InicioConciertos - ArchivoMiguel Iglesias en Moby Dick Club: ¡Hola, rocanrol!

Miguel Iglesias en Moby Dick Club: ¡Hola, rocanrol!

Le dije a un amigo que si quería acompañarme al concierto de Miguel Iglesias y los Carnales. Él, cómo no, me hizo la pregunta del millón: «¿de qué rollo es?». Yo sólo supe contestar que se escuchara el disco para entenderlo, para comprender que lo que hace Miguel Iglesias no es ningún estilo y todos a la vez, lo suficiente para que te atrape, sin dar cabida a excusas.

Así que, por si os lo estabais preguntando todavía, mi amigo vino. Sin excusas.

La primera vez que vi a Miguel Iglesias todavía se presentaba como Mike Churches en los sitios. Estaba cantando en un bar de La Latina a las dos de la madrugada, canciones que iban desde Princesas de Pereza hasta Californication de Red Hot Chili Peppers, pasando por todas las peticiones que le hicieran sus amigos de las sillas de alrededor y pasando de las quejas de los vecinos del patio interior al que daba la parte trasera del bar, que tuvo que cerrar y echarnos a todos.

Esta vez el concierto de la Moby Dick no era una actuación improvisada, era la presentación de su disco debut que lleva por nombre el suyo propio y el de la banda que le acompaña. Ellos son Álvaro Fernández, guitarrista de Playa Cuberris; Álex Riquelme, batería para artistas como Carmen Boza o Virginia Maestro y Javi Delgado de The Details, algunos de los mejores músicos del circuito independiente de Madrid.

Este primer álbum desdibuja las líneas entre géneros para crear un espacio grande en el que caben rock, blues, jazz e influencias latinas. Un rocanrol sin dobles eles, sin kas y sin anglicismos, pero con inspiraciones evidentes en la cultura popular española más canalla. Versos que a cualquiera le saben como a uno mismo y sonidos que a todos nos saben a casa.

Por eso el directo suena al lugar donde tenías que estar esa noche, con una fiesta en el escenario de armonía granuja en el instrumental y con la actitud de un Iglesias al que se le notan los años de saber tocar e interpretar –que no siempre significan lo mismo– tanto sobre el escenario como fuera de él, haciendo de la cita una reunión de colegas.

Dos colegas –pero de verdad– que subieron los peldaños de la Moby Dick y se pusieron detrás del micrófono fueron Rubén Pozo, para el que Miguel Iglesias es guitarrista en sus giras, y Chivi, al que si no le pones cara seguro que le pones banda sonora cuando escuches esto, que además fue el tema que cantaron juntos en acústico y rozando el concepto balada –si es que El abuelo es gay pudiera alguna vez ser exactamente eso– en el penúltimo bis del concierto. Con Pozo se marcaron una colaboración de Maravillas, uno de los temas más coquetos del trabajo.

Miguel Iglesias y los Carnales nos dejaron la sensación de haber visto algo muy grande en un espacio muy pequeño, como un secreto escondido que bebe de las calles de Madrid y que se bebe en los bares de la ciudad: un círculo que se cierra cerveza en mano cuando escuchas el directo y te sientes un carnal más.

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