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Primavera Sound 2013 (Viernes): Blur, Django Django, Swans, The Breeders, The Jesus & Mary Chain…

Foto: Eric Pamiés/Primavera Sound
Segunda jornada en el Parc del Forum. Tras recargar pilas de cara a un intenso fin de semana, llegamos dispuestos a pasarlo genial de nuevo. Pero lo que pasamos, a lo largo de la noche, fue muchísimo frío, sobre todo entre concierto y concierto, cuando los traslados de un escenario a otro te dejaban completamente congelado.
Pero anécdota aparte, vayamos a lo que verdaderamente importa en esta crónica, la música, porque la tarde empezó con un Kurt Vile que, acompañado por su banda The Violators, intentaron calentar el ambiente con los temas extraídos de su reciente disco, Wakin On A Pretty Daze.
Antes os comentaba el frío que hacía en el Fórum, y aunque os pudiese parecer que se trata de un tema sin importancia, sí que la tuvo, porque el viento hizo en muchas ocasiones que el sonido no siempre fuese el más óptimo, sobre todo en los escenarios situados en la zona más amplia, Heineken y ATP. Y ese factor comenzó a hacerse notar desde el minuto 1.
Tras Vile, la siguiente parada para algún Crazyminder fue Nick Waterhouse, mientras que otros nos dirigimos hacia el escenario donde iba a tocar Peace. Había muchas ganas de ver a los ingleses. Ganas mezcladas con algo de escepticismo, como siempre intento hacer con todos esos grupos aupados por la potente máquina del hype que cada dos por tres pone en marcha la prensa británica. Siempre creo que a estos grupos hay que darles tiempo y una oportunidad para ver de qué son realmente capaces, y el PS era una gran oportunidad para Peace. Y no la desaprovecharon, dando muestras de que su rock psicodélico está aquí para quedarse y hacer mucho mucho ruido. Estuvieron magníficos. Gran descubrimiento/confirmación en este Primavera Sound.
En cuanto a Nick Waterhouse, de aquellos polvos vinieron estos lodos, y Waterhouse rescató para el público modernillo del Primavera Sound los sonidos del rock de los cincuenta y los sesenta. Formación clásica, repertorio amable, momentos para el baile (si sabes bailar rock’n’roll), pero un conjunto bastante inocuo. Se agradecería algo más de reinvención y de profundidad.
Era el turno de recorrer de nuevo el Fórum de cabo a rabo mientras el viento te calaba hasta los huesos para ver a Django Django. Al menos, me dije, este grupo nos hará bailar. Canciones desde luego no les faltan en su trabajo de debut. Lo extraño fue que no terminaron de conseguirlo. En vez de acelerar sus canciones para lograr un ambiente festivo, en algunos casos optaron por ralentizarlas, perdiendo algo del toque bailable que les caracteriza. Además, la voz de Vincent Neff se queda algo corta en directo, y quizá de forma más evidente en un festival al aire libre. Ya es algo que habíamos notado en alguna actuación anterior, pero este año lo hemos podido confirmar en el Primavera. Aun así, disfrutamos enormemente con temas con Default o Hail Bop, aunque fuesen a una marcha inferior a la que nos hubiera gustado.
Poco después llegó el turno de The Breeders, la clásica formación liderada por las míticas hermanas Kim y Kelley Deal, quienes acudían a Barcelona para tocar al completo su clásico Last Splash, y claro, con tal discazo nada podía fallar. Y menos si respetas el orden cronológico del disco y te marcas un temazo como Cannonball nada más comenzar. Las hermanas Deal demostraron que, a pesar de que los años hayan pasado, el sonido de este disco sigue absolutamente vigente cuando se celebran 20 años de su edición original. Un concierto absolutamente imprescindible para todos los nostálgicos de los 90, que alguno que otro había entre el público.
Y aún habría más tiempo para la nostalgia con The Jesus & Mary Chain, quienes asaltaron el escenario Heineken para dar una nueva muestra de que la buena música no sabe de edad. Para aquel entonces ya hacía frío, mucho frío, pero eso no nos impidió disfrutar muchísimo con la rendición de temas como (especialmente) Just Like Honey, durante una actuación que nos demostró que los Reid están en mejor forma que nunca, o al menos en mucha mejor forma que la última vez que este redactor les vio hace unos 4 o 5 años, poco después de su reunión.
