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Sónar de Día: experimentación y transgresión

Otra edición del Sónar que termina, concretamente la número 25. Se va con la cifra más alta de asistentes de su historia, un total de 126.000 personas pasaron por el festival barcelonés; además, el Sónar+D ha contado con la presencia de un total de 5900 profesionales. Un año más que notable en el que ha destacado un cartel heterogéneo, explorando muchos rincones de la música electrónica y avanzada, y con la presencia de tanto artistas emergentes como otros de consolidados. En el artículo de hoy, os repasamos todo aquello que hemos vivido en el Sónar de Día, donde han destacado aquellas actuaciones que preferían experimentar o transgredir en todos los aspectos.

Jueves, 14 de junio

Una parte importante de la primera jornada la pasamos viajando entre tres dimensiones y compartiendo esos recorridos con el minimalismo y el ambiente. Empezamos volviendo a las pantallas japonesas de los años ochenta gracias a la colaboración del escocés Kode9 con el animador Kōji Morimoto. Una experiencia sensorial en la que los sonidos minimalistas del productor, influenciados por las bandas sonoras de los juegos asiáticos de hace treinta años, acompañaba a unas proyecciones anime que hacían pensar en el steampunk de Akira. Esta misma tarde también entramos en la dimensión incisiva y rompedora de Sinjin Hawke y Zora Jones, complementadas por unas proyecciones deformadas de sus siluetas moviéndose de forma sensual. Y, el tercer universo que exploramos, fue el de la nórdica Jenny Hval, ya conocida por los asistentes del festival, con toques de performance y extracción corporal mientras nos iba desgranando su último trabajo, The Long Sleep.

Entre tanto viaje y viaje, nos quedamos en el país y fuimos a ver qué tal se desenvolvía Putochinomaricón en directo. Siempre hay curiosidad por ver qué tal lucirá en vivo un producto que ha surgido y se ha popularizado en internet. Y realmente el resultado fue positivo. El carisma de Chenta Tsai inundaba el SonarXS y era el perfecto acompañante de sus temas más que conocidos (que fantástica es Gente de Mierda), pegadizos y llenos de la ironía que lo ha hecho tan fuerte y le ha ayudado a llegar dónde está ahora. Además de contarnos un poco de su vida, aprovechó también para hacer un grito a que salgan más artistas queer y romper con el homonormativismo que inunda de clichés la comunidad LGTBI.

Nos fuimos hasta las calles de Islington, Londres, y fuimos completamente arrollados por Little Simz. Con solamente 24 años de edad, la rapera británica tiene una fuerza contagiosa en el directo y hace lo complicado realidad: llevar en el live la misma velocidad de rapeo que nos muestra en sus versiones de estudio y, aún hoy en día, nos tiene sorprendidos. Sus composiciones, que también beben del hip-hop, el soul y el jazz fueron el mejor complemento del sol que pegaba fuerte en el Sónar Village. También un punto extra por el carisma magnético que desprendía Little Simz, haciéndonos cómplices de su optimismo y animándonos aún más a bailar siguiendo el ritmo de sus palabras.

Finalmente, los rayos de sol del primer día acabaron con el bloque de baile más fuerte de las tres jornadas del Sonar de Día. Empezamos con Yaeji, con una de las mejores sesiones que recuerdo haber bailado encima de la hierba artificial del festival barcelonés. La fama que ha cogido en tan poco tiempo la productora de house americana-coreana está totalmente justificada. Una sesión que fue creciendo progresivamente y explotando al final en su tema y signatura personal, raingurl. Seguimos con un artista un poco más experimentado, George FitzGerald, que nos presentó una versión live de sus temas más que efectivos en la pista de baile. Pero el clímax llegó al final, con una sesión de infarto de uno de los más veteranos de los platos (y, de hecho, del Sónar), Laurent Garnier. No hay nada mejor para un aniversario que mirar los años que has vivido, y eso es lo que nos hizo el DJ francés, pero desde su punto de vista: un repaso de su extensa carrera musical.

Viernes, 15 de junio

De Italia a África en dos horas. La jornada empezó con el primer directo que hace Liberato fuera de su país de origen. La sala estaba bastante llena, principalmente de gente italiana, pues el misterio que siempre ha rodeado la figura del artista ha sido importante, y aún más cuando es poco frecuente poderle ver en directo. No salió un músico encapuchado y con la cara tapada, sino tres, pero que tocaban totalmente en sincronía como si los uniese una sola alma. Un recorrido de percusión electrónica, con toques de pop europeo, en el que no faltó ninguno de sus hits que fueron entonados a todo pulmón por sus seguidores. Y luego cruzamos el mar Mediterráneo para ir al continente africano. Primero, con la sesión que nos prepararon los Distruction Boyz, en la que la electrónica se mezcla con los ritmos tradicionales africanos creando composiciones hipnóticas para el cuerpo. Y luego con la presencia especial de Diplo, saliéndose un poco del entorno al que nos tiene acostumbrados y explorando aquellos sonidos, también provinientes del continente africano, que le sirven de inspiración para sus ritmos tan característicos.

