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Por la gracia de dios. Niño y Pistola.

ALEX

Foto: Alexandre Casal.

4 de diciembre de 2013.
Sala Boite (Madrid).

 

Por la gracia de dios llevó una estrella de sheriff. Y tú te tienes que callar. Yo mando. He conseguido tal grado de integridad, ritmo y empatía que tocamos canciones de 20 minutos. Pídete algo en la barra y vuelve. Pero vuelve.

El Sr. Doyle muere. Él tiene la culpa. Merece morir. Todos lo piensan. Yo lo pienso There´s a man with a gun over there.

No sé escribir shérif. Es un problma. Pero no. No quiero hablar de ello.

La gente. El público llena la sala. Y yo.

El batería arremete con entusiasmo sobre los bombos y platos, como si no hubiese ayer. Ni mañana. Cómo si la cabeza del Sr. Doyle se reflejase en sus platos. Todos somos el jornalero. Con 12 pagas prorrateadas. Todos somos un jornalero americano de nombre Tom, sobre el que un grupo pontevedrés canta en unasala de nombre Boite en Madrid, capital(del mal) del imperio del café relaxing. Globalización.

Ellos. Ellos son Niño y Pistola llenan la sala. La llenan de propios y extraños. Todos somos Tom. Todos nos dirigimos hacia la casa del Sr. Doyle. Todos enfundamos el arma en los pantalones (Alguien dijo que lo que se lleva dentro se tiene o no).

Todos cogemos el revolver (que no pistola). Todos cuadramos el pulso, en el aire. Sosteniendo la respiración. Miramos a sus ojos, llevándonos su alma y disparamos entre ceja y ceja. Pum. babum,  Tchkov. Y otras onomatopeyas semejantes.

Globalización. Nadie se acuerda de la viuda del señor Doyle. Que tiene un plan de pensiones en Bankia.

Él esgrime una guitarra eléctrica sobre la que dibuja diversos compases en los que nadie mira más allá de su cuarta cuerda.

Vienen de ganar una guerra de bandas de radio3, en un hermoso paraje. No demos nombres que todo se sabe.

El Sr. Doyle no muere porqué sí. La trama está justificada. El desnudo natural, la melancolía y fuerza de sus canciones también.

Ellos derrochan esfuerzo y sincronía. He visto un mortal sin tirabuzón cuando nadie miraba. El terrateniente era teniente y no se esperaba la reacción de Tom. Ni de Niño y Pistola. El paso de la luz a la oscuridad, en sus palabras, es cuando Tom dispara su arma sobre el Sr, Doyle- Niño y Pistola no pasan nunca a la oscuridad.

Portan una americana comprometida. Me refiero al estilo de su músic no a la ropa. La moda lo es todo, pero recuerdo momentos beatlemaniacos e incluso de Oasis. Que nadie nadie hable con Liam sobor esto. Que nadie hable con Liam nunca más.

Los campos. Los grandes campos. Los campos de terratenientes que cada día secan su garganta. La garganta de Tom. Los campos del Sr. Doyle. Historias cantadas. Niño y Pistola merecen secar las vuestras. Las gargantas también.

Vamos a tocar la mitad de la segunda parte. Ir a pedir algo si queréis. Hijos de puta, grita alguien del público. Sin ser ellos nada de eso.

Y ellos siguen siendo Tom. Todos somos Tom. El enemigo común es el señor Boyle. Mr. Boyle para los amigos. Él señor Boyle abre la puerta en la medianoche. Moraleja niños, no abráis la puerta a extraños. La medianoche marca el fin del camino. La negritud asola tu mente y el fin de los tiempos se antoja posible. Guitarra eléctrica, guitarra acústica, voz, voz de coros y acompañante, bajo, batería y teclados. Rhodes.

Durante la Segunda Guerra Mundial (19391945) el estadounidense Harold B. Rhodes (1910-2000) fue reclutado en la aviación y en sus ratos libres enseñaba piano a sus compañeros. El médico de la base le sugirió que creara un programa de terapia musical para los soldados heridos, muchos de ellos postrados e incapaces de moverse. Pero los pianos eran pesadísimos y difíciles de transportar. Apenas terminó la guerra, la solución de Rhodes fue hacer el piano de juguete Xilette. Tenía un mecanismo interno similar a un xilófonos (con sonido parecido al metalófono), hecho con los tubos de aluminio provenientes de las alas de los bombarderos B-1.. Si alguien dice que esta parte es de wikipedia miente y mi editor podría ir a juicio con él ante esta afirmación. Nótese el cariño en mi editor.

Vaqueros, chalecos y acento de Texas, Nevada, Las Vegas. Todos aplauden. Las guitarras se afilan, no hay una nota de más de menos. El engranaje funciona. Todo suena bien no, mejor. Y me da igual que hayas nacido aquí o allí. Por la gracia de diós. De 2. Todos Aplauden. Y Yo.

No hablemos de Arthur and The Writers. Ellos también tocaron.

 

 

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