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Noche íntima con Stu Larsen

La noche comenzó con Almost Brothers calentando la sala. Con sus versiones de Birdy, One Republic o Imagine Dragons fueron creando buen ambiente para lo que nos esperaba después. Cuando el grupo telonero dio paso al protagonista de la noche, todo el mundo se puso en modo Stu Larsen. Parejas agarradas, fans llorando en la primera fila, no había una sola persona en esa sala que no se muriera de ganas de ver a este llamado vagabundo australiano.

Stu Larsen salió al escenario solo con su guitarra, su armónica y su gorra. Empezó con Seaforth Mackenzie que, argumentaba, iba sobre un chico que conoció en Nueva Zelanza. Sin duda una manera mágica de empezar la noche. Cocoon, Far away from here y Ferry to Dublin, todas basadas en hechos reales, siguieron a la primera. Mientras tanto, entre canciones, nos iba entreteniendo con sus historias. Su manera de interactuar con el público transmitía tanta cercanía y familiaridad que en ese momento éramos todos un grupo viendo a nuestro amigo tocar.

Stu Larsen Fotógrafa: © Laura Valcárcel

This train, The mile y sobre todo la ansiada San Francisco, canciones con las que nos contaba todo su largo viaje rodando sin un destino fijo y experimentando la misma vida, siempre agradecido de su última gira con The Passenger y de todo lo que le está pasando. Pero algo que destacó varias veces fue su añoranza por volver a casa algún día. Australia estuvo muy presente en este concierto.

El momento Some Kind of Gypsy fue un subidón, una interacción con el público donde se demostró que más vale calidad que cantidad. Todo el mundo se sabía sus canciones, si bien la sala era más bien pequeña, todos los que había dentro, que no eran pocos, hacían notar su devoción por el cantante.

Su control de la voz era exquisito, así como el manejo de la armónica que le da ese toque especial a sus canciones. Podría hacer lo que quisiera. Y si a todo eso le sumas el sentimiento que le pone en todo momento, como si fuera la primera vez que las canta, o como si fuéramos alguien muy especial y nos dedicase sus melodías llenas de sonrisas y miradas cómplices, entonces tenemos el concierto perfecto.

Stu Larsen Fotógrafa: © Laura Valcárcel

Criarse en medio de ninguna parte y estar aquí ahora, contó, esperaba ver a 15 personas y es maravilloso encontrarse a toda esta gente aquí en Barcelona. Su característica mezcla de humor y amor nos enganchó tanto que a medida que avanzaba el concierto la gente estaba más emocionada y más unida a él y sus propios amigos y parejas. Supongo que son las vibraciones que Stu Larsen se esfuerza por crear.

Thirteen Sad Farewells fue una de las más aclamadas, un disfrute total. I Will Wait No More y Skin and Bone calmaron el ambiente. Al llegar a San Francisco nos hizo creer que se iba y la gente empezó a gritar, a suplicar y a pedir otras como Music is my Mistress, la cual fue la siguiente en la lista.

Fue un concierto lleno de sentimiento, es así. Los fans, que había de todas las edades, cerraban los ojos y se dejaban llevar, como él hacía. Se nota que es una persona a la que le gusta vivir al máximo día tras día y aprovechar la vida y la juventud sin miedo a nada, ni siquiera al tiempo.

Espero que disfrute durante muchos años y, mientras, cree más obras que nos hagan disfrutar a nosotros, y cuando el tiempo pase nos los imaginemos tranquilo en su granja de Australia con su guitarra recordando los buenos tiempos.

Stu Larsen Fotógrafa: © Laura Valcárcel

 

Fotógrafa: © Laura Valcárcel

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