En esta segunda jornada del Sónar de Día también vivimos la exploración que están haciendo dos artistas experimentales con su propio sonido tan característico. La primera fue Laurel Halo, una artista que aún no hay ninguna clasificación que le haga justicia a sus creaciones artísticas. Con su voz, usándola como si fuese un instrumento sintético más, te abstraía del cuerpo y te llevaba a rincones aún sin explorar de la existencia. Y, por otra parte, SOPHIE llegó para destrozar todo lo que conocemos, para crear un nuevo mundo y, ya de paso, convertirse en una de las mejores actuaciones del festival. Más que directo musical, seguramente «performance» sería el que mejor puede definir lo que vivimos. Mientras iba desgranando su excelente nuevo disco, Oil Of Every Pearl’s Un-Insides, la actitud iba cambiando de polos al igual que hace su característica música: pasábamos de la transgresión y destrucción máxima a los sonidos agudos, pegajosos y rosas del pop más contemporáneo.

También dedicamos una parte importante del día a disfrutar sin pausa del baile en el Despacio, la colaboración entre los 2manydjs y James Murphy. Una de las perlas maestras de esta edición del Sónar. Un espacio cerrado, rodeado de torres de amplificadores McIntosh, con un sonido perfecto, mientras los artistas iban pinchando música a la antigua usanza, con vinilos. Realmente uno podía entrar ahí y estar bailando un par de horas sin darse cuenta del paso del tiempo, entre temas que se movían por una gran cantidad de géneros musicales pero todos enlazados con una maestría suprema. Seguramente, hay pocos artistas con tanto conocimiento de la música popular como 2manydjs y el líder de LCD Soundsystem. Nuestra primera impresión ya fue sorprendente y grata, cuando entramos en el espacio y empezó a sonar una versión disco del Por Qué Te Vas? de Jeanette.

Sábado, 16 de junio

En el tercer día pudimos ver dos facetas muy distintas de la electrónica pura. Por un lado, la unión llamada Second Woman nos trajo un repertorio de electrónica muy minimalista, acompañado también de unas proyecciones audiovisuales simples, a base de flashes y colores puros, que te daba la sensación de encontrarte dentro de una de las primeras máquinas electrónicas. Y, en el otro lado, la colaboración de DJ Earl y Nick Hook nos trajo una de las sesiones más potentes (y fuertes) del día, provocando que, incluso aunque quisieses, tu cuerpo no pudiese estar sin vibrar más de 2 segundos.

Tambien tuvimos una pequeña muestra de los jóvenes sonidos urbanos que salen de las calles. El primero, de tierras nacionales y bajo el nombre del Rels B, nos trajo un rap más melódico y optimista de los otros compañeros que han salido de la misma generación musical que él. Se agradece también escuchar mensajes alegres de raperos nacionales de vez en cuando. Y, por otro lado, directa desde Argentina, una de las sensaciones de este año: Nathy Peluso. Dando uno de los conciertos de este Sónar, la cantante iba mezclando rap, trap y sonidos tradicionales del baile latino, creando unas composiciones que la distinguen de los demás artistas urbanos. Además, demostró tener también una voz potente, dotes de baile y una simpatía que le hacían ganar el cariño de los asistentes.

Si antes hablábamos de la notable puesta en directo de una estrella salida del internet como Putochinomaricón, esta vez tocó presenciar como se desenvolvía en el escenario Lory Money. A diferencia de Tsai, el discurso de Money acabó haciéndose repetitivo y sin muchas herramientas más que explotar. Quizás es por la falta de experiencia del directo, para además de las risas de los temas ya conocidos, el concierto acabó siendo como escuchar el mismo chiste una y otra vez.

Y, muy diferente a todo lo demás vivido en el Sónar de Día, fuimos a ver el directo de Cornelius, uno de los iconos del indie rock, con elementos de jazz y sintetizadores, de Japón. Realmente, fue una sorpresa, algo fresco y distinto, con unos audiovisuales que jugaban con la visión del espectador y envolvían a los músicos como si formasen parte de la misma pantalla.

Fotos: Ferran Cano

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