InicioConciertos - ArchivoRed Hot Chili Peppers en Madrid: El que tuvo, retuvo

Red Hot Chili Peppers en Madrid: El que tuvo, retuvo

«¿Sabes que actúan los Red Hot Chili Peppers en Madrid? » Fue una de las frases más oídas de todo el verano. Realmente era una decisión crucial ya que cuando una banda ha formado parte de tu cuadro musical durante décadas supone un reto analizar su directo sin las gafas de la nostalgia.

Decido ir aunque su último trabajo me resulte errante más que evolutivo, en un intento vago de salirse de su estilo, en un fallido intento de crear himnos pop para ser coreados y salir del rock que ellos cultivan, ¿Qué empuja a las bandas a asomarse a abismos desconocidos?

Decido ir porque todos merecemos una oportunidad, incluso en las horas bajas.

Vale, John Frusciante no está en la banda. Se nota mucho, pero seguimos adelante, mirando hacia el futuro. Seamos positivos.

Leo las crónicas del día anterior, me condicionan mentalmente. Me hago un resumen espeluznante en mi cabeza: No tocan los hits, hay entre tiempos densos, esto ya no es lo que era. Mente fría, mantén la mente fría.

Allí me planté, rodeada de jóvenes de por poco alcanzaba la mayoría de edad, gente coetánea a mí y personas de otras múltiples generaciones. Pensé que este crisol generacional era muy positivo, que el mismo disco lo escuchaba padre e hijo, que la juventud descubría joyas mientras el adulto recordaba los viejos tiempos. Eso sí, «El palacio de los deportes» lleno hasta la bandera.

Primer arranque: escenario espectacular, incluso me pareció tan despanpanante que incluso algo más modesto hubiera servido. En realidad era casi obsceno, luces por doquier, pantallas, proyecciones muy arregladas. Un nivel de gira que pensaba que era solo accesible a los reyes del touring. Me encantó la puesta en escena pero para gente como los Red Hot Chili Peppers.

Para los que el destino nos llevó a ir el miércoles, disfrutamos de una apertura brutal: Los primeros acordes de Around the world inundaban nuestras  cabezas. Canción rara para abrir un concierto pero ante todo un buen presagio. Pero no contentos con esto, la siguiente pieza en salir a la luz fue la más que mítica The Otherside. Claro, que esto tiene una cara muy agridulce: los grandes éxitos que sonaron ayer, nosotros no los tendríamos, pero bueno, por así decirlo,  nos lo llevamos puesto.

Saliendo del sentimentalismo del set list, podemos decir que el sonido era especialmente bueno, aunque me pareció en general poco potente: la gente no salía de un ligero headbanging y un dulce contoneo cuando puedo visualizar que hace años esto no hubiera sido así.

La banda está en forma. La edad no perdona pero para la edad que tienen, aún se permiten cabriolas y saltos de un lado al otro de las tablas. No voy a entrar en cómo visten o detalles superficiales porque no le doy importancia pero sí que el síndrome de Peter Pan les perseguirá hasta su extinción. Puede gustarte o no, pero creo que en muchas bandas de esta generación se ve el mismo estancamiento, esa negación en la evolución.

La trilogía de grandes hits la conformó Snow (Hey Oh), tampoco nos la jugábamos a que entraran muchos más en las apuestas. Después desvelaremos….

Para mí uno de los mejores momentos fue Parallel Universe, canción que no pierde frescura con los años, al final está en un disco que es una auténtica joya, pero estuvo a la altura.

No todo fue resplandeciente. La parte en la que presentaban los nuevos temas era para desconectar; aunque fuera de forma involuntaria. Sabíamos a lo que veníamos pero era algo inevitable, una mezcla entre miedo y desinterés unido que una nostalgia extraña que te hace ver que las bandas avanzan aunque sea a contracorriente.

Tras unos instantes de sopor, resucitamos con Californication, somos unos facilones, nos gustan los himnos de estadio. Entre medias, siempre uno un gesto amable por su parte haciendo múltiples amagos para hablar español. Josh Klinghoffer haciendo hasta donde le da el talento, cualquier tiempo pasado fue mejor, pero tampoco hubo que lamentar daños colaterales. Volvimos a The Gateway, donde no sabemos que queda de los RHCP. No es su mejor disco, ojalá sea un impass.

Sir Psycho Sexy devolvió el funk progresivo de los años 90, cuando todos los miliennials nos miramos como si nos hubiéramos salido de la órbita en este preciso instante, pero cuando en realidad, era una clave para entender su música desde la base.

El final se acercaba otra vez recuperando éxitos, esta vez tocaba Under the bridge y By the way. Aunque en nuestro repertorio faltaban unas cuantas dejé el egoísmo aparte y sentí que habíamos salido mejor parados. Al final, todos queremos que nos toquen unos melocotonazos, seamos quiénes seamos, vengamos de donde vengamos.

Tras Dreams of a Samurai y la inevitable Give it Away, los angelinos se largaban sin mucho rodeo. Una hora y media larga de repaso y presentación, un rollo algo trasnochado y un espectáculo de diez.

No pasará como el mejor directo de su historia pero creo que si somos honestos, más o menos encontramos lo que veníamos buscando: cantar y abstraernos, flipar con algunas canciones y renegar de aquellas que ahora nos atormentan. Ver lo que no pudiste ver hace veinte años en directo, aunque no con la misma calidad pero sí con un formato cercano.

Si eres un purista, posiblemente fue la peor noche de Red Hot Chili Peppers, si el filtro lo dejaste aparcado en casa, la velada se resolvió bien en cuanto a técnica, espectáculo e incluso actitud, aunque el set list se quedara un poco pobre.

No sabemos si volveremos a verles brillar como hace décadas o si será mejor vivir del recuerdo, pero lo de anoche fue pasable, suave, pero perfectamente digerible.

spot_img