Si tuviera que asignar un color a Sierra y Canadá, sería el azul. ¿Por qué? Porque oscila levemente entre la gama, desde lo más oscuro al más claro, pero siempre en ese tono. Ataques de frialdad, robots, amor digital.
El Teatro Lara es un lugar idóneo para poder lucir cualquier presentación. Las paredes del teatro destilan historia, tienen el gusto de la época y son el marco perfecto para poder crear.
Sidonie presentó durante la noche del jueves su séptimo trabajo de estudio llamado Sierra y Canadá. Una pieza original en su conjunto, llena de matices, entre una pasión del siglo XXI y los hechos cotidianos. El toque electrónico que da el grupo catalán a sus nuevos temas le da un aire de misticismo actualizado.
Ataviados con unas chaquetas como si fueran miembros de la película Drive, aparecieron Marc, Axel y Jes, junto a los dos nuevos músicos que les acompañaran en la gira: Marcel y Edu. Dos buenos fichajes a decir verdad.
Abrieron la deliciosa velada con Costa Azul, canción que tiene parte de culpa en su fama y clave para entender el cambio de idioma en Sidonie. Siguendo con La Sombra, que enlaza perfectamente con la anterior. Después y recuperando su último trabajo, El Fluido García, tocaron A mil años luz, que no puedo evitar decir que es uno de sus mejores temas por ese toque de pop psicodélico en algunas partes de la canción que tan bien trabaja Sidonie en sus producciones.
El público se hallaba comedido por eso de estar en un teatro, pero fue Jes que increpó a las masas al comenzar los acordes de Fascinado. Pero llegó Sierra y Canadá, su nuevo single el que causó el desmadre final. Había ganas de escuchar los nuevos temas porque incluso ellos mismos han confesado en alguna entrevista lo difícil que veían llevar esas canciones al directo y por qué necesitan músicos adicionales. Creo que supieron defender bastante bien el nuevo trabajo y lo que se quedan es ganas de poder oírlos más veces a medida que avance la gira.
La frialdad de Gainsbourg llenó el ambiente en compañía de Miri Ros, hermana de Marc. Aprovechando la presencia de la voz femenina, optaron por recuperar un tema antiguo llamado Los Olvidados. Para acabar ese ciclo de nostalgia, presentaron en directo Hiroshima mi amor, uno de sus temas más solemnes de su último trabajo, pero lleno de elegancia.
Aunque estamos en la gira de presentación, no pueden evitar recuperar canciones como Todo lo que nos gusta, Te quiero o Un día más en la vida, pero no sin antes cantar Un día de mierda, perteneciente a su último disco y que optó a ser single. Un gran reflejo de la vida cotidiana.
Nos gusta ver que, a pesar de su evolución hacia un pop más convencional, aunque sin perder la creatividad en las composiciones y arriesgando en cada trabajo, no pierden su parte más british y nos cantan On The Sofa. Recuerdo que mi primer contacto con Sidonie fue esta canción…Ya llovió. El Bosque continua la fase psicodélica que se rompe con Estáis aquí, tema emotivo dónde la voz de Marc suena atípica pero adictiva. Pero el verdadero filón lo despliegan acabando con Sidonie goes to Moog. Increíble canción.
Hubo tiempo para hacer una versión del tema Kids, de MGMT, a pesar de que dejaron votar otros clásicos, los fieles seguidores decidieron seguir fieles a su decisión.
Tras una pausa cayeron del tirón Giraluna, Nuestro baile del viernes y El incendio, donde ardió un público que tenía ganas de volver a Sidonie en vivo.
El Teatro Lara se quedó contento con el directo de Sidonie a pesar de haber oído en directo pocas canciones del nuevo disco. Suponemos que todo lleva un proceso de adaptación, así que esperamos ansiosos de poder oír más material novedoso en próximas ediciones. No cabe duda que se saben reinventar siempre con mucho estilo y sabiendo dar en el clavo.
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