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Midi-crooners, el bigote, el bacalao y el freak. RedBull Weekender Madrid

Jueves. Día 3 de octubre de 2013. Teatro Kapital. El RedBull Madrid Weekender de Crooners Dislocados, para comenzar.

Entiéndase:

Dislocado (*): 1.-Sacar una cosa de su lugar, especialmente un hueso o una articulación: “le dislocó la mandíbula de un puñetazo”. 2.-Cambiar o alterar un hecho o el sentido de una palabra o una expresión: “estás dislocando los hechos, así nadie te creerá”.

Creemos que la acepción correcta en este caso es la segunda. Y hasta aquí nuestra labor pedagógica de hoy. Adiós. Buenos días. Buenas tardes.

La cita en Teatro Kapital unía a una convención de rara avis, una reunión de Midi-Crooners, una completa luxación electrónica en la que se unían el bacalao mediterráneo, el «fresh beat» histriónico y el rey del techno sirio.

Empezó la noche el gran Joe Crepúsculo con su fábrica de baile produciendo y reproduciendo los grandes clásicos instantáneos que posee. Con Sergio (Svper antes Pegasvs) a los mandos de las cajas de ritmos, secuenciadores, segundas voces, etc. Su «Baile de Magos» calentó el ambiente y provocó los primeros bailes.

James Pants, saco a relucir su «fresh beat», con sus estereotipias basadas en movimientos compulsivos hacia su pelo, elevándose sobre las puntas de sus zapatos para clamar y declamar con un punto pasado de «echoes» haciendo certera la frase con la que lo han definido «un blanco haciendo música de negros». Una actuación hiperactivo, al mando de pads de batería, platos y mesa, el multiinstrumentista y productor, mostró su lado más freak. Hubo canciones paradas a medias. Pero daba un poco igual, todos bailaban. http://open.spotify.com/artist/4EtL7r3oJtiNsgpgbvlHcO

Se esperaba a Omar Souleyman entre el público que acabó por llenar el Kapital para ver salir al rey. El jodido rey del Techno Sirio, no acepta preguntas sobre su país. Pero todos queremos verlo. El escenario se llena de un gran workstation korg y humo, humo y unos primeros versos árabes y kurdos se percibían, sin dejar a verse. El omnipresente bigote y las gafas de sol, ambos tintados en negro se magnificaban. La gente se apelotonaba y bailaba dabke en la intimidad, con todo el mundo. Sonidos pregrabados. Percusiones pregrabadas. Pero el techno sirio de Omar Souleyman embauca y seduce sin igual. Tiene un solo baile. Un solo y gran bigote. Da la mano al público y agradece lanzando besos. No mueve un solo músculo de la cara. Pero funciona. El carisma del rey del Techno Sirio es suficiente para enganchar y narcotizar el pudor de las masas. Sus canciones tradicionales revisitadas y alimentadas con una carga de sintetizador son la respuesta.  Falta hacernos la pregunta. Pero que más da. Baila dabke.

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