigantes de Antonio Vega; La Habitación Roja o Sean Frutos de Second.
También hubo tiempo para la reivindicación a cargo del tema Espaldas mojadas de Tam Tam Go, que Nacho Campillo quiso dedicarle a Donald Trump. Y alguna bandera de España ondeaba dese primera fila al ritmo El Imperio Contraataca de Los Nikkis, el que durante muchos años se sostuvo como una especie de canto a favor de España y del que ‘la derecha’ se apropió, hasta que hace unos años los componentes aclararon que la canción estaba escrita de forma irónica.
Los recuerdos afloraron con más dureza cuando se bajaron las luces y empezó a sonar, sólo con un piano, Una décima de segundo de Nacha Pop, mientras las pantallas comenzaron a lanzar imágenes ‘in memoriam’ de Antonio Vega, Antonio Flores, Enrique Urquijo, Pepe Risi, o Manolo Tena, entre muchos otros. A quienes despidieron con un “ellos nos siguen inspirando”.
Llegó el final y como era de esperar no podía faltar La Chica de Ayer. Pero nadie salió a cantarla, quisieron que la fiesta terminara del mismo modo que noche tras noche desde hace 40 años cierra sus puertas El Penta, con todos los que ocupaban la pista cantando al unísono el tema de Antonio Vega, a modo de karaoke y con el único acompañamiento de la banda –una banda, con caras conocidas, que merece mención especial tras mantenerse firme y acompañar a los más de 20 artistas que pasaron por el escenario durante las más de tres horas que duró aquello-. Así se bajó el telón de una noche que cumplió su función de transportarnos a momentos y recuerdos de otras épocas y llevarnos por canciones que consiguieron que pudiéramos volver a amar los ochenta.