Para muchos, la primavera no llega hasta que tenemos en nuestro poder la tan codiciada pulsera del San Miguel Primavera Sound. La llave que nos abre las puertas de un pequeño gran paraíso musical de casi cinco días.
Cinco días en los que uno desearía que le concedieran el don de la ubicuidad para no perderse nada y el de la teletransportación para ir de un escenario a otro sin tener que sufrir terribles caminatas y posteriores agujetas. A falta de súperpoderes, como mortales que somos, cada uno siguiendo sus preferencias y asumiendo riesgos, elaboró su ruta, la que los horarios le dejaron, e hizo frente a ‘solapaciones’ dignas del infarto.
Tras cinco días de euforia musical colectiva, llega el momento de la depresión para casi todos y de hacer balance. También de contaros, por si alguien se lo perdió, lo que desde Crazyminds vieron nuestros ojos.
Se nos han quedado en el tintero muchas bandas por ver, quizá demasiadas, a las que no les vamos a quitar el ojo de encima. Igual no hemos acertado en nuestras elecciones, pero esta es la ruta que trazamos y nuestras impresiones.
Miércoles 30. La primavera florecía para todos, TODOS (abonados y no), en Arc de Triomf, una calurosa noche de miércoles. Tras casi sufrir una cardiopatía por no llegar a tiempo a ver a The Walkmen que nos consta, estuvieron brillantes, llegamos, eso sí, a ver a Black Lips. Ellos fueron los encargados de dar el pistoletazo de salida a nuestro plan de primavera. Un inicio de fiesta algo descafeinado, pues los estadounidenses ofrecieron un show con muy poca garra que quedó muy por debajo de las expectativas creadas ante unos discos repletos de temas enérgicos y gamberros que navegan entre el rock, el garaje y el punk. Ni su archiconocido Bad Kids logró que nuestros pies se despegaran del suelo como merecía. Una verdadera lástima, que no sabemos si subsanaron en sus actuaciones posteriores, pues Cole Alexander y los suyos tenían dos oportunidades más en lo que iba de festival para demostrar lo que saben hacer y muy bien.
Jueves 31. Tras un precalentamiento primaveral algo anodino, nos relamíamos al ver la propuesta que se presentaba ante nosotros para la jornada de jueves. Primera jornada de Forum. Con las pilas cargadas al máximo, sin agujetas todavía, que vendrían, nos acercamos a ver qué tal se desenvolvían Archers of Loaf en plena solana. Y dieron el mejor pistoletazo de salida que podíamos imaginar con su rock robusto de guitarras adrenalínicas.
Lo mejor para ponernos a tono y acercarnos a ver el HYPE del momento. Si el año pasado todos pusimos los ojos y los oídos en James Blake, que abarrotó de peregrinos el mítico escenario Pitchfork, este año el relevo lo ha tomado, claramente, la joven canadiense Claire Boucher. Todo el mundo habla de ella. Es fuente inagotable de noticias y centro de todas las miradas. Por todo ello, fueron muchos, curiosos y fans, los que se reunieron en un ya mítico escenario, cuna de las mejores promesas ‘moderniles’ del festival primaveral. Grimes marcando tendencia en todo, también en su look inclasificable pero que gana adept@s a marchas forzadas, hizo bailar y disfrutar de qué manera.
Pero a nosotros también nos tira lo hecho en casa. Tenemos debilidad por la marca nacional y buenas propuestas también las hay en todo Primavera Sound, aunque a veces se dejen eclipsar por otras foráneas. Así que mientras Grimes hacía enloquecer al personal, nos marchamos a ver al ‘Presidente’. Sr. Chinarro había preparado un repertorio lleno de joyas que nos lo hicieron pasar en grande: Una llamada a la acción, Del montón o un Vacaciones en el mar en un escenario de lujo cerquita del agua, fueron de los clásicos que se sumaron a una fiesta para sibaritas del buen pop hecho en casa. Y tras el buen rollo creado, nos quedamos para hacernos con un buen sitio y ver a los esperadísimos Death Cab For Cutie. Los estadounidenses se marcaron un conciertazo que iniciaron con un I Will Posses Your Heart con una ‘intro’ que parecía no tener fin y que consiguió aumentar las ganas de escuchar la voz característica e inimitable de Ben Gibbard. Casi rozando los diez minutos de introducción, Death Cab For Cutie habían preparado un repertorio hecho a la medida de todos sus fans mezclando temas de su último y brillante disco Codes and Keys como el genial Doors Unlocked and Open, You Are a Tourist, con clásicos de siempre como Crooked Teeth, Long Division, The New Year o Soul Meets Body, que nos moríamos de ganas de escuchar en directo, pues los americanos no suelen prodigarse demasiado por nuestro país. Death Cab For Cutie cerraron el concierto por todo lo alto con un Ben Gibbard desatado, flequillo al viento, tocando la batería como todo un virtuoso del instrumento.
Y tras ellos, satisfechos ante lo allí acontecido, nos preparamos para el dilema del día. Beirut o Wilco, esa era la cuestión. Ser o no ser. Dos pesos pesados se debatían en duelo a la misma hora, distintos escenarios y no cercanos, precisamente. Nos hubiésemos partido en dos de haber podido. Pero Tweedy es mucho Tweedy y la balanza de decantó, finalmente, por Wilco, que más contenidos de lo habitual ofrecieron un show como solo ellos saben. Buen gusto y elegancia elevados a la máxima potencia nos hicieron estremecer de placer bien entrada la noche. Con un Tweedy espectacular que hace fácil lo muy difícil y con un Nels Clide sublime a la guitarra.
Lo hubiéramos dejado aquí, por la belleza que casi rozaba el síndrome de Stendhal. Pero quedaban un par de bandas que nos retenían un poco más en el Parc del Forum, a pesar de tener que madrugar al día siguiente: The XX y Franz Ferdinand.
Los primeros ya nos habían visitado hace dos años en otra edición de ‘Primavera’, en un concierto que dejó frío a más de uno. Es por ello que queríamos quitarnos esa espinita y escuchar temas como The Night Time a la hora golfa. Y hacerlo, esta vez sí, fue un placer. Un placer marcharse a la cama bajo el embrujo de los temas oscuros y algo oníricos de los de Londres.
Haciendo caso a la prudencia, pues habían todavía muchos cartuchos que quemar, nos despedimos. Pero la fiesta continuaba y vaya si lo hacía. Aunque fueron muchos los que se frotaron las manos, otros arrugaron el entrecejo al ver a Franz Ferdinand en el cartel del San Miguel Primavera Sound de este año. Pero sin duda, todos los que asistieron al concierto de Kapranos y los suyos no dejaron de bailar un momento. Nos consta. Y es que los conciertos de los de Glasgow son fiesta asegurada, gusten más o gusten menos.
Viernes 1. Un poco más cansados que el día anterior, pero no así con menos ganas, nos enfrentábamos a una jornada de sábado con nombre propio: The Cure. Muchos de los que se acercaron el sábado al Parc del Fórum lo hacían clarísimamente por ver en exclusiva a Robert Smith. La ocasión lo merecía. Pero antes de que llegara tan ansiado momento, pudimos disfrutar también con otras muchas propuestas. En nuestro caso, decidimos comenzar la tarde con algo sublime: Rufus Wainwright y su banda, que ofrecieron para quien escribe estas líneas uno de los conciertos más bonitos y elegantes del festival. Rufus apareció en el escenario acompañado de su banda con el propósito de emocionarnos y lo consiguió desde la primera canción. A CAPELA cantó Candles. Más de siete minutos en los que en el escenario San Miguel y lugares aledaños solo se escuchaba la voz inimitable del neoyorquino. Piel de gallina durante todo un show de una hora escasa, que se hizo corta, y donde pudimos ver todas y cada una de las facetas de Rufus. El más íntimo, el más festivo y cabaretero y el que nos encanta: acompañado de su piano. En todas ellas brilla como nadie y demuestra que, por ello, es una de las figuras más importantes de la música de nuestro tiempo. Un gustazo de concierto que nos dejó con ganas de volver a tener a Rufus por nuestro país en breve en algún teatro o auditorio. Enamorados, queriendo un poco más si cabe a Rufus Wainwright y con más moral que el Alcoyano, y fe, mucha, esperábamos pescar algún tema de Girls todavía. Pero a pesar de la maratón de media tarde, no llegamos y nos tuvimos que conformar con quedarnos a medio camino, y escuchar el final del concierto de I Break Horses. NO nos podemos quejar.
Pasaban los minutos y en el ambiente se notaba que se acercaba el momento más esperado del día y del festival. Ansiábamos ver salir al escenario a un mito, un icono: Robert Smith. Ese pelo, ese maquillaje, esa oscuridad que marcaron un época, una generación incluso. El escenario San Miguel estaba hasta los topes, desconocemos si habría alguien en otros escenarios, pero parecía que todos, más o menos fans de The Cure, estaban al inicio de este concierto que duró nada más y nada menos que tres horas. Tres horas en las que pudimos escuchar temas de siempre como: In Between Days, Lullababy, Friday I’m In Love, Pictures of You o The Lovecats, entre muchos otros, trenzados con rarezas, unas cuantas, pero es que con The Cure ya se sabe. Ninguna novedad pues. Con un Robert Smith en plena forma vocal que nos dejó maravillados, sí, los Crazyminders sobrevivimos a esas tres ‘horazas’ largas de unos mágicos The Cure. Y nos quedamos hasta el final, sobrevivimos como campeones y con ganas, hasta ese Boys Don’t Cry que hizo enloquecer a los incondicionales de la banda.
Y tras ellos, tras el mito, a correr se ha dicho. Pues a pesar de que nos quedaban más cerca The Drums, a Jonathan Pierce y compañía ya les habíamos visto incontables veces con mayor o menor éxito. Así que, lamentándolo mucho, nos dirigimos como una bala a ver qué nos tenían preparado Anthony Gonzalez y los suyos. Corriendo una pequeña maratón, tras el Primavera os aseguramos que hemos ganado fondo, llegamos justo en el momento que sonaba Reunion. Una fiesta increíble la que organizaron M83, amenizada por una gran escenografía a base de leds de colores que nos supo a poco y que demuestran el gran estado de forma de la banda.
Nuestra noche acababa al son salvaje de The Rapture. La banda salió guerrera y nos hizo bailar como nunca con sus temas. El publico enloqueció con los primeros acordes de How Deep Is Your Love ante un Luke Jenner pletórico. Tampoco faltaron clásicos como su gran Echoes que ya es todo un himno. Y así de apoteósica, la jornada de viernes llegaba a su fin.
Sábado 1. Algunos más perjudicados que otros alcanzamos la última (penúltima) jornada del San Miguel Primavera Sound dispuestos a que Veronica Falls encendieran nuestra tarde. Con solo un disco en su haber, pero sin peros y así, con un repertorio contundente, que se antojaba algo corto, vimos a los estilosos de Londres al lado del mar.
Tras ellos, Kings of Convenince nos regalaron un atardecer de lo más placentero. Otro de nuestros conciertos favoritos de esta edición de Primavera Sound. Los noruegos, se presentaron solos, sin otra compañía que la de sus guitarras en un escenario que rápidamente se les hizo pequeño y ante un numerosísimo público. A lo Simon & Garfunkel ofrecieron una primera parte acústica que ponía el bello de punta. Divertidos, nos hemos convertido en fans acérrimos del genial Erlend Oye y sus speechs con el público, se sacaron fotos sobre el escenario fotos, ya en una segunda parte de un show en la que contaron con la participación de su banda. Una segunda parte buenrollera que nos hizo bailar como locos con temas como I’d Rather Dance With Me. Un concierto redondo. Perfecto.
Tras ellos, de nuevo un sprint para llegar al escenario donde iban a tocar una de las bandas a las que más nos apetecía ver en este Primavera Sound 2012. Tras un nuevo disco sublime, teníamos curiosidad por ver qué tal sonaban los temas de Beach House. Y con una puesta en escena de lujo, una ambientación elegantísima y ante un público asombroso que tornó pequeñísimo el escenario ‘Mini’, valga la redundancia, y con la convicción, para muestra un botón, que se merecen un escenario mayor, Beach House ofrecieron un directo majestuoso por lo bueno. Bloom floreció entre clásicos recuperados de discos anteriores en plena noche y ante una elegante y gloriosa Victoria ‘pelazo’ Legrand. Una maravilla para los sentidos que nos dejó con ganas de repetir. Ojalá se dejen caer pronto por España de nuevo.
Tras los de Baltimore, les echamos un ojo a Chromatics y su elegancia con pinceladas de electrónica. El otro ojo lo teníamos puesto en los veteranos
Saint Ettiene, un clásico del Primavera algo kitch y festivaleros, con esa Sarah Cracknell tan diva ella. A pesar de la veteranía, no llegaron a llenar el escenario principal ni a conectar mucho con su público. Lástima. Y tras los ingleses, nos apetecía y mucho una buena dosis de energía para encarar la recta final de la noche. Los elegidos fueron ‘marca de la casa’, los catalanes Mujeres, que demostraron que merecen un lugar de lujo en el festival y que son una banda de las grandes y potentes. Nada tienen que envidiarles a otras propuestas foráneas como Black Lips, por poner un ejemplo. Mujeres con su rock efervescente dispararon con bala de plata a un público entregadísimo, que se empujaba y saltaba locamente al más puro estilo punk de la buena época, los temas de su último disco Soft Gems. Una chifladura de lo más salvaje con temas cortos, contundentes y directos a los sentidos, que despegaron nuestros pies del suelo y que dejó a todos sudorosos y orgullosos de esta banda de nuestro país. Soberbio como suenan de atronadores los temas del último disco de los de Barcelona.
Y así de entonados y a punto de caramelo llegamos a ver a Justice. Se aventuraba una buena sesión de baile. Desde la lejanía ya se vislumbraba la cruz de neón, que hizo creer al más ateo, y los colores de la escenografía de estos dos franceses que tienen a su devota parroquia hecha, aunque muchos otros les cuestionen sus sesiones por aquello del playback. Se dice, se rumorea, se comenta… Filias y fobias a parte, había ganas de fiesta y a nosotros particularmente no nos defraudó la sesión que Justice nos tenían preparada. Un tremendo D.A.N.C.E puso el broche de oro a una noche que terminaba para nosotros en un festival que no lo hacía del todo pues, aunque empañados por la lluvia, causante de nuestro fallo técnico y de que no pudiésemos posar nuestros ojos y oídos en ellos, lo sentimos en el alma, al día siguiente les tocaba el turno a Joe Crepúsculo, Nacho Vegas, un Yann Tiersen que nos chivan estuvo espectacular, entre otros, que se convirtieron en las guindas apetitosas de un pastel delicioso. No sufráis, pues les seguiremos la pista a ellos y también continuaremos tras este festival, uno de nuestros favoritos, lo confesamos. Un San Miguel Primavera Sound al que le somos fieles y al que esperamos año tras año como agua de un mes de mayo que, gracias a él, termina siempre por todo lo alto.