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¡PLACEBO EN VENA DR. MOLKO!

Ésta es una semana especial en Barcelona. San Juan. La noche mágica, o por lo menos eso dicen algunos. Se tiran cohetes y petardos, se queman hogueras, se piden deseos, se come coca de postre, las playas se colman de gente…de noche, incluso algunos valientes se atreven a meterse al mar, por superstición o por borrachera. Véase cada caso en particular! Y todo ello hasta la mañana siguiente.

Pero este año para algunos la fiesta empezó antes. Los seguidores de Placebo tenían una cita marcada en rojo en su agenda hacía muchísimo tiempo. A pesar de los cambios de ubicación del concierto, de Razzmatazz al anexo del Sant Jordi, para abastecer así los deseos de todos los incondicionales del grupo que no son pocos, Brian Molko y los suyos aterrizaban definitivamente el martes 22 de junio en Barcelona, en el que sería el primero de los cinco conciertos que, por el momento, van a tener lugar en nuestro país durante todo el verano.

Y Barcelona para abrir su spanish-tour no está nada mal, lo mismo se han quedado a celebrar San Juan con nosotros! Pero antes de que disfruten de las tradiciones catalanas, o no, Placebo ofreció un recital en el Sant Jordi Club que dejó con bastante buen sabor de boca a sus fans.

Los de Londres, sin espectacularidades escenográficas y enfundados en ‘trajes’ blancos y con guitarras a juego, no se hicieron de rogar y comenzaron su show con puntualidad inglesa. Comenzaron fuertes. For what its worth fue el recibimiento que nos tenían preparados a todos los allí presentes. Ni más ni menos, que una de las mejores canciones de su Battle for the sun, su último y sexto disco.

Empezamos saltando sin parar y también cantando a pulmón: ‘Cenicero, cenicero…’. Pues tras For what its worth, y dando muestra de su perfecto castellano, Molko se presentó ante sus fans y ya de paso se lució, con Ashtray Heart, canción con fragmentos en español, con la que Placebo se quiso poner al público en el bolsillo. A pesar de todo, un tema, que paso rápido y que, para ser políticamente correctos, es de una calidad modesta, en comparación con el resto de los que componen el disco. Un disco, que repasaron rigurosamente, canción a canción. Desde el enérgico Battle For The Sun, pasando por Julien o una genial Bright Lights que sabe a los éxitos de Placebo de antaño, que tampoco faltaron, pero que para gusto de una servidora y de muchos incondicionales, escasearon y se echaron de menos. Los primeros acordes de Special Needs ponían la piel de gallina y escuchar en directo Every You, Every Me, de la voz indescriptible, original e inimitable del andrógino Molko hizo dejarnos la voz en el Sant Jordi, todavía hoy debe andar por allí, y también logró hacer vibrar a todo el mundo. Pero para vibración la que se sentía a nuestros pies en el mismo momento en el que se escuchó sonar: The Bitter End. Momento álgido de la noche, momento de subidón extremo: EL MOMENTO. Éxtasis colectivo que hizo darnos cuenta de cómo de sudados estábamos todos, del calor que allí se desprendía por la energía de unos cuerpos que no dejaron de saltar durante toda la canción, que hizo volar a los que estaban de pie y levantarse de sus asientos al público, una minoría, que se encontraba sentado en la pequeña grada lateral del recinto.

Con The Bitter End pues, Placebo pretendía despedirse. Pero el público, insistente, no les dejó. Faltaban unos bises que se hicieron cortos, todo sea dicho de paso, y con el que llegaron a su Song to Say Goodbye. Un fin que dejaba a la gran mayoría con ganas de más, con ganas de sorpresas sobre el escenario, ganas de escuchar más clásicos del grupo, canciones de discos pasados y ganas de algún detalle que marcara la diferencia, que nos hiciera recordar el paso de la banda por Barcelona. Es decir, nos quedamos con las ganas de algún regalo en forma de versión de clásicos de la música, de las que los de Londres son tan aficionados y que, por otra parte, saben rehacer tan y tan bien. Pero nada de eso. Placebo llego, cantó, muy bien (el gran Molko, cuerpo, voz y alma de Placebo no falla), hizo lo correcto sobre el escenario y se marchó.

Un show correcto, de calidad, pero al que le faltó algo. Posiblemente era la puesta en marcha de un engranaje que tiene que rodar todavía y mucho por tierras españolas. Igual tienen que contagiarse de nuestra energía. No estará de más, por tanto, volver a verlos en julio. Pues Placebo veranean en España, no son tontos. Y lo hacen durante la segunda quincena del mes. Algunos privilegiados tendrán la oportunidad de verlos en Gijón, el 17 de julio, en Mallorca el 20, en Valladolid, el 22 o en Benidorm, el 24 del mismo mes, en el Low Cost Festival, encabezando cartel.

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