Este fin de semana lo hemos dado todo en la tercera edición del festival madrileño, donde durante el viernes, sábado y domingo pudimos ver y oír desfilar a una buena parte de los mejores grupos que el indie patrio nos está dando, aunque con sorpresas internacionales.
En un recinto vistoso, cerca de la urbe pero lo suficientemente alejado para mimetizarse con la naturaleza, el Festival Tomavistas conjuga de buena gana la música en vivo con la mejor comida callejera creando un festival sibarita pero alcanzable.
En términos generales, no hubo mucha afluencia pero no vamos a decir que no estábamos anchos con tanto espacio para bailar y descansar. Uno de los pocos contras a sacar fue el precio de la cerveza, que se vendía a precio de sangre de unicornio y la opción del refresco tampoco acompañaba.
Os desgranamos las jornadas por días.
Viernes
Nuestra primera opción fue llegar a Novedades Carminha. Son toda una oda a los años noventa y su música, llena de guiños cómicos nos revela una atemporalidad innata, siempre impresa en sus canciones. Divierten pero no cansan, hacen bailar pero no caen en la estridencia. Su hit Antigua pero moderna cerró su concierto dejando un buen sabor de boca.
La propuesta que nos traía el escenario Mondosonoro era Trepàt. Si no les has escuchado nunca, no es un grupo asequible pero si entiendes el concepto se disfruta cantidad. Aunque sigue una línea muy marcada hacia la música de los años 90, sus letras aportan cierto dramatismo y oscuridad dándole un toque original. Posiblemente fue uno de lo conciertos que más me gustó porque no esperaba nada y me encontré algo atrevido. Aunque sea totalmente arrítmica su música, marca la diferencia.
Guadalupe Plata nos devolvían a una realidad más cálida, mucho menos gélida, que, fundamentalmente, era lo que estábamos viviendo anteriormente en mayor o menos grado. Los de Úbeda hacen un estilo musical bastante poco usual en España y aunque sus letras es posible que nunca se nos graben en la mente, hacen de su concierto un conjunto muy potente e interesante; donde solo tres músicos (y qué músicos) saben inventarse caminos sonoros fabulosos, creativos. Una vez más estuvieron a la altura.
Lost Tapes, según los puretas sería un super grupo, esa palabra que denomina a bandas que tienen uno o más miembros de otra formación pero por nuestra parte nos parece insultante esta forma de hilar. Así que con un solo disco y varios EP’s han sabido mezclar elegantemente unas buenas bases electrónicas con la potencia de las guitarras, empujándonos a unos tardíos años 80, con bastante buen gusto. Temas como For Real nos muestran la clase que desprenden.
Todos los conciertos iban muy seguidos como se puede aprecian, de hecho, alguno se solapaba por minutos y había que, literalmente, correr.
Era el turno para Chucho, o lo que creó Fernando Alfaro tras disolver Surfin’ Bichos. Aunque tuvieron sus años de grandeza, lo que queda es un poso bonito y nostálgico, donde la voz de manchego pasa por la vida inalterable, distinguible a años luz. Aunque presentaron canciones de su nuevo álbum como Oso Bipolar, los temas de ese fantástico y onírico Tejido de Felicidad merecían salir de las entrañas, pudiendo disfrutar de Magic y Revolución. Directo de calidad donde los haya.
El escenario Mondosonoro se rendía mientras tanto a los pies de El Último Vecino, banda catalana cuyo despegue ha sido en ascenso total. Una vez más su inspiración es la viva imagen de Ian Curtis pero sus letras son menos tétricas y mucho más cercanas. Sus aspavientos hacen las delicias de los allí congregados, protagonizando uno de los mejores conciertos de la velada, aunque en ocasiones la excesiva confianza que desprende le hace algo airoso. Pero al margen de una pose y actitud saben meterse al público en el bolsillo.
Nos volvíamos al escenario Tomavistas para ir cerrando la noche, donde los argentinos Cápsula ponían el punto sentimental a la velada homenajeando al genio David Bowie tocando The Rise and Fall of Ziggy Stardust and the Spiders from Mars. Los chicos estuvieron estupendo tanto por la calidad de su interpretación como para transmitir la emoción necesaria para hacernos resucitar muchos sentimientos ocultos.
La noche se marcaba con A Place to Bury Strangers. Los neoyorquinos son un referente en su estilo, marcado por las guitarras, las atmósferas cargadas, el tenebrismo. Aunque el sonido era bueno y pudo ser un concierto épico, tampoco hicieron un esfuerzo extra con enganchar a los valientes que allí nos congregábamos. Siendo honestos, pasaron algo desapercibidos.
