Resulta paradójico que el concierto de The Soft Moon en Barcelona haya sido justamente el Día de la Salud Mental. En el caso de Luis Vásquez, su historia personal está llena de demonios. Un camino de traumas y autoflagelación. Pero, más que estigmatizarlos, los ha usado a su favor. Con su último álbum Criminal (Sacred Bones, 2018), parece que finalmente los ha vencido. Ha alcanzado el punto más álgido en su discografía.
Su registro más visceral, sacado de un lugar profundamente personal. Así ha sido definida esta última producción discográfica y la razón por la que The Soft Moon ha regresado a la [2] del Apolo. En esta ocasión, ha venido acompañado de unos hijos que susurran. Se trata de los belgas de Whispering Sons. Seremos testigos de un exorcismo. Lo que nos espera a continuación es un directo crudo y vibrante.
Whispering Sons y la potencia del susurro
Los Whispering Sons están liderados por la vocalista Fenne Kuppens y se formaron en 2013. Su debut en Barcelona coincidió con el lanzamiento de su primer álbum Image. Sentimientos de alienación en el medio de una atmósfera ominosa. Una potente línea de bajo, característica del sonido post-punk, y una voz gruesa que desgarraba cada palabra.
Nos topamos con un proyecto poderoso, omnipresente. Fenne de blanco, deslizándose en el escenario. Demostrando una pasión dolorosa, afilada como un cuchillo. Los tema de este disco debut son reflejo de una depurada manera de entender la música. Un sonido que no defrauda y que nos deja con un buen sabor de boca y ganas de más.
Desde su aparición en 2013, inspirados por el ritmo de su ciudad natal, Bruselas, los Whispering Sons no han dejado de madurar. La búsqueda detrás de su disco es un reflejo de esa sensación de vivir rodeados de irrealidad. Pero, al mismo tiempo, intentando ser fieles y honestos hasta la médula. Ha sido un debut a la altura. Los belgas nos agradecen estar allí para verles. Al contrario, gracias a vosotros por estar aquí.
The Soft Moon: Decadencia total
Su primer álbum homónimo en 2010, estuvo lleno de austeros riffs de guitarra. Muy lejos de lo que hemos presenciado hoy. La evolución de The Soft Moon es palpable y toca las fibras. Mientras que Luis en sus inicios intentaba ahogar su humanidad ante una potente maquinaria electrónica, ahora lo humano dirige el camino.
Criminal es la catarsis final de The Soft Moon. Finalmente ha despertado de la pesadilla, pero este concierto nos relata lo tortuoso de su destino. El setlist ha sido pensando para esto, para llevarnos con él hasta lo más profundo. Iniciamos con Deeper, pasamos a Circles y llegamos a Burn. Una alegoría dantesca del espirítu que rodea al directo.
El escenario está vivo. Somos testigos de una batalla abierta con los demonios de Vásquez. Suena Insides y después Choke. Porque ellos (los demonios), están arraigados profundamente y lo ahogan. Le siguen Like A Father. El epítome de la catarsis creativa. El daddy issue es uno de los momentos más brillantes de este último álbum, además de ser uno de los temas más potentes de todo el directo.
Ahora sí hemos alcanzado la decadencia total con Total Decay, Far y Give Something. Hasta que en el fondo de este debate onírico oímos la voz de Luis que grita: «How can you love someone like me / The pain won’t pass away«. El dolor ha estado allí desde su primer acorde, pero es ahora -ocho años más tarde-, que finalmente ha sanado. Finaliza con Die Life y un encore con Black (Deeper, 2015) y Want (Zeros, 2012).
Sentimientos de autodesprecio, traumas familiares, dolor, culpa. Lo que ha presentado The Soft Moon esta noche ha sido una experiencia sensorial emocionalmente agotadora. Pero, al mismo tiempo, liberadora y sanadora. Se palpa una ira genuina, una sensación de querer escapar de una cárcel íntima y violenta. Sin embargo, el dolor como musa, aunque romántico, lastima. Es por esto que nos ha quedado muy claro que a The Soft Moon la catarsis le sienta bien.