FECHA: Sábado 18 de febrero
LUGAR: La Caja Blanca (Málaga).
Segunda cita del Primavera Wild Weekend: Miss Caffeina y El País Musicano.
Los malagueños El País Musicano, jugando en casa, como se suele decir, caldearon el ambiente y, poco después, los chicos de Miss Caffeina salieron al escenario de gala, antifaz negro incluido, y derrochando energía. Los fans los esperaban ansiosos desde que el pasado invierno se cayeran del cartel del Wild Winter. Dispuestos a presentar su último trabajo, Imposibilidad del fenómeno, prácticamente no se dejaron ningún tema en el tintero.
El pequeño avance que pudimos ver en FNAC ya auguraba un gran concierto y Alberto y Sergio, voz y guitarra respectivamente, se dieron cuenta: «Creo que el FNAC de Málaga supera al de Barcelona», decían. No cabía un alfiler. Horas más tarde, ya en La Caja Blanca, la banda no defraudó y, minutos antes de lo previsto, una especie de sirena anunciaba un gran espectáculo.
Capitán, Mecánica espiral, Lisboa, N=1, Ley de imposibilidad del fenómeno, N=3, 3000, Mi rutina preferida, La guerra… El repertorio tenía encandilado al público que coreaba las canciones una tras otra, llegando incluso al karaoke. A lo largo de la noche, Málaga demostró también su arte dando palmas: «Lo hacéis muy bien, pero vamos a marcarlo primero, que nosotros no somos andaluces y nos perdemos». Pero sí que hay un andaluz en las filas de Miss Caffeina: Álvaro, guitarra, quien se llevó un merecido aplauso por parte de sus paisanos.
La entrega fue mutua y el grupo quedó encantado con semejante recibimiento: «Supersubmarina nos dijeron que erais geniales y tenían razón», decía Sergio. La fiesta se encontraba en todo lo alto y empezábamos a temer la llegada de la pausa que nos anunciaba que el fin del concierto estaba cerca. Y efectivamente: tras Otoño y Mariposas llegó el descanso.
Pero el espectáculo no había terminado aún. Estaba por llegar uno de los momentos más íntimos de la noche: Perfecto, sólo con guitarra y voz, silenció a toda la sala que a punto estuvo de arrancarse a aplaudir antes de que terminara el tema. Parecía que la cosa se había quedado muy relajada, pero nada más lejos de la realidad. Cabaret llevó al público a la euforia y a Alberto a bajar del escenario para acercarse a sus fans. Llovieron los flashes, los aplausos y, al grito de «¡Caffeina, Caffeina!», despedimos a un grupo que ha hecho saltar a La Caja Blanca como pocos.