El final de la gira europea de presentación del segundo disco de Natalie Prass, The Future and the Past (2018), tuvo lugar este sábado en la sala Galileo Galilei de Madrid, de la mano del ciclo Momentos Alhambra Música. A medio camino entre el jazz y el indie de autor, sin teloneros (gracias) y con una sala y un público más adecuados para su concepción vanguardista del jazz, la estadounidense brilló en una actuación de poco más de hora y cuarto pero que sonó absolutamente redonda e inolvidable.
Los primeros compases de la actuación se consagraron a la presentación del nuevo álbum, con temas como The Fire o Hot For The Mountain demostrando que la voz de Natalie Prass estaba en condiciones óptimas. El tono emocional se fue incrementando con dos temas de su disco de debut, Your Fool y Bird Of Prey, cálidas y sensuales para poner la actuación completamente a tono. La que marca uno de los momentos más brillantes de su nuevo trabajo, Never Too Late, también fue uno de los más memorables del concierto, con un vertiginoso solo de bajo para incrementar las tensiones sobre el escenario y demostrar que el virtuosismo no se limitaba esa noche solamente a la voz o las composiciones de Natalie Prass.
A medio camino entre el jazz y el indie de autor
Ya con algo menos de luz sobre el escenario de la Galileo Galilei sonó otro de los temas más bellos del debut de Natalie Prass, Christy. Una joya de melancolía y emoción que, según comentó la cantautora, es una especie de homenaje, que no versión, del Jolene de Dolly Parton. Ya en penumbra, con las emociones a flor de piel y a solas con el teclado sobre el escenario, Natalie Prass interpretó Violently. El resultado fue tan bello como delicado y demostró hasta qué puntos la voz de Prass puede transmitir una cálida ternura que, si bien está presente en sus trabajos discográficos, no se puede apreciar en plenitud fuera del directo.
Siguió un tramo más centrado en la faceta de cantautora indie que jazzística de Prass, con temas como Why Don’t You Believe in Me, o Short Court Style. El tempo de la actuación ganó velocidad e incluso disfrutamos de un vibrante solo de batería que hizo las delicias del público. Los bises quedaron breves pero intensos: Natalie Prass interpretó en solitario Lost al teclado que, a pesar de la austeridad de la instrumentación sonó hasta bailable.
En resumen, Natalie Prass se marcó este sábado un concierto inmejorable, tanto por el estado de forma de todos los músicos que lo ejecutaron, la selección de temas y la sonorización de la sala. Sin necesidad de alargarse más de lo necesario, midiendo a la perfección los tiempos y los ritmos de la actuación y emocionando de manera sincera y certera en no pocos momentos. Sobresaliente.
Por Adriana Martín.
