InicioConciertos - ArchivoMulaFest Noche (Sábado 27): Yung Beef es Gandhi y SOPHIE un hombre

MulaFest Noche (Sábado 27): Yung Beef es Gandhi y SOPHIE un hombre

Se hace extraño empezar esta crónica con un instante tan climático como entrar al IFEMA, y encontrarte a unas 500 personas en el escenario principal atónitas y estáticas viendo a Steve Lean pinchando pachangueo y perreo del duro durante 10 minutos. Así hasta que a Yung Beef le da por salir al escenario pidiendo a todos los asistentes que se acercasen, “venga no os hagáis los interesantes, que total, vamos a morirnos todos”. Una multitud de estética discutible y totalmente incalificable se acercó al escenario, había casi de todo, lo más misceláneo de Madrid frente a un escenario con lo más misceláneo y “absurdo” de nuestro país. Algo tan absurdo que desde hace ya un año en Barcelona y unos meses en Madrid ha empezado a ser una realidad, la cultura nacional de la sobreinformación-vaporwave-saturada de color y rechinante.
¿Por qué darle tanta importancia a unos “fuleros” de varias partes de nuestro país que tienen media Barcelona queriéndolos muertos y a la otra media siguiéndoles como a Jesucristo? PXXR GVNG son la metáfora jocosa de nuestra nación, de nuestra sociedad, chicos sin formación con trabajos “tristes” condenados a una vida mediocre que sin embargo han sido capaces de saltarse a la torera todas las puertas que se deben traspasar en el mundo artístico gracias a su maravillosa forma de conectar con la juventud -con los menores, que como ellos mismos dijeron en el Mula, son los que les dan de comer- dirigiéndose así directamente a la industria y viviendo de su obra en menos de un año. Durante el concierto pudimos ver unas proyecciones dignas de mención con tweets atacando a la banda, vídeos virales de Youtube, fotografías absolutamente ridículas, imágenes de personajes como Belén Esteban, o frases del tipo; “Cuidado con Walt Disney” o “No toméis Drogas”. En medio de toda esta mezcla, en un momento posterior que tuvimos para hablar con Yung Beef se nos ocurrió preguntar “¿Dónde está la línea en lo que hacéis que divide lo absurdo de lo real?” A lo que contestó “No existe, hermano” algo que no parecen comprender los colaboradores del cuarteto, con una actitud mafiosa que resultaba casi incómoda encima de un escenario tan de buen rollo.
En el set no faltaron los grandes hits de la banda, entre los que están Tu Coño es Mi Droga, Como el Agua, Burgundy, Maldades, Chandal, o La Disco Resplandece. A cada tema que pasaba se les veía más desfogados y el volumen de la pista de sus voces estaba más alto, finalizando como siempre hacen, diciendo una palabra de cada estrofa, tratando de subir a las niñas al escenario y dejando frases varias como “la música es una mierda”, mensajes de amor y paz mundial, o alusiones directas al trato que reciben en Barcelona. Una delicia para los amantes de los retos y las personas abiertas, libres de prejuicios que sólo quieren flipar para bien o para mal con el rumbo que toma la cultura española.
Para enlazar con el siguiente concierto recordamos una de las últimas cosas que dijo Yung Beef. “Feliz día del orgullo” y con esta reiteración y premisa del amor libre y la descalificación del sexo salió al escenario un hombre muy femenino en sus facciones cuando le tocaba actuar a SOPHIE. Al parecer, en el Sónar esta imagen de chica flaca, alienada y saturada se presentó unos minutos sobre el escenario, pero aquí no hubo suerte, sólo tuvimos los intestinos, la parte menos vistosa, juegos de claro/oscuro en las luces hasta la epilepsia y Samuel Long totalmente metido en su mesa con un sonido industrial de pop cítrico y confuso. Se marcó un set con un olor moderno y un sabor ácido, rompecuellos e impredecible, una hora entera que si coge forma de álbum puede ser muy relevante para el desarrollo de un estilo como el de PC Music, que necesita de una bandera palpable, y que al parecer en Madrid tiene muchos fans totales que gritaban “Lemonade le, le lemonade” como si cantasen a cualquier diva del pop.
Para variar un poco, un buen transeúnte del festival se mueve de escenario, y eso fue lo que un servidor hizo, aguantando en la playa la a partes iguales machacona y decepcionante sesión de Alex Calabria, que se coronó pidiendo la quema con una de esas frases “Arriba esas manos Madriiiid” en mitad de un insostenible remix (aquí en CrazyMinds somos de los que no nos gusta que los djs bajen el master para gritar cosas que se les ocurren, aunque sólo estén pinchando).
Por si esto fuera poco- y para provocar la sensación posterior- en nuestra huida de vuelta al escenario Desperados nos encontramos con Is Tropical, con un set correcto pero más plano que una mesa -además de ser especialmente largo- en el que destacó su macrohit Dancing Anymore y las voces de los londinenses que parecían más afectadas por algún tipo de sustancia que por la inexplicable afluencia devota al escenario. Como ya he dicho, no todo son rosas, y tras ellos apareció Mount Kimbie, para darnos el mejor Dj Set del festival, con una amalgama de recursos estratosférica, referencias pop, asiáticas, africanas, electrónicas, rave, y de todo tipo, enlazándose una tras otra en una sesión inacabable que comenzó a sentirse especial a los 10 minutos, con un rework de My Girls de Animal Collective que metió de lleno al público en el viaje onírico y casi espiritual que nos venía desde Inglaterra, una vez más.
Pero por si esto no era suficiente llegó –sorprendentemente tarde-  el señor Hudson Mohawke, acompañado de dos personas en directo, para deleitarnos con sus instrumentales vanguardistas que son tan pegadizas como efectivas, y que se salen totalmente una y otra vez del molde clásico de construcción por sampleos, con una musicalidad pasmosa. Si a esto le añadimos que la segunda y la tercera canción del set fueron Goooo y Ryderz seguidas poco más hay que decir, un público ligeramente desatendido en esos interludios un poco innecesarios, pero que en los momentos tensos y climáticos estaba totalmente entregado. Y como hay eventos o conciertos que a uno le dejan mella, el batería no lo pudo entender y representar mejor, respondiendo de igual forma al público, regalando sus baquetas con una fuerza y una euforia tales que le abrió la cabeza a un servidor. No me llevé el instrumento, pero seguro que sí un recuerdo permanente.
Una nueva edición del Mulafest que acaba, y que sigue teniendo sus irregularidades tratando de aunar muchos tipos de público distinto en el mismo evento, principalmente porque si no, no debe conseguir suficiente afluencia, en una capital que a ratos despierta, pero a la que le queda mucho por hacer.
«Al final todos morimos y te puedes morir llorando, o te puedes morir llorando». Yung Beef

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