Mientras tanto, los californianos Local Natives aparecieron en un Pitchfork lleno también hasta la bandera en el que un sonido demasiado bajo quizás les jugara una mala pasada, pero que supieron suplir con emotividad y garra, llegando al alma de los presentes con cada una de las delicias con las que nos deleitaron. Momentos como los protagonizados por Airplanes, World News y sus coros, Heavy Feet o Ceilings fueron claros testimonios de todo ello. Grandes y deliciosos.
Para entonces, ya estábamos preparados para la gran decisión: Blur o Swans. Afortunadamente, algún representante Crazyminder pudo asistir a cada uno de ellos. Y empezaremos por Swans, quienes demostraron que siguen estando en otro planeta.
Michael Gira, como un domador que controla sus fieras, supervisó todas las facetas de su banda, compuesta por unos músicos enormes, inconmensurables. La tensión y la angustia de sus discos se multiplicó en su directo, un mantra lleno de ritmos y gritos que llevaron al trance al público y al propio Gira, que se dejó llevar su particular baile, mientras los componentes de la banda, pendientes de él, ejecutaban a la perfección los temas. Las cortantes miradas de Gira a sus músicos demostraban que Swans es una banda completamente armonizada, que funcionan como un reloj suizo, y que se conocen y se entienden a la perfección. Sería injusto que este concierto se perdiera dentro de la marisma de propuestas del festival. Lo de Swans fue de órdago, una perfección instrumental digna de los Einstürzende Neubauten o los Bad Seeds, y sin duda uno de los mejores directos que se presenciaron.
Por otra parte, un sonido totalmente distinto se apoderaba de la otra punta del festival, donde miles de personas esperaban el ansiado retorno de uno de los reyes del britpop de los 90, los británicos Blur, a un escenario nacional. Para muchos, era la primera y puede que única oportunidad de ver a Albarn y compañía en directo. Para los que ya habíamos tenido la suerte de verles en concierto, un auténtica gozada poder repetir. Y para este redactor, una ocasión muy especial y llena de recuerdos, ya que Blur protagonizaron el primer concierto al que acudí siendo un adolescente hipnotizado por el britpop allá por el año 1997.
No decepcionaron. Todo lo contrario, emocionaron. Fue un repaso a la que es una discografía llena de canciones inolvidables. De esas que muchos creen haber olvidado pero recuerdan al segundo acorde. De esas que a mi generación nos han acompañado en numerosos momentos, aunque alguno no sea consciente de ello. De esas que, con el tiempo, han colocado a Blur en el lugar que se merecen como una de las bandas británicas más brillantes del siglo XX.
Hubo tiempo para todo, los hits más inmediatos como Song 2, Girls & Boys o Country House, canciones emotivas como Beetlebum o The Universal, coros maravillosos en Tender, e incluso auténticas joyas menos conocidas pero no por ello menos brillantes como This Is A Low. Si hay que poner una pega, sería que se hizo corto. Y que nos encantaría volver a verles en sala, no sólo al aire libre en festivales.
Era difícil recuperarse después de este concierto. Muchas sensaciones. Pero aún hubo fuerzas para ver a Titus Andronicus, cuyo cantante dejó una de las anécdotas del festival.
Patrick Stickles se dedicó a poner a parir a Pitchfork en un castellano macarrónico que al principio hacía gracia. Pero quizá Pitchfork tenía razón al darle un buen varapalo al bueno de Stickles porque, en comparación con la gloriosa actuación en el Primavera del 2010, en esta ocasión el rock tabernario de los Andronicus quedó muy deslavazado. Nos quedarán himnos imborrables como A More Perfect Union y Escape From No Future, pero interrumpir continuamente el ritmo del concierto con diatribas sin sentido cuando no se es capaz de hacer cuajar el nuevo material es condenarse a arrojar el trabajo anterior bajo una lápida que diga «Una banda prometedora que perdió el camino».
Tras esto, poco más. Había que recuperar fuerzas, porque aún quedaba una gran tercera jornada en el Primavera Sound 2013.
* En esta crónica han participado Jorge Híjar, Álex Vidal, Jordi Teixidó y Marta F Fuster.

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