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Swans: La banda que se negó a ser infeliz

El anuncio de la separación oficial de Swans se hizo público a mediados de este año, justo como antesala al lanzamiento de  Deliquescence (Young God, 2017)lo más reciente de la épica agrupación de post-rock/noise norteamericana. Además, el propio Michael Gira (fundador de la banda), confirmó lo que fanáticos y entendidos temían pero se negaban a creer: «La gira final de Swans (para esta iteración exuberante y heroica de la banda) está en sus etapas finales«.

El recorrido ha llevado a la agrupación y a su sonido denso, su experiencia extra-corpórea y peligrosa para oídos desprevenidos, a diferentes rincones de Europa haciendo sendas paradas en Madrid (Teatro Barceló, 11 de octubre) y Barcelona (Sala Apolo, 15 de octubre), junto al folk naive y profundamente triste de la cantante Baby Dee.

Es curioso ver en contexto lo que supone tener a Baby Dee como telonera de Swans. Una artista del performance, cantante, compositora y multi-instrumentalista, original de Ohio y con más de dos décadas de carrera artística. Disfrutar de Baby Dee y su acordeón, resulta en una experiencia triste y gratificante en partes iguales. Allí la vimos, esta vez junto a su sobrino en la guitarra, contándonos los sinsabores de su vida en la América profunda. Y es que Baby Dee ha sabido traducir sus vivencias como mujer transgénero, así como los prejuicios, maltrato y acoso del que ha sido víctima durante toda su vida, en hermosas canciones de folk dolido y punzante. En el marco de 45 minutos, Bay Dee interpretó los temas de su último álbum, I Am Stick (2015).

Una vez digerida la primera parte de esta despedida, los cisnes se dejaron ver para brindarnos un directo, de casi tres horas de duración, en el que los temas incluidos en Deliquescence (2017), The Glowing Man (2016), The Gate (2015) y To Be Kind (2014), fueron los protagonistas de la jornada. La formación actual de la banda, y la encargada de mostrarnos el camino a seguir en este camino de decir adiós, incluye a Michael Gira, Norman Westberg, Christoph Hahn, Phil Puleo, Christopher Pravica y Paul Wallfisch, aunque muchos (incluyéndome) echamos en falta la presencia escénica del gran vikingo Thor Harris.

Swans inició su viaje con el contundente The Knot, un tema de 45 minutos incluido en Deliquescence, álbum en directo, de edición limitada, lanzado en mayo de este año. Seguidamente, tocó el turno de Cloud of Forgetting (The Gate, 2015) y Cloud of Unknowing (The Glowing Man, 2016), ambos sinónimos de viajes intensos, penetrantes y de sonoridad pomposa, en las que la agrupación hizo gala de su claro virtuosismo. Habíamos alcanzado los 90 minutos de concierto y la audiencia seguía sedienta de Swans. En esta ocasión, los cisnes interpretaron The Man Who Refused to Be Unhappy, también incluido en Deliquescence, y The Glowing Man.

Y es que ser testigo de esta despedida gloriosa, de esta iteración exuberante, como indicó el propio Gira, fue más que un concierto de domingo por la noche. Se trató de oír, sentir y vivir la historia de una de las agrupaciones de rock experimental más importantes de las últimas décadas. El directo de Swans es una experiencia que sobrepasa sentidos, que induce a un trance colectivo dirigido por el canto de un cisne que se niega a ser infeliz pero que sabe que su camino ha llegado al final que había estado esperando desde hacía mucho tiempo. Ellos son los verdaderos rompe corazones, los que han hecho nuestro cuerpo volar y a nuestra cabeza girar. Swans por siempre.

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