Lugar: Sala [2] de Apolo, Barcelona.
Fecha: 13 de mayo de 2011.
Fotos: Jordi Teixidó
Como todos sabemos hay injusticias en este mundo, y obviamente también las hay en el ámbito musical. Es como mínimo extraño que el concierto de The Disciplines estuviera programando para la 1:45 de la mañana e incluido dentro de la sesión de disc jockeys de la [2] de la sala Apolo.
Con estos horarios era de esperar que la sala no estuviera a rebosar. Pero el público que asistió para ver a Ken Stringfellow y los suyos sabe perfectamente que el número de asistentes no afectaría para nada a la ejecución del concierto. Salieron puntuales después de los teloneros y empezaron con Virgins of Menace, canción que da título a su segundo disco. A partir de ahí, todo fue una sucesión de canciones sin descanso ni tiempo para presentaciones.
Se fueron mezclando canciones de sus dos trabajos: Yours For The Taking, Best Mistake, There’s a Law, Kill the Killjoy… el carácter continuista de dichos discos acrecentaron la contundencia de un concierto lleno de intensidad y sudor. Ken nos deleitó con su particular show, sin parar en el escenario, bajando para cantar con el público, correr todo lo largo de la sala, o subirse a la barra… y sin que la voz le titubease. Para los que ya hemos pasado la treintena, ver a este artista hacer lo que hizo con sus 42 años nos hace recordar que la edad puede ser sólo un estado mental. La banda estuvo perfecta, siguiendo el ritmo de su vocalista, sin titubear ni dejarnos un segundo de respiro.
Poco importó que el concierto apenas llegara a una hora de duración, ni que el sonido fuera mejorable, o que fueran quizás excesivas las repetidas salidas del escenario de Ken. Todo el público sabía que no iba a ver un concierto técnicamente magistral, sino un triunfo del punk-rock en su expresión más directa, rompiendo con la barrera entre el artista y la audiencia, con una actitud y un repertorio que nos invitó a saltar como nunca, con un Stringfellow carismático que nos buscaba y se dejaba buscar, mientras intentábamos que el cable del micro no se nos enredara entre las piernas.
En los tiempos que corren hay necesidad de un grupo como The Disciplines, que olvida posturas comunes y publicidades engañosas, y se nos presenta como un grupo que hace música sin nada más que sus voces e instrumentos. Salimos del concierto (o nos quedamos para disfrutar de la sesión del dj residente) con una sonrisa enorme después de que el rock se nos filtrara por todos los poros de la piel.