Sábado
Aunque tratamos de correr por llegar, la huelga de metro que asolaba la ciudad nos puso muchas zancadillas así que comenzamos nuestro día con Grupo de Expertos Solynieve. Los granadinos representan con fidelidad el sonido de su tierra, esa cantera tan productiva que da la tierra de la Alhambra.
Su sonido siempre es contundente, a camino entre un alt-folk y una figura costumbrista, delicado pero con arrojo; materializado en canciones como La nueva reconquista de Graná o La Reina de Inglaterra. Un concierto muy bonito para la puesta de sol.
Entre divagaciones llegamos a The Wedding Present, la siguiente apuesta internacional del festival; marcado fuertemente por el indie local. Estuvieron acercados, siendo un concierto tranquilo pero con su punto de equilibrio, con muy buen sonido. Si bien es cierto que no es una banda que impacte al verla en directo, cumplieron su rol y dejaron buen sabor de boca. Acertados.
Holögrama son los gaditanos menos arraigados a los sonidos de su tierra ya que sus bases electrónicas nos asoman más a propuestas nacionales como Delorean, banda estandarte. Prometen disco para este año y la verdad que en directo se dejan ver y disfrutar, aunque cuesta seguirles el rollo.
Para nosotros el plato fuerte del día era Triángulo de Amor Bizarro y no era la única que lo pensaba. Están en un momento brillante en su carrera y en sus directos se nota la fuerza a raudales, creando una atmósfera mágica, una comunión con el público maravillosa que coreaba sus canciones de forma desvivida. Aunque siempre será la triunfante De la monarquía a la criptocracia poco a poco generan nuevos hits. Sus conciertos han ganado con el paso del tiempo y su música ha encontrado su sitio, ¡enhorabuena!
La última de la noche se la llevaba WAS, donde tras el cambio de nombre han dejado el rock un poco de lado (y los insultos al público) y han dejado paso a las txalapartas y un synth pop alejando de sus anteriores propuestas. Supieron mezclar hábilmente los clásicos como 7:45 (Bring me back home) con las canciones que pertenecen a su nuevo disco y como siempre Deu estuvo excelente como maestro de ceremonias. Nos valió para cerrar la noche con mucha marcha.
Domingo
La jornada gratuita mostraba una faceta desconocida, donde el festival estaba atestado de gente, muchas motivadas por la irrechazable oferta que presentaba el cartel en la jornada dominical.
Nuestra primera opción fue Tachenko y es que los zaragozanos, a pesar de la veteranía, son incombustibles y siempre saben motivar al personal. Canciones tan maravillosas como Escapatoria, La Resistencia o Más Madera fueron una muestra del paseo que se dieron por su ya abultada lista de canciones. Son muy grandes en vivo y una vez demostraron su talento y energía.
Luis Brea y el Miedo nos sorprendieron gratamente con su mezcla de estilos, sin prejuicios. Con temazos como El verano del incendio o Dicen por ahí, conquistaron a iniciados y veteranos.
Posiblemente no eran los cabezas de la noche, pero sí de mi corazón y es que Mucho se han hecho unos monstruos del directo, una escopeta cargada de canciones inmensas. Totalmente centrados en la presentación de su tercer largo estuvieron soberbios, más propios para noche que para el día pero con una calidad muy notable, un engranaje perfecto. Larga vida a la mangananza cósmica.
Australian Blonde son el germen de todo esto. De lo que vino después. Del «indie», muchas comillas. Puedes anotar. Esto es un spoiler del pasado. Un flashback. A lo mejor has nacido en los noventa y no sabes lo que son: Historias del Kronen, huy chup chup. Xixón Sound o incluso Steve Wynn. Fran Fernández (Francisco Nixon), Paco Martínez y Pablo Errea, junto al enorme Paco Loco se juntan para hacer brillar esos noventas en todo su esplendor de pop-distorsionado-pseudo-grunge. Con un Paco Loco estelar con un supuesto brazo loco, enseñando el culo, haciendo magia con luces y con la guitarra. Enorme. Is just a moment, a souvenir…
Neuman. En formato trío, fueron los encargados de cerrar la noche. Ya recuperado de la situación que le provocó parar y a punto de sacar algo nuevo. Paco Neuman se encargó, con su armario de guitarras, junto a piano/teclados y batería de llevar su sonido hacia un rock-pop emocional llena estadios (o anfiteatros naturales en el caso del Tomavistas). Mucha gente aguantó el tipo como no queriendo volver a casa, como no queriendo que acabase el festival. Larga vida al Tomavistas
En resumen nos gustó Tomavistas, no nos importa que hubiera menos gente de lo habitual ya que se disfrutaba más de las instalaciones, el entorno es mágico y en general, merece la pena estar allí. ¡Hasta la próxima edición!