Hay bandas que no se suelen prodigar mucho en el asfalto español así que anoche era una buena oportunidad para poder encontrarnos con el directo de The Subways en Madrid.
La banda formada por Charlotte Cooper, Billy Lunn y Josh Morgan son ingleses pero bien podrían pasar por una formación californiana. Guitarra, mucha guitarra, batería cañera y actitud pseudo punk podrían ser los componentes idílicos de una banda norteamericana, pero no: Las apariencias engañan.
La apertura de la gélida velada madrileña fue de la mano de Dune Rats, banda californiana que telonean a los británicos para darse a conocer por Europa. Por una vez, los teloneros llamaron mi atención y su rock garage supieron arrancar al público unos bailes y unos saltos. Y muy divertidos, a decir verdad.
Eso sí, con puntualidad británica salieron The Subways, los reyes de la noche que congregaron a curiosos y a muchos fieles seguidores de la banda ya tienen un gran séquito de feligreses que les siguen allá dónde van.
Con una sonrisa de oreja a oreja aparecieron los tres integrantes, que, junto a una cuarta persona a cargo del sonido, se encargan de conseguir esa intensidad sonora.
Con un setlist calcado de otros conciertos de la gira, aunque muy bien elegido, deleitaron a las masas allí concentradas. Abrieron con We Don’t Need Money to Have a Good Time perteneciente a su anterior álbum Money and Celebrity, todo un canto a la rebeldía. La verdad que las letras de The Subways invitan en parte a coger la puerta e ir haciendo lo que le dé la santa gana a uno por la vida con sus llamamientos a la libertad y la diversión. Hay algo de locos en ellos que me fascina.
Shake! Shake!, Good Times y la coreada Mary continuaron la lista de canciones, dónde hábilmente alternaron grandes hits de 2005 con las novedades que presentaban anoche. Su cuarto álbum, de nombre homónimo, lleva un mes en el circuito pero se integró muy bien con el resto de temas más históricos.
Su directo se hace ameno porque ellos además intentan esforzarse en encandilar al público con intentos de hablar en español con una sonrisa permanente y además, el sonido era increíble, que era el propósito principal. Nada que criticar en este aspecto.
Kiss Kiss Bang Bang nos ayudó a seguir con nuestro ya fijo movimiento de headbanging que aún nos dura desde anoche y los pogos se dejaban ver en las partes más centrales de la lista, que estaba enloquecida.
My heart is pumping for a brand new beat marcaba un intermedio llevándonos al hit de la formación y hablamos de una canción de vigencia continua a pesar de cumplir una década: Rock and Roll Queen. La verdad que el primer disco de The Subways se podría enmarcar como una ópera prima de inmensa calidad.
La segunda parte del concierto fue un desparrame de canciones bailables: Celebrity, With You, Oh Yeah y ya cerrando la noche a lo loco, con salto desde una altura respetable por parte de Billy Lunn confiando en el que el público le cogía al vuelo, sonaron Just like Jude e It’s a party, broche de oro para una fiesta musical con sabor a antaño pero totalmente actualizada. En algún momento me imaginé un concierto de los años 90, pogos y cosas que yo no he podido vivir, pero que siempre he visto.
¿Conclusiones? Me gustó mucho el concierto porque había frescura y muy buenas intenciones, nos lo pasamos todos muy bien y es, además, el típico concierto del que sales con la sensación de haber disfrutado con alguien que también disfruta con lo que hace. The Subways, ¡Sobresalientes!
