SONIC YOUTH

El lunes ofrecieron el primero de sus dos conciertos en Madrid el cuarteto neoyorquino Sonic Youth, uno de los grupos más influyentes del panorama musical, que además venían acompañados, desde hace un par de meses, de una exposición artística del grupo en la que se recogen sus trabajos personales, así como obras de artistas que, en su mayoría, son amigos del grupo.
Después de más de treinta años de carrera, no dan muestra de agotamiento y eso también se traduce en la manera de interpretar las canciones, rayando la perfección. Pocos grupos cuentan entre sus filas con dos guitarristas geniales, Thurston Moore y Lee Ranaldo, así como con la carismática Kim Gordon, y sin olvidarnos de que en la nómina de Sonic Youth ha figurado también Jim O´Rourke, músico y productor de discos de la talla del Yankee Hotel Foxtrot de Wilco.
Así pues, se presentaron en una Sala La Riviera con el cartel de no hay billetes para supuestamente presentar su último disco, The Eternal, pero curiosamente, de éste no tocaron nada. De hecho, no tocaron nada de su repertorio anterior al año 95 lo cual, dicho así, puede parecer algo negativo, pero al contrario, el repertorio es tan abundante y abrumador como para permitirse esta licencia y dar un concierto genial.
Otra de las rarezas fue que las canciones fueron interpretadas tal cual, sin extenderse en la maraña noise que es firma del grupo, que sólo tuvo cabida al final del concierto, concretamente en los bises, donde sí desplegaron todo su potencial.
Abrieron el concierto con Schizophrenia, siguiendo con Bull in the Heather, 100% y Death Valley ’69 , pero donde se centraron principalmente fue en repasar el que quizá sea su mejor disco, Daydream Nation, del cual interpretaron Hey Joni, Silver RocketThe Sprawl, ´Cross the Breeze , Trilogy: a) The Wonder y Trilogy: b) Hyperstation. Las dos últimas se las guardaron para los bises, momento en el que se dejaron llevar y abrazaron su lado más noise, llevando las melodías por derroteros experimentales con una maraña de feedbacks y acoples, teniendo su máxima expresión en la última canción, Expressway To Yr Skull.
La tercera rareza es que fue un concierto corto, a la hora de haber empezado ya estaban tomando el camino del camerino, algo poco habitual. Esto se debió en parte a lo comentado anteriormente, las canciones fueron tocadas tal cual, no se extendían en el ruidismo por el que el grupo es conocido. Quizá esto fuera uno de los únicos reproches al concierto, la duración (hora y media) y la falta de intensidad que le parecía faltar a alguna de las canciones, ya que parecía que sonaban muy contenidas.
Sonic Youth siguen siendo una de las grandes bandas y lo demostraron, haciendo que un concierto atípico suyo fuera apoteósico, más teniendo en mente que al día siguiente iban a tocar otra vez, por lo que cabía preguntarse si ese sería el concierto “típico “ de ellos.
PUNTUACIÓN CRAZYMINDS: 9/10

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