InicioConciertos - ArchivoPrimavera Club 2015 (Viernes): Inauguración con gusto a dance-pop

Primavera Club 2015 (Viernes): Inauguración con gusto a dance-pop

La variedad de tipificaciones de festivales a lo largo y ancho del panorama musical mundial es enorme. Festivales grandes, festivales pequeños, festivales caros y baratos, con nombres relucientes o más opacos, o ambos, festivales de viejas glorias pero también festivales de nuevas promesas.

El hermano pequeño del Primavera Sound pertenece a esta categoría. Detrás de la apariencia de “el festival al que fui para decir que fui” se esconde toda una enorme selección de grupos que apuntan maneras o que a lo mejor no han obtenido toda la atención que realmente merecían, con el único objetivo de deleitar al público asistente durante la mejor parte de tres noches.

Este año el Primavera Club arrancó con alguna dificultad de última hora “por motivos ajenos la organización del festival”, según comunicaba la página oficial a través de Facebook. Aparentemente había algunos permisos que no estaban del todo en regla y la Guardia Urbana procedió a cerrar la sala del Teatre Principal. Aún así, el Primavera Club arrancó con fuerza.

El primer highlight de la noche lo trajeron los británicos Formation, un conjunto inglés con sabor a lo mejor de LCD Soundsystem, con ambos pies en la pista de baile y una enorme capacidad de hacer vibrar y bailar a todos los asistentes. La palabra que más se pudo oír durante todo el concierto fue “cowbell”, es decir, cencerro, gracias al uso prominente que hace de este instrumento el grupo inglés para acompasar y romper con la rigidez que suele acompañar a la gran mayoría de canciones bailables. Temas como Hanging y Back Then se apoderaron de los brazos y las piernas de un público más bien reacio a moverse, a pesar de algún momento más flojo, como Waves. Lo más potente del concierto fue sin duda Touch, una electrizante canción de la cual aún no hay versión en estudio y el final del primer single, Young Ones, en el que el vocalista saltó al público con el cencerro a tocar un solo que duró las últimas dieciséis barras del setlist.

Luego de ello y ya entrando en la atmósfera festiva del festival nos movimos hacia la [2] para ver en vivo a Bell Witch. El dúo ya estaba tocando, creando una atmósfera brutal de notas alargadas y golpes calculados de batería que coincidían con las puñaladas más graves de un bajo intensamente distorsionado. Y entre este mar de sangre y barro con olor a Sunn O))) y a Earth se alzaban excelsas, leves y breves armonías, como haces de luz penetrando nubes. La intensidad percutiva, impertérrita y desafiante (aunque con algún intervalo levemente desviado del tempo) se entrelazaba con voces que mezclaban con seguridad cantos gregorianos y gritos propios del death metal. Una auténtica apisonadora sonora con un público un poco demasiado hablador que desertó antes de tiempo, porque en la sala de arriba ya calentaban motores los que se pueden considerar unos de los grandes triunfadores de la noche: Roosevelt.

La milimetrada mezcla entre disco-pop, house y algun leve pero notorio elemento de indie-pop no tardó en conquistar a un público que ya esperaba con ansias los primeros acordes de Roosevelt.  Y la fiesta no tardó en montarse. El productor alemán y su ensemble, posibles futuras promesas del mercado musical, deleitaron una y otra vez a su público con intensos ritmos acompañados de numerosos arreglos de sintetizador y coros de fácil memorización para aquellos que se animaran a cantar en la última ronda. El público, completamente entregado y realmente festivo, se deshizo en danzas y bailes de todo tipo. Y cuando más peligraba Roosevelt en convertirse en el próximo flavour-of-the-month es cuando saca la guitarra y transforma su sonido, reconvirtiéndolo en algo más funky, que incluso se atreve a despuntar brillos del Phoenix más popero, pero donde también se pueden oír a Hot Chip y a Caribou.

Y hasta Moiré nos quedamos, que se demostró intenso desde el minuto 0, seguro detrás de los platos, con algún aire a Jon Hopkins y mucho gusto por el glitch y el ambiente. Su buen trabajo en los platos se tradujo en una obvia preocupación por la atmósfera sin dejar de lado la voluntad de hacer bailar al público, que habría de seguir la fiesta con Graham, Roosevelt DJ Set y DJ Coco y Kosmos.

FOTO: Eric Pamies / Primavera Club

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