Pablo Und Destruktion es Julio Iglesias (sin los 5 famosos de reverb en su voz). Pablo Und Destruktion es un telepredicador. Un show-man que controla el espacio, el tempo, la forma. Era ciego y él me devolvió la vista. Era ingenuo y él me hizo ver la luz. Se podría oir en las primeras filas, arrecimos del artista contando las deidades del mismo. Deidades desde la tierra. Desde el suelo. Cantó en el Teatro Lara y mi piel se erizó. Se puede oir desde ya. Carne de gallina. Es una respuesta instintiva, dicen. Una piloerección (que se llama, que se dice, qué se yo.). “Un equipo de investigadores en Corea del Sur desarrolló un sistema de monitoreo capaz de medir la piel de gallina en tiempo real. Los ingenieros dicen que el dispositivo puede ser utilizado para estudiar las emociones de la gente” (Veáse BBC.com). Pablo Und Destruktion puede monitorear tus emociones y jugar con ellas aplicándole una tizna de carbón y visceralidad a todo.
Es el día. El de la presentación de Vigorexia Emocional. Y están todos convocados. Todos. Superdotados. Autistas. Los del club del precipicio. Los cangrejos de pata blanca. Powder pura energía. Bruce Springsteen. El Rey Pelayo. Los disidentes riendo entre dientes. Medio Moscú, quizás Limonov entero. Las señoras tomando cafetín, con Tranquimazin, sentadas juntas en un palco, cerca del cámara. A la leona que ahora araña el rojo del telón. Hay un busero charnego catalán que ha venido desde Francia para verlo. Hasta el fantasma del Lara está aquí. Véase Iker Jimenez. O hasta su majestad la reina Letizia. Subimos las escaleras que mando construir el carnicero Lara y abrimos mucho los ojos. Fuerte.
Es el día. Es el momento. Algunos están partiendo, de arriba. El patio se cierra. El patio se abre. Maravillas. Es la calle que habla. Corredera Baja de San Pablo. La calle. Hay una banda en el Teatro Lara. En el escenario. Pertrechados a sus instrumentos. Hay una tribu. Arriba y abajo. La Tribu del Trueno los llaman y por su bravura son conocidos. Del uno al otro confín.
El trueno es lo que suena. Es el sonido. Es la onda de choque causada cuando un rayo calienta instantáneamente el aire por el que se mueve entre nubes, o de ellas hasta la superficie terrestre, a más de 28.000 °C (Wikipedia sí). Lo que suena. La Tribu del Trueno o truenu son Javier Bejarano, Sara Muñiz, Dani Donkeyboy, Jose A. Rilla, Pablo Pravia y Dolfo Montes. Lo que suena lo hace muy bien. Hay muchas formas de tocar. Guitarras, bajo, teclados, batería, sintetizadores y plancha de aleación metálica. Y ellos lo hacen muy bien.
Sale un orador. Un telepredicador. Julio Iglesias. Sube un minuto y medio después de que la banda vista al fantasma del trueno. La banda le pone vestidos de niebla eléctrica densa, que se va arrastrando y adentrando por el suelo del escenario y descendiendo a los presentes (y a los ausentes). La niebla eléctrica se arrastra y se adentra dentro de ti. Como la humedad. El telepredicador ha tomado el mando y yacemos ante él. Y él declama en lo alto, en el centro del escenario, con el fantasma del Lara sonriendo desde un patio interior, por la Vigorexia Emocional, por la pornografía sentimental, por el vicio, la visceralidad, lo que huele y lo que duele. Lo puedes percibir incluso físicamente. Nadie debería de saber que esto es una comedia.
Pablo Und Destruktion expone sus argumentos: Sangrín con las inmensas, Pierde los dientes España, Limonov, Powder, Pecho para enfríar balas… ninguna tiene desperdicio, hay tiempo para recuperar las canciones del splits con Medievo como Tibio, hay tiempo para Animal con parachoques, citando a Extranjera ; y termina (y empieza) recorriendo el nuevo trabajo, el que se estrena hoy Vigorexia Emocional que estrena para todos, en un concierto “muy Bruce Springsteen”, exponiendo todo, desgarrando todo. Cabría enumerar su affaire con la reina Letizia, sus proposiciones de un baile “agarrao”. La defensa del Patio Maravillas de los musculosos. El dulce momento en el que llena un Teatro Lara entero. La vibrante actuación de Busero Español, cantando en el pasillo del patio de butacas, desgarrando su voz, arrebatado y por el suelo de roja moqueta. Y el final con la piel, la gallina, la gaita, la guitarra con arco, el coro de voces con Raisa, con Nacho Vegas, la batería, las guitarras, el sintetizador. Y todo el público de pie aplaudiendo.