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Skunk Anansie, en estado puro

SKUNK ANANSIE

Entrar en La Riviera un miércoles 9 de Febrero siendo persona y salir convertido en animal. Skunk Anansie consiguieron levantar Madrid un miércoles por la noche. Lo que hicieron Skin, Cass, Ace y Mark anteanoche fue Rock. En el sentido estricto de la palabra. Con tintes noventeros, como siempre, presentaban su séptimo álbum. Imagen renovada, diseño impactante y Skin en el escenario enfundada en un mono de vinilo ceñido, ceñidísimo; por no decir pegado.

Lo cierto es que anteanoche asistimos a una especie de reconciliación. Skunk Anansie se separaban en 2001 para llevar a cabo proyectos en solitario. En 2009, editaban un grandes éxitos bajo el título de Smashes And Trashes que incluía exactamente tres temas nuevos. Y que les trajo de gira por una Riviera que colgaba, ya entonces, el cartel de Sold Out. Algo más tarde supimos que tenían material inédito para un nuevo trabajo. Y así presentaban, el pasado año 2010, Wonderlustre (V2 Benelux). Madurez, dominio, espectáculo, diversión y entrega, además de complicidad, fueron algunos de los adjetivos propios de los Skunk Anansie que vimos anteayer a partir de las 21.30.

La banda de, en palabras de Skin: “Clit-Rock”, hizo un recorrido a lo largo de toda su trayectoria hasta el momento. Tocaron temas de los primeros discos entre los que destacaron sobre todo: 100 Ways To Be a Good Girl, Hedonism, Weak, Secretly, Squander o Little Baby Swastikkka (uno de los temas más importantes de su primer disco). Que intercalaban con temas incluidos en su último trabajo Wonderlustre: Over The Love, con el público empezando a desatarse; How You Saved Me, que será próximo single del disco; Felling The Itch y My Ugly Boy entre otros.

Parte importante del éxito del directo de los británicos, además del trabajo impecable de los tres acompañantes de Skin, es ella. Enérgica desde el minuto uno; sonríe, cuando tiene que hacerlo, y desprende el toque de maldad y sensualidad perfecto para cada uno de los temas que interpreta. La voz es todo su cuerpo: bailes con el pié de micro, saltos, gritos de guerra, alaridos, frases imposibles de entender y mucho juego con el público hicieron las delicias de los allí presentes.

Consiguió acercarse a los que estaban pegados al escenario. De hecho, ¡no fue así!, mentiría si dijese que sólo se acercó a ellos; consiguió acercarse más o menos hasta la mitad de la sala andando sobre los hombros del público (por cierto, encantado de prestarse a ello). Y mantener así al mundo-fan enfurecido y sonriente durante un buen rato.

Buenas vibraciones, ambiente sano y sobre todo gente muy contenta de estar ahí. Y sin miedo a pronunciarse por ello. Puede sonar a tópico, uno paga la entrada para ver a ese grupo que “tanto le gusta”, pero a veces hay conciertos en los que al público parece habérsele muerto el canario. Por la edad, las caras de alegría y los comentarios de la gente diría más, no era la primera vez que veían a Skunk Anansie (la mayoría, vaya).

Toda una aventura no sólo de culto, por alimentar el mito, sino musical. Aquellos que mantuvieron las listas de los 90 a raya siguen entre el público, la devastación y el Rock en Estado Puro. Siguen porque saben cómo hacerlo y el recital de ayer es la prueba.

Skunk Anansie fueron manteados, coreados, abrazados, toqueteados, aclamados, aplaudidos, podría seguir. Simplemente SALVAJES